La peligrosa y fraudulenta ‘agua milagrosa’ (lejía) para ‘curar’ el autismo
Un grupo de padres, en su búsqueda desesperada de un remedio, administran esta sustancia que puede causar graves quemaduras e incluso la muerte de sus hijos
El autismo es una discapacidad del neurodesarrollo que no se ve. Que se diagnostica tarde, aunque se están haciendo avances. Y algunos padres ante una situación que desconocen, que no pueden controlar y al carecer de la información necesaria, actúan de forma peligrosa e inconsciente con el fin de curar a sus pequeños, incluso a los menores de dos años. Esto es lo que está ocurriendo en Reino Unido: muchos padres desesperados están intentando lidiar con el autismo administrando a sus pequeños lejía, o como lo llaman, Agua Mineral Milagrosa (MMS) poniendo en riesgo la vida de sus hijos. Los trastornos del Espectro Autista son discapacidades que no se curan, y cualquier remedio que prometa acabar con ellos es un fraude. Los expertos alertan de que este temerario tratamiento puede acabar matando a los pequeños o quemándoles la garganta y el esófago.
La promesa del Agua Mineral Milagrosa (MMS) viene de largo, desde 2010 es un compuesto que está prohibido en España por la Agencia Nacional del Medicamento, que alegó que "este producto, cuando se consume siguiendo las instrucciones dadas por páginas web, produce efectos adversos que pueden ser muy graves. El clorito de sodio, en solución acuosa y cuando se administra en las condiciones indicadas, se transforma en ácido cloroso que se degrada a dióxido de cloro. Todas estas sustancias tienen una acción oxidante fuerte, y su consumo directo en esas condiciones puede producir dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y metahemoglobinemia". Pero aunque es obvia su peligrosidad, está temerario tratamiento ha vuelto, una vez más a la palestra.
“Hemos descubierto un grupo secreto de Facebook, formado por padres, que asegura que el autismo es causado por parásitos que pueden ser limpiados o aniquilados gracias a un tratamiento letal —denominada MMS—”, según informa The Sunday People. Según explican autoridades de Reino Unido, el “tratamiento administrado es Dióxido Clorhídrico (lejía) o Agua Mineral Milagrosa, y se administra por vía oral o enema”. Otra investigación realizada en 2016 en Estados Unidos también denunció esta práctica para “curar a los niños que no padecían solo autismo, sino también los que sufrían Parkinson”. Esta práctica se vincula en ese país con agrupaciones relacionadas con sectas.
El peligro del miedo y la desinformación
“Muchas veces el miedo y la desinformación llevan a cometer locuras, y una de ellas es darle lejía a los niños, o la MMS como la llaman, pensando que puede curar el autismo”, explica por teléfono Ruth Vidriales desde la Confederación de Autismo de España. "En esta decisión se juntan muchas cosas, en primer lugar, es que el autismo no se cura, por lo que siempre se tiende a buscar vías que les ofrezca esta opción. En segundo lugar, existe una dificultad añadida y real por parte de los padres de encontrar a alguien que les explique lo que le está pasando a su hijo. "Las familias no tienen información, por lo que la buscan en todas partes, y a veces, la falta de asesoramiento les lleva a lugares peligrosos", prosigue Vidriales.
Otra de las causas que llevan a los padres a recurrir a estas medidas, es que en el caso de los niños con autismo es muy difícil determinar la causa de la misma, si esta es genética o ambiental; "es más, ahora se habla de distintos autismos". Todo esto lleva a los padres a mucha confusión.
"Luego, está el tema institucional. Hay muchas comunidades o países que no cuentan con las medidas necesarias para tratar a estos pequeños, lo que lleva a los padres a estar aún más perdidos". La terapia más adecuada, según los últimos avances, es la psicoeducativa: "Donde se trabajan y se ofrecen las herramientas necesarias para que estos menores desarrollen sus habilidades y puedan mejorar su calidad de vida y mejoren su desarrollo. Toda esta falta de recursos, este desconocimiento, hace proliferar todo tipo de terapias mágicas que nos pueden llevar a tomar decisiones erróneas y, como en este caso, muy peligrosas".
"En cuanto al MMS, sabemos que está prohibido, pero también que es accesible a través de Internet, por lo que cada cierto tiempo, vuelve a saltar la noticia. Las autoridades conocen la situación porque las asociaciones denunciamos estos hechos, pero no se toman medidas reales para revocarlas. No solo en estos casos en los que se está administrando veneno, que la actuación es más que requerida, sino otros ocurren con frecuencia y que siguen ahí fuera engañando a padres perdidos y asustados", termina Vidriales.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 21 de cada 10.000 niños que nacen en el planeta padecen autismo, cifras que llevaron en 2008 a declarar el 2 de abril como el Día Mundial de este trastorno. En Europa, y por ende en España a falta de datos oficiales, la prevalencia es de uno de cada 100 pequeños en edad escolar, nos informan desde la misma organización.
Los trastornos del espectro autista (TEA) son discapacidades del neurodesarrollo que tienen un origen biológico de tipo genético, aunque la investigación actual científica no ha determinado con exactitud su origen. Estos provocan que las personas que los padecen tengan un desarrollo distinto, debido a que su configuración neuronal es diferente. Los TEA son muy complicados de clasificar porque hay mucha variabilidad –ya que muchas veces pueden ir asociados a problemas de salud y otras a discapacidades intelectuales, y en otros casos no- y afectan tanto a la comprensión social como a la flexibilidad de comportamiento y pensamiento, reflejándose en las habilidades sociales, en la comunicación y en la conducta e intereses, que son muy restringidos. Normalmente, se identifican señales de alerta en el desarrollo de la persona con autismo entre los 18 y 24 meses de edad, aunque en muchos casos el diagnóstico no se realiza hasta edades más avanzadas. Son niños y niñas que poseen una comunicación e interacción diferente. Su juego simbólico es limitado y suelen repetir los mismos comportamientos. "Estos niños necesitan apoyo para desarrollarse, es una obligación de todos luchar contra estos tratamientos temerarios e inútiles", termina Vidriales.
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