Los animales populares disfrutan de protección extra
El 66% de las especies españolas amenazadas no cuenta con proyectos de repoblación
En España hay decenas de especies amenazadas que no cuentan con proyectos de reintroducción simplemente porque no son famosas. Sin embargo, un estudio con todos los planes de repoblación que hay en el país muestra que hay otros animales a los que la fama les ha prestado una protección que no necesitaban. Para los autores del trabajo, el factor popularidad no debería contar a la hora de poner en marcha un plan de repoblación.
Casos de éxito como el del lince ibérico son los menos. Se trata de especies muy amenazadas a la par que conocidas. Eso hace que atraigan la atención de científicos, público y políticos para sacarlas adelante mediante planes de reintroducción. Pero en otras muchas ocasiones, la fama y el estado de conservación del animal van por caminos separados, cuando no enfrentados.
"Nadie sabe, por ejemplo, cuántas especies de murciélagos hay en España", dice el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales y el CSIC, Mario Díaz. Y sin embargo, son varias las especies de quirópteros que se encuentran amenazadas y no tienen tiene planes de protección. En el extremo contrario están animales como la cabra montés o la cigüeña que, sin estar amenazadas, sí disponen de un proyecto de reintroducción y a veces incluso más de uno.
Hay especies como el búho real o el camaleón que cuentan con varios proyectos de repoblación aunque no están amenazadas
Junto a un grupo de colegas, Díaz ha recopilado todos los proyectos de traslocación de especies puestos en marcha en España desde hace 20 años. En este país hay 527 especies nativas de vertebrados terrestres y peces de agua dulce. De ellas, 169 figuran en las listas oficiales con algún grado de amenaza para su conservación. En total, identificaron 174 proyectos diferentes.
El estudio revela que el 66% de las especies amenazadas no cuenta con ningún proyecto de traslocación. Díaz recuerda que los planes de reintroducción o repoblamiento son "la medida más extrema, el último recurso en una estrategia de conservación". Además, no en todos los casos es posible o necesaria esta reintroducción, bastando con otras medidas, como la prohibición de la caza o el cuidado del hábitat.
Pero un análisis detallado de las especies muestra que hay algunas (casi el 10% de los proyectos) que, dada su falta de amenazas, no deberían contar con estos programas de ayuda. Especies como el búho real, la nutria o el camaleón, cuyo estado de conservación en el ámbito estatal no es preocupante, sin embargo, disfrutan de alguno de estos proyectos. En algunos casos, como el del búho real, acaparan cuatro de ellos. "Es una distracción de recursos", comenta Díaz.
La clave para este trato de favor parece estar en lo popular que sea una especie. Tras combinar el nivel de amenaza en el que se encuentra cada animal con su grado de popularidad, los investigadores encontraron que ambos factores pesan lo mismo. Cuando lo hacen en la misma dirección se produce una sinergia positiva. Así, los esfuerzos por reintroducir el ibis eremita en el sur de España o los éxitos con el quebrantahuesos o el buitre negro se ven favorecidos por la popularidad de estos animales amenazados.
En general, si es un animal grande, en especial un mamífero o un ave, tiene más probabilidades de que lo reintroduzcan en alguna región, aunque no esté en peligro de extinción. Entre las especies amenazadas más abandonadas, destacan los pequeños mamíferos y, sobre todo, pequeños anfibios reptiles y pececitos como las lagartijas endémicas de montaña del género Iberolacerta o las especies de pequeños peces de río de los géneros Anaecypris o Squalius. Como recuerda Díaz, "con un bicho popular puedes ir a los políticos a buscar fondos". Pero, ¿a quién le importa la lagartija aranesa o un pececillo como la bogardilla, del que ya solo quedan unos cuantos en el Guadalquivir?
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