Pelea de la derecha en el fango
La bronca del PP y Ciudadanos se dirime cada vez más en el cenagal
El frente de batalla cada vez más descarnado en la frontera de PP/Ciudadanos, socios del pacto de gobernabilidad que sostiene la legislatura en curso, ofrece una paradoja: Ciudadanos, cuanto más se erige en azote de la corrupción del PP, más se erige en cómplice de la corrupción porque ellos invistieron al PP; y el PP, cuanto más juega a demostrar que la corrupción afecta a todos, y en particular a Ciudadanos, más nutrirá el imaginario del gobierno corrupto apoyado en socios corruptos. Con un poco de suerte, los partidos de la mayoría actual, y de la mayoría futura según las encuestas, lograrán aparecer ante la ciudadanía como campeones de la indecencia. Brillante.
La bronca del PP y Ciudadanos se dirime cada vez más en el cenagal; algo parecido a esa modalidad de pelea en el barro inventada en Nueva Inglaterra como Indian Dirty Wrestling, y que en el formato de pelea de mujeres embarradas ya sólo perdura en algunas empresas de despedidas de solteros. En esa clase de lucha solo hay algo seguro: gane quien gane, los dos contendientes saldrán enfangados hasta las cejas. Este choque de ayer:
–Partido Popular: “Hola, Albert Rivera, ¿Podrías confirmar a los españoles si has pagado, y cuánto, por ser candidato de Ciudadanos?
–Ciudadanos: “Hola PP. En Ciudadanos hacemos primarias, sí, eso de poner urnas para que los militantes decidan. Ah, a vuestro tesorero suizo se le escapó que un tal ‘M.Rajoy’ cobraba mordidas en cajas de puros. ¿Es cierto? Saludos a vuestros 900 imputados por corrupción”.
El espectáculo promete. Aunque Ciudadanos haya dado orden de evitar el cuerpo a cuerpo, parecen abocados a la ley del fango: de ahí siempre se sale emporcado. Por eso el PP hizo desfilar en la pasarela de investigación a cuatro exnaranjitos para que exprimieran mucha naranja amarga (su particular Madrid Corruption Week) aireando como megaescándalos algunas pequeñeces contables del Tribunal de Cuentas y la historia de los puestos subastados. En fin, está por ver la eficacia ahí de un partido investigado como “organización criminal” que arrastra escándalos y cientos de imputados incluyendo a todos sus tesoreros, pero esa es la apuesta. Rajoy parafrasea a Groucho sin madera: “¡Traed fango, traed fango… es la guerra!”.
Hasta ahora Ciudadanos ha salido bastante airoso de la estrategia del PP, tal vez porque éstos están demasiado hundidos en el fango, como gaviotos en chapapote, para una buena pelea. Rivera de momento parece mantenerse au-dessus de la mêlée, sobre el lodazal, aferrándose a mensajes sólidos para su clientela; y lo tiene aún más fácil si la izquierda sigue ensimismada y el PNV se suma descalificándolo de talibán berlusconizado. Las pataletas chuscas de los nacionalistas le suman. Y eso, o lo de Martínez-Maillo asociando a Rivera con Bildu, sólo demuestra que están nerviosos y realmente asustados por Ciudadanos. De ahí que el PP replique que “se puede gobernar 150 años con los Presupuestos prorrogados”. Claro que en el PP parecen olvidar que para gobernar 150 años, hay que ganar 37 elecciones seguidas… y su problema, cada vez mayor, es resistir las próximas.
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