Esto opinan de 'Salvados' los activistas por los derechos de los animales
Lo que para algunos resultó insoportable del programa sobre la industria cárnica es para otros necesario, incluso insuficiente y hasta decepcionante
El Salvados de anoche no dejó a nadie indiferente. Jordi Évole dedicó el programa a retratar una pequeña parte de lo que ocurre tras los muros de granjas y mataderos, denunciando las prácticas de algunas granjas industriales y señalando a una gran empresa (El Pozo) como responsable directa de las mismas.
Cuando el hashtag #SalvadosGranjas sigue siendo trending topic, abordamos a varias figuras de distintos ámbitos del activismo por los derechos de los animales para que nos den su opinión sobre lo que vieron ayer en La Sexta.
Ruth Toledano (Periodista, El Caballo de Nietzsche)
“El programa supone un hito en la televisión generalista por mostrar esa realidad desde el alcance del prime time. Confío en que las espantosas imágenes de los animales, el oscurantismo de la industria y las mentiras de los responsables institucionales hagan replantearse a mucha gente sus hábitos de consumo y optar por un veganismo ético.
Évole ha hecho lo que activistas y organizaciones de defensa animal llevan años haciendo: infiltrase en granjas y mataderos para investigar y denunciar la espantosa explotación y el maltrato al que los animales son sometidos sistemáticamente. Que además se haya atrevido a señalar como culpable a una gran empresa como el El Pozo abre un horizonte para denunciar desde las grandes tribunas a todas las empresas de explotación animal. Porque lo que hemos visto no es una excepción, como han demostrado numerosas investigaciones anteriores, diga lo que diga el lobby carnista y hasta la propia rotulación final de Salvados (supongo que han debido de recibir muy fuertes presiones).
Destaco que este programa ha sido posible gracias a que Igualdad Animal, Tras los Muros o Filming for Liberation, entre otros, han hecho antes un trabajo de visibilización de lo que esa industria quiere ocultar a través de la opacidad que rodea a sus instalaciones y sus prácticas, y de una publicidad engañosa que vende como sanos y felices unos productos que solo contienen cautiverio, sufrimiento y muerte. Activistas que han sido criminalizados por el lobby de la carne, silenciados por los medios de comunicación, incluso represaliados y encarcelados por mostrar una realidad que es consustancial a la explotación animal”.
Laura Luengo (Wings of Heart, santuario de animales)
“Salvados ha revelado algo importante: en las granjas no existe ningún control en materia de bienestar animal. Las personas que estamos en los santuarios lo sabemos bien, desgraciadamente. Tanto los responsables de las granjas como las integradoras, las empresas o la administración, o bien son ganaderos, o bien están ahí para satisfacer al lobby ganadero. Es como si al frente del Ministerio de Medio Ambiente estuviese el director de una central nuclear. El resultado es que no se hacen inspecciones para cumplir lo mínimos de bienestar animal, y las que hacen se avisan con tiempo.
Más allá de eso, se están asesinando cada día millones de animales que viven hacinados. Se está sometiendo a esos animales a unas condiciones de vida completamente antinaturales. Los cerdos pasan gran parte de su tiempo escarbando la tierra y tomando el sol. Necesitan baños de agua y de tierra…. Lo que se está haciendo con ellos es criar animales modificados genéticamente para crear auténticos monstruos.
Por muy bien que estén los animales en las granjas, las cosas no van a cambiar. Al final se entiende que los animales son dinero, por lo que no se atienden sus necesidades, algo que sí ocurre en los santuarios. Los cerdos que nosotros rescatamos llegan aquí como desechos de la industria, con un sinfín de problemas físicos que les impiden llegar a la edad adulta. Los cerdos son incluso más inteligentes que los perros: si no estarías dispuesto a hacer eso con un perro, ¿en qué momento podemos pensar que es lícito hacerlo con un cerdo y llevarlo a un matadero con seis meses, cuando apenas es un bebé? No: nunca habrá condiciones dignas en una granja, por mucho que sea ecológica o extensiva, pues siempre se va a priorizar que sea un negocio rentable”.
Rocío García (Encuentro Vegano, tienda)
“Como documental sobre la industria cárnica que se supone iba a ser, el Salvados de ayer fue decepcionante, pues no profundizó para nada en la realidad de esta industria. Habló de explotación laboral, lo que por supuesto condeno, pero no de derechos de los animales, sino de bienestar animal.
Además, el programa giró alrededor de una sola granja, con una situación terrible y dando por hecho que se trata tan sólo de una excepción, cosa que no es cierta. Por suerte hay proyectos como Igualdad Animal que trabajan cada día sacar a luz la terrible realidad que se esconde tras los muros de granjas y mataderos que a toda costa nos quieren ocultar.
Lo único positivo que le veo es que quizá abra la veda para que la gente pueda querer informarse más sobre la industria cárnica y el dolor que encierran tras sus muros las granjas y mataderos”.
Javier Moreno (director en España de Igualdad Animal)
“Creo que es un hito histórico que un programa como Salvados haya hecho un reportaje sobre la industria cárnica como el que hemos visto hoy. Millones de personas han podido ver el maltrato animal, la explotación a migrantes, el impacto medioambiental... un cóctel explosivo que ya está generando un debate sin precedentes en la historia de nuestro país.
Jordi Évole y todo el equipo de Salvados han sido muy valientes sacando a la luz este programa, a pesar de todas las presiones que han sufrido. Hoy se ha abierto una grieta en la industria cárnica que ya nunca más se podrá cerrar. Después de más de 10 años investigando y denunciando lo que ocurre en granjas y mataderos, en Igualdad Animal somos conscientes del cambio que puede generar un programa como este”.
