Andrey Andreev, el gran negocio del amor
Este emprendedor ruso dirige Badoo, la red social de citas con más usuarios del mundo: es el punto de encuentro de 370 millones de personas. Presume de haber revolucionado la forma de relacionarse de toda una generación.
ANDREY ANDREEV, nacido Andrey Ogandzhanyants en Moscú hace 44 años —adoptó el apellido materno porque era más fácil de pronunciar—, fundó Badoo en España en 2006. Sus padres vivían en Valencia y, durante varios años, él tuvo un pie en el Mediterráneo y otro en la capital rusa. “Mi idea original era crear una red social para estar en contacto con los amigos, pero cuando comprendí el alcance de Facebook decidí apostar por otro enfoque”, recuerda. No terminó la universidad, pero siempre tuvo un don para la electrónica y una actitud emprendedora: a los 10 años ya se había fabricado su propio aparato de radio y en la veintena puso en marcha tres start-ups: SpyLog, un rastreador web; Begun, un precursor de lo que hoy es Google AdWords, y Mamba, su primera incursión en el dating, las citas, centrada en el mercado ruso. “Cada dos años vendía y pasaba a la siguiente idea”, resume.
A los 30, antes de fundar la red social de contactos Badoo, ya era rico. Varios medios han publicado que su fortuna asciende a 790 millones de euros, pero él ni confirma ni desmiente. “Me resulta divertido. Me pregunto cómo habrán hecho los cálculos”. Tiene pareja desde hace seis años (aunque no la conoció a través de Badoo) y su ostentoso estilo de vida se corresponde con sus ingresos. Con una notable excepción: la ropa. Desde hace más de 15 años, y por motivos puramente funcionales, siempre va vestido con una camiseta blanca de Jil Sander y vaqueros negros: “Es como un uniforme. Dedico un minuto diario a pensar qué ponerme. Con todo el tiempo que me he ahorrado me habría dado tiempo a crear una app”.
“No se trata de ejercer de casamenteros, sino de proporcionar una plataforma para conocer a gente fuera de tu círculo”
Badoo suma 370 millones de usuarios globales y está disponible en más de 190 países y 48 idiomas, incluidos el catalán o el gallego. Cada día 300.000 personas se dan de alta en esta red accesible vía web y móvil. En España, la cifra asciende a 30.000. Pero pese a lo apabullante de esos números —proporcionados por la propia empresa—, Badoo es menos conocida que rivales directos como Tinder, y la razón hay que buscarla en los recelos de su fundador hacia las bondades del marketing. “Si tienes un gran producto, el negocio funciona sin necesidad de generar mucho ruido a su alrededor”, razona desde el cuartel general de la compañía, en el corazón del Soho londinense. Este huidizo CEO tiene fama de enigmático: apenas concede entrevistas. “Pero no hay ningún misterio. Sencillamente no soy una de esas personas a las que les gusta estar en las portadas todo el tiempo. Estoy centrado en hacer crecer el negocio”. Aún le entran sudores fríos al recordar una ocasión en 2011 en la que se dejó convencer para ser entrevistado en la conferencia de tecnología LeWeb. “Antes de salir al escenario, Eric Schmidt, de Google, vio que estaba muy nervioso y se pasó un buen rato dándome consejos. Me dijo que me concentrara en mi interlocutor y no mirara al público”. Pero, por supuesto, él acabó mirando: “Vi un millón de flashes y me quedé paralizado. Me prometí que no volvería a hablar con medios nunca más”.
Si se salta hoy su propia máxima es para hablar de las novedades de Badoo. La aplicación móvil cuenta con las características habituales de este tipo de servicios —de la localización por GPS al llamado swipe, o acto de deslizar a derecha o izquierda un perfil en función de si le interesa o no el usuario–, pero Andreev se atribuye un papel pionero: “Nos hemos adelantado al resto del planeta en multitud de cosas: herramientas de seguridad, verificación de fotos, videollamadas…”. Entre las innovaciones más recientes destaca Clones, un sistema de reconocimiento facial que detecta personas que se parecen a famosos. Hace la prueba introduciendo el nombre de Enrique Iglesias, y en la pantalla de su teléfono aparece un rosario de rostros que recuerdan en mayor o menor medida al cantante. “Tenemos 16.000 celebrities en la base de datos y la respuesta ha sido una locura”, asegura. También acaban de lanzar Amigos de Amigos para conectar individuos con contactos en común, y tienen en fase de pruebas Badoo on the Flight, para conocer gente durante un vuelo. “No se trata de hacer de casamenteros, sino de proporcionar una plataforma para que la gente pueda mirar fuera de la burbuja de su círculo de amigos. Si dos usuarios chatean durante cinco horas de vuelo, ¿quiere decir que se van a casar? No. ¿Buscan sexo? Tampoco. Se trata de matar el tiempo. Es como ir a un bar”.
La compañía da beneficios desde hace años, aunque Andreev no revela a cuánto ascienden, ni el valor actual de la empresa: “Nadie lo sabe realmente hasta que no salgamos a Bolsa o nos hagan una oferta de compra”. Sus planes de futuro se resumen en un solo verbo: “Crecer, crecer y crecer. Quiero convertir Badoo en un monstruo gigantesco”.
Andreev es el principal inversor
de Bumble, la ‘app’ para ligar donde solo las mujeres pueden dar el primer paso
Su filosofía de liderazgo es tan práctica como su sempiterno atuendo en blanco y negro: “Alguien me dijo hace mucho tiempo que el mejor jefe es el que no tiene nada que hacer porque ha contratado a gente que lo hace todo por él. Es muy importante emplear a personas que son mejores que tú porque con el mejor equipo haces el mejor producto. Y para atraerlos es fundamental la motivación”. Con oficinas en Londres —donde está supervisando las obras de la que será su nueva sede, un espacio de 4.000 metros cuadrados al que se mudarán a finales de año—, Moscú y Malta, también están presentes en Austin (Texas), donde tiene su cuartel general Bumble, otra app para ligar muy popular en el mercado anglosajón que lanzó en 2014 junto a Whitney Wolfe, exejecutiva y fundadora de Tinder que acabó denunciando a la compañía de dating por acoso sexual y discriminación. “En 2014 llamé a Whitney y le propuse que viniera a Londres para hablar sobre la posibilidad de hacer algo juntos”, explica Andreev. “Me aseguró que nunca volvería a trabajar en el sector de los contactos porque lo había pasado muy mal, pero después de un par de días, le dije: ‘¿Por qué no combinamos nuestras experiencias para hacer algo nuevo?”. Y así nació Bumble, que tiene la particularidad de que son las mujeres quienes dan el primer paso. “A la hora de buscar un reclamo diferenciador para el nuevo producto, y debido a la situación que Whitney atravesaba en ese momento, pensamos mucho en el concepto de la mujer al mando, y la idea llegó de forma natural”, precisa.
Badoo ha sido elegida por el portal de empleo Glassdoor, donde los trabajadores escriben reseñas sobre sus empleadores, como una de las 20 mejores empresas en las que trabajar en Reino Unido, y los complementos que ofrece a sus más de 500 empleados van desde lo habitual —seguro médico o ayudas a la formación— hasta lo extravagante —almuerzos a base de ostras, viajes en yates de lujo, partidos de fútbol con David Beckham como anfitrión…—. Y fiestas, muchas fiestas. “Todos los meses organizamos una muy loca”, admite. Y sonríe recordando la última, que tuvo lugar precisamente la noche anterior a esta entrevista. “Pero lo importante no son estos extras, sino que entiendan que están cambiando la vida de millones de personas”.
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