Tomas Maier: “Mi ropa es para individualistas que no necesitan un logo”
Es un diseñador que personifica lo que él mismo define como “lujo privado”. Su nueva línea masculina rezuma sofisticación sin obviedades. Acaba de estrenar tienda en Nueva York. Un enclave que refleja el espíritu del director creativo de Bottega Veneta.
Mirar la ciudad es algo muy inspirador para mí. El uso del color, de los materiales, las superficies, el horizonte que trazan los edificios. Hay construcciones de todos los periodos y la mayoría de los grandes arquitectos han dejado su huella aquí. Mi oficina está en el Midtown y estoy rodeado de obras increíbles. Está el IBM, de Edward Larrabee; el Lever House, de Skidmore, Owings y Merrill, y el Seagram, de Mies van der Rohe”. El alemán Tomas Maier, director creativo de Bottega Veneta desde hace 17 años, no puede esconder su entusiasmo por la arquitectura, su gran pasión, cuando habla de Nueva York, la ciudad en la que la firma italiana —famosa por su exquisito trabajo de la piel— inauguró su nueva boutique el pasado febrero.
Tres viviendas adosadas del siglo XIX en la avenida Madison del Upper East Side han sido transformadas, tras cinco años de reformas, en una impresionante tienda de 1.400 metros cuadrados con cuatro plantas.
“Es como una casa a la que llegar. También mi regalo a nuestra clientela de la Costa Este de Estados Unidos. Estamos en un momento bastante especial para la compañía, porque Bottega Veneta abrió su primera tienda en el extranjero en 1972 en Nueva York, justo aquí en Madison. Era una boutique pequeña, muy bonita. Fue pionera en la época, porque no había otras empresas italianas que trabajaran la piel en la ciudad”, explica el creador, de 61 años.
Ahora, casi medio siglo después, la marca reafirma su relación con el mercado estadounidense. “Nueva York es una de las pocas ciudades que hablan al resto del mundo. Por esta razón, pensamos que es una inversión importante y toda una declaración de intenciones en lo que a tamaño y visibilidad se refiere”, argumenta el presidente ejecutivo de la marca, Claus-Dietrich Lahrs.
“Estuvimos detrás de este edificio mucho tiempo. La idea de tener una casa propia era algo que me atraía mucho”, explica Maier. El interiorismo es obra del diseñador. Se trata de un espacio íntimo, de atmósfera casi sepulcral, que bebe de la estética de Nueva York, pero que deja fuera todo el ruido y la intensidad que caracterizan a la ciudad.
“Quería ofrecer la idea de cómo sería vivir en el mundo de Bottega Veneta. Para mí, este mundo, mi mundo, son siempre los libros, el arte. Es así como vivo”, explicaba Maier. Se refiere concretamente al último piso de la tienda, en el que junto a las colecciones de hogar y muebles cuelgan de las paredes obras de arte de pintores italianos como Mimmo Rotella, Mario Schifano, Ettore Spalletti o Lucio Fontana. “Son trabajos de los setenta y ochenta, una etapa muy experimental e innovadora, pero que no es tan conocida en Estados Unidos. Quiero ofrecer a nuestros clientes algo que descubrir”.
Sobre las estanterías reposan tomos de arte, fotografía y moda. Maier ha desarrollado este espacio en colaboración con la galería europea Robilant + Voena, con los que ya había trabajado anteriormente en el Salone del Mobile de Milán, la cita dedicada a mobiliario e interiorismo más influyente del mundo. “La tienda es muy cosmopolita y refleja la ciudad de Nueva York, pero todo lo que hay en ella está hecho en Italia”.