Silvia Barquero (Presidenta de PACMA)
“Las imágenes que vimos en Salvados no son un hecho puntual. No son una excepción: es la norma. Por eso las granjas están completamente blindadas a la vista del público. La industria cárnica cría animales para consumo en una perversa cadena de maltrato, sufrimiento y muerte. No hay explotación sin víctimas. Ojalá comenzáramos una revolución con nuestras decisiones cotidianas, justo con lo que ponemos en nuestros platos. Esas decisiones que tomamos como consumidores, ciudadanos y votantes pueden cambiar la dramática situación en la que malviven millones de animales”.
Santiago Talavera (Artista plástico)
“El mensaje que transmitió Salvados fue que el maltrato en las granjas son casos aislados, cuando sabemos de sobra que no es así. Comencé el programa entusiasmado con el tratamiento de la explotación de trabajadores inmigrantes, pensando incluso en un posible enfoque transversal, ya que la opresión racista y especista están conectadas. Pero nada más lejos. Las víctimas reales, que son los animales, aparecen como decorado y no como sujeto principal en un debate donde al equipo de Salvados le falta valor, claudicando finalmente ante las estrategias de las empresas cárnicas. Estoy cansado de bajar el listón y dar gracias porque al menos se hable de ello"
Estela Díaz (Doctora en Económicas, profesora e investigadora)
“El programa de anoche era necesario, pero ¿suficiente? ¿suficiente para qué? Sabemos que la realidad no puede mostrarse en un solo plano, en unas pocas palabras, unos cuantos sonidos e imágenes. Siempre es lo mismo. Una parte de mí quiere ver más; más empatía, más dolor, más realidad. Otra quiere ver menos; menos violencia, menos esclavitud, menos realidad. En verdad, me gustaría ver otra realidad. Pero vemos lo que queremos ver.
El Salvados de anoche muestra algunas puertas, simplemente eso. La responsabilidad del espectador y de la espectadora es decidir a qué puerta está dispuesto asomarse, a abrir y/o a cruzar. Algunas puertas llevan a la racionalización, a la culpabilización, a la justificación, a la deshumanización. Pero otras, las valientes, llevan a la búsqueda, a la reflexión, a la acción. Siempre es lo mismo. Yo esta noche he visto mucho… y sigue doliendo”.
Eze Páez (Ética Animal)
“Debemos tener en cuenta la situación de partida: la sociedad desconsidera totalmente los intereses de los animales no humanos e ignora las condiciones de su explotación. Así, no sería adecuado juzgar el programa según si ha transmitido un mensaje netamente antiespecista.
El programa ha permitido que millones de personas conozcan la situación terrible e injusta en la que se encuentran los cerdos en la ganadería. Eso supone una brecha en la conspiración de secreto con la que se protege la industria. Por supuesto, no es la presentación ideal del problema. En ocasiones parece transmitir que la situación de los cerdos en la granja en la que se infiltran es excepcional. Sólo Alfonso Senovilla (el inspector vegano) deja claro que es un problema sistémico.
La segunda cuestión es si el programa transmitió el mensaje adecuado sobre qué hacer al respecto. En absoluto fue así. La apertura con una granja ecológica, junto con las declaraciones de Florent Marcellesi, sugieren que el problema moral de fondo es la insostenibilidad ecológica del actual sistema de explotación y la ausencia de vinculación emocional entre explotadores, consumidores y víctimas no humanas. Así, parecería que la ganadería extensiva o matar artesanalmente a los animales serían prácticas aceptables, lo que es completamente rechazable. Es cierto que la ganadería extensiva es, en un sentido, menos mala para los animales, puesto que no tienen vidas de tanto sufrimiento. Pero ello no implica que sea compatible con el respeto a sus intereses básicos.
En general, creo que el Salvados de ayer puede motivar a muchas personas a buscar más información sobre la explotación animal, informarse sobre el especismo y, eventualmente, reducir o eliminar su consumo de productos de origen animal. Sí: transmite ideas erróneas, pero no creo que el resultado sea que por causa de este programa se refuercen conductas o actitudes especistas preexistentes”.
Miguel Ángel Rolland (cineasta)
“Somos insaciables: haremos lo que sea para seguir consumiendo nuestras adicciones. Nos llevaremos por delante quién sea, animales, humanos, leyes… todo. No queremos ver: ni siquiera este programa para poder seguir comiendo ese jamoncito que todo el mundo admite ser lo mas difícil de abandonar. Incluso los filoveganos.
El Salvados de ayer no fue un documental de veganismo talibán ni un panfleto de propaganda animalista (como acusaron a mi película Santa Fiesta). Esto es televisión comercial y hay anuncios publicitarios antes, durante y después de la denuncia dirigida por Évole. De hecho, hubiera sido inviable programarlo en Navidad. Eso hubiera sido valentía. Por eso el mensaje se debe disfrazar de salud y sostenibilidad para no abordar lo más importante. El mercado es el auténtico monstruo.
Hay una verdad de fondo: somos una especie inmunda que, cansada de explotar mujeres, niños y otras razas nos aferramos como demonios poseídos a nuestra superadicción: la carne. Y para obtenerla matamos, en mataderos limpios, con empleados semiesclavos, o en diferido (comprando bandejitas de pulpa animal disfrazada de filetitos). Así que siga consumiendo con absoluta tranquilidad, como le dice el vasallo de la industria que aparece tartamudeando al final del reportaje. Pero si se le revuelve el estómago y la conciencia ver este apunte de realidad haga como yo. No consuma menos, haga algo mejor: deje de matar para comer. No hace falta carnet ni edad: sólo alma o dignidad humana. Puede empezar ya mismo: incluyendo pescado, leche y huevos. Lo demás es contenido entre anuncios y se lo llevará el viento”.
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