Los insecticidas neonicotinoides son un riesgo para las abejas, según la EFSA
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria alerta de la amenaza tras analizar 1.500 estudios científicos
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha confirmado hoy que tres polémicos insecticidas neonicotinoides —imidacloprid y clotianidina, fabricados por Bayer, y tiametoxam, de Syngenta— “en general” representan “un riesgo para las abejas silvestres [abejorro común y abeja solitaria] y las abejas melíferas”. Estos pesticidas, de uso frecuente en todo el mundo en cultivos de maíz, girasol, colza y algodón, están sometidos a restricciones en la UE desde 2013, en aplicación del principio de precaución.
Tras analizar 1.500 estudios científicos, la EFSA subraya que el riesgo es “en general”. Los resultados “varían en función de factores como la especie de abeja, el uso previsto para el plaguicida y las diferentes rutas de exposición (a través de residuos en polen y néctar, por la dispersión del polvo durante la siembra de semillas tratadas o a través del consumo de agua)”, según especifica la agencia europea, que admite riesgos bajos para algunos usos. “Sin embargo, tomadas en conjunto, las conclusiones confirman que los neonicotinoides representan un riesgo para las abejas”, zanja.
La EFSA subraya que es un organismo dedicado a la evaluación científica de riesgos y que no toma decisiones respecto a la autorización de productos regulados, incluyendo los pesticidas. Son los estados miembros y la Comisión Europea los que tendrán que tomar una decisión tras el dictamen de la EFSA.
Estos pesticidas son de uso frecuente en todo el mundo en cultivos de maíz, girasol, colza y algodón
La función polinizadora de las abejas es esencial en cultivos como la alfalfa, las almendras, los pepinos y las fresas. En los últimos años, multitud de estudios científicos han alertado del declive de las abejas, golpeadas por diferentes amenazas, además del uso abusivo de algunos pesticidas: la desaparición de su hábitat, una avispa asiática invasora que destruye las colmenas, el parásito Nosepa apis que colapsa su aparato digestivo, el ácaro Varroa que ingiere sus líquidos internos, el calentamiento global. Los expertos de la EFSA reconocieron en junio en una cumbre en Bruselas que se desconoce qué está pasando realmente con las abejas. Hay que recoger muchos más datos.
También en junio se conocieron los resultados del experimento en el campo más ambicioso hasta la fecha, financiado por los propios fabricantes de los pesticidas, Bayer y Syngenta. Investigadores del Centro para la Ecología y la Hidrología de Reino Unido estudiaron 2.000 hectáreas de cultivos de colza cuyas semillas fueron tratadas con los insecticidas tiametoxam y clotianidina, en Alemania, Hungría y Reino Unido. En Hungría, el número de colonias de abejas descendió un 24% durante el invierno. En Reino Unido, hasta un 79%, aunque en zonas sin neonicotinoides la caída fue de un 58%.
En Alemania, sin embargo, no se detectaron efectos negativos e incluso “la vitalidad de las colonias de abejas melíferas aumentó cuando las abejas pecorearon en colza tratada”, según destacó Bayer en un comunicado. Tanto Bayer como Syngenta criticaron las conclusiones del estudio que ellas mismas habían financiado.
El principal autor de aquel trabajo, el entomólogo Ben Alex Woodcock, subrayó las ventajas de estos pesticidas, pese a sus inconvenientes. “Se dirigen a insectos que dañan la planta y se pueden aplicar en semillas en muy bajas dosis, pero protegen a toda la planta y reducen la necesidad de insecticidas de amplio espectro pulverizados”, explicó. Las autoridades tienen ahora que evaluar estos riesgos y compararlos con los de las alternativas.
La Asociación Europea de Protección de Cultivos, que representa a la industria, ha dicho esta mañana por boca de su portavoz, Anna Gatt Seretny, que "no hay pruebas que demuestren que las restricciones a los neonicotinoides hayan tenido un impacto positivo en las poblaciones de abejas en Europa". Según esta organización, si finalmente se prohíben los neonicotinoides, "la UE se convertirá rápidamente en un importador neto de maíz, trigo y de otros cultivos básicos". La ONG ecologista Greenpeace ha pedido al Gobierno español que respalde la propuesta de prohibición de los tres insecticidas neonicotinoides que se votará en Bruselas el próximo 22 de marzo.
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