Jude Kelly, la voz de las mujeres creativas: “Creedme, no hemos logrado la igualdad”

CUANDO TENÍA 15 años, Jude Kelly (Liverpool, 1954) se metió en problemas con la ley: “Empecé a robar en tiendas porque quería llevar ropa fantástica, y acabé en libertad vigilada”. Tal vez esta entrevista no se hubiera celebrado si no llega a intervenir el jefe de estudios de su instituto —que también había sido profesor de John Lennon—. “Me dijo que tenía que hacer algo positivo con mi creatividad y me propuso que me hiciera cargo del hall del colegio durante la hora de la comida y montara un grupo de teatro”. Casi 50 años después, aún recuerda ese momento como un punto de inflexión.

Kelly, una de las directoras escénicas más solicitadas, ha dirigido más de un centenar de producciones de teatro y ópera. Desarrolló la estrategia cultural de los Juegos Olímpicos de Londres, tiene 17 doctorados honorarios y es comendadora de la Orden del Imperio Británico. Desde 2006 es la directora artística de Southbank Centre, la institución cultural más grande de Reino Unido: recibe más de 26 millones de visitantes al año. “Mi misión ha sido hacer comprender que la cultura es un derecho fundamental, y que todo el mundo está legitimado para crear arte y disfrutar de él”, afirma.

Tras 12 años, Kelly abandonará este cargo en mayo para concentrarse en su otra gran misión: el festival WOW - Women of the World. En 2010 fundó este evento dedicado a celebrar los logros de las mujeres a lo largo de la historia y a subrayar los obstáculos que siguen impidiendo la igualdad de género. Ni ella misma imaginaba entonces que WOW se convertiría en un movimiento global que ha recalado en 23 países —“en España aún no he mantenido ninguna conversación formal, pero me gustaría”, señala—, y ha subido al estrado a cientos de mujeres, desde la activista paquistaní Malala Yousafzai o la directora del FMI Christine ­Lagarde hasta multitud de voces anónimas. “Quiero que la voz creativa de la mujer gane más confianza y centralidad. La diferencia no está en el talento, sino en las oportunidades, y eso debe cambiar”.

La próxima edición, que se celebrará del 7 al 11 de marzo en Londres, se encontrará con el feminismo en el centro de la conversación. “Cuando empecé WOW, muchas mujeres jóvenes me decían que no eran feministas, que esa era una historia del pasado. Y yo reponía: ‘Creedme, no hemos logrado la igualdad. Sigue habiendo discriminación salarial y muchas cosas que resolver. Y en cualquier caso, aunque pienses que nosotras estamos bien, ¿qué pasa con las mujeres de Pakistán, de Malasia, del resto del mundo?”. No fue una sola chispa, sino multitud de ellas, las que encendieron la mecha del movimiento, opina. “En una sucesión rápida: dispararon a Malala por defender la educación de las niñas, se cometió la violación en grupo en Delhi, Boko Haram secuestró a las pequeñas nigerianas y llegó Trump: que alguien que se autodenomina líder del mundo libre se muestre tan abiertamente sexista, misógino e irrespetuoso con las mujeres era imposible de tolerar”.

Para Kelly, la desigualdad sexual comienza en el patio del colegio y se perpetúa, en parte, porque en la cultura que consumimos prevalece la mirada masculina. Ella suele contar que cuando estudiaba teatro en la Universidad de Birmingham, un profesor que conocía sus aspiraciones profesionales intentó desmotivarla con el siguiente argumento: “Solo hay tres directoras teatrales: una es lesbiana, otra está jubilada y la tercera se acaba de suicidar. ¿Cuál de ellas quieres ser?”. Las estudiantes de hoy día, además, la tienen a ella como referente.