“La tienda de Nueva York es muy cosmopolita y refleja el espíritu de la ciudad, pero todo lo que hay en ella está hecho en Italia”
Con este espacio, Maier lleva a su máxima expresión el concepto de tienda que inauguró en 2013 en Milán, y que busca reivindicar la experiencia de la compra física ahora que se impone la online. “La idea es proporcionar a nuestra clientela una experiencia exclusiva en un entorno íntimo y altamente personalizado, en el que pueda tener acceso a nuestra gama completa de productos”, explica Tomas Maier. “Somos conscientes de que actualmente ya nadie necesita ir a las tiendas físicas. Pero estas boutiques requieren ser vividas en la vida real”.
Con motivo de la apertura, la firma presentó de forma excepcional su próxima colección otoño-invierno de 2018 en Nueva York con una imponente puesta en escena.
En una pasarela que recreaba el interior de un lujoso y amplio apartamento con toques retro, Maier homenajeó a los espíritus libres de esta ciudad. Y lo hizo con una propuesta ecléctica. El carácter indomable de la urbe se reflejó en un rico juego de colores y texturas, que combinaba sin complejos el estampado animal con tejidos a cuadros.
El cubo, “esa pieza inicial con la que fundas algo y vas hacia arriba”, se convierte en un elemento de cohesión, que cobra un protagonismo especial en pantalones, abrigos y chaquetas, con un excéntrico y sofisticado estampado de cuadros de arlequín. Los delicados pijamas con motivos florales y los cómodos mocasines de ante invitan a huir de la intensidad de Nueva York: “La ciudad es excesiva, una locura. Pero siempre hay ese momento en el que necesitas recluirte, así que después de todo el frenesí, llegas a casa, cierras tu puerta y dejas las prisas fuera. Todo esto está en esta colección”, explica Maier.
Para este hombre que vive con un pie en la urbe y otro en el oasis de su hogar, Maier introduce el nuevo bolso The Mi-NY. Para llevar al hombro, es un objeto multifuncional pensado para viajes cortos.
“Nuestro cliente tiene la capacidad para reconocer y apreciar ese algo especial que no necesita ser proclamado a gritos”
Con una paleta viva y audaz, el rojo teja, el amarillo mostaza y el púrpura ponen la nota de color en conjuntos donde los tejidos peludos, con relieves, satinados y plastificados piden ser acariciados: “Tienes que acercarte al producto para descubrirlo y apreciarlo”.
La atención a los detalles y la necesidad de decir mucho sin hacer ruido son unas de las características esenciales de esta marca italiana de lujo fundada en 1966. Conocida por su famoso trenzado de cuero, intrecciato, tanto la tienda como la nueva colección exigen tiempo para que el observador saboree todo el esfuerzo invertido en su desarrollo.
“Lo que me gusta de dirigir Bottega Veneta es que nunca parece lo mismo. Cada temporada nos esforzamos en crear productos más nuevos y bellos. Nunca lo ponemos fácil. Incluso en las cosas más pequeñas hay tanto trabajo que solo puedes darte cuenta de ello si sabes cómo apreciarlo. Queremos ofrecer al cliente algo que sea realmente especial y valga la pena”, sentencia Maier, que reivindica la actualidad del eslogan que la firma lanzó en los años setenta: “Cuando tus iniciales son suficientes”. “Significa que esta es ropa para individualistas, para personas que no necesitan un logotipo. La nuestra es siempre una proposición, porque es la persona quien le da carácter al objeto. Son piezas que cuentan con algo especial que no necesita ser proclamado a gritos. El cliente al que estamos hablando dispone de cierta sofisticación y tiene la mirada para reconocerlo y apreciarlo”.
Es eso que Maier define como lujo privado: “Algo que de hecho también se refleja en mí, porque no me gusta lo obvio ni lo ostentoso”.
Atento al cambio y a los tiempos que corren, el alemán apunta que la idea de lujo está evolucionando gracias a las exigencias de una nueva generación: “Hoy tiene que ver con lo que ocurre con el producto, cómo se ha hecho, de dónde viene el material, en qué condiciones se ha fabricado, la sostenibilidad y los asuntos sociales. Todo eso es muy importante y es lo que se espera de ti”.
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