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Científicos chinos crean los primeros monos clonados con la técnica de la oveja ‘Dolly’

“La clonación de humanos está más cerca de hacerse realidad”, dice uno de los responsables de la investigación

'Zhong Zhong' uno de los clones de macaco creados por los científicos chinos.Vídeo: CAS | epv
Nuño Domínguez

Científicos chinos han anunciado hoy el nacimiento de los primeros monos clonados usando la misma técnica con la que en 1996 se creó la oveja Dolly, el primer mamífero del mundo nacido por este método. Aunque la clonación se ha logrado ya en 23 especies de mamíferos, hasta ahora había sido imposible forzar la biología de los primates, mucho más cercana a la humana, para desarrollar animales sin malformaciones ni generar abortos espontáneos que son relativamente frecuentes en estos casos.

El primer mono clonado de la Historia, Tetra, nació en 1999, pero para crearlo se utilizó una técnica diferente que emula la división de un embrión en dos para generar gemelos. En 2007, un equipo en EE UU clonó embriones de monos, pero no animales vivos después de una gestación. En este nuevo caso, científicos del Instituto de Neurociencias de la Academia Nacional de Ciencias China han usado la técnica de transferencia nuclear, que permite desarrollar clones idénticos a partir de una célula de un solo individuo. Los investigadores usaron un fibroblasto del tejido conectivo de un feto de mona. El núcleo de estas células se introdujeron en óvulos vacíos que, una vez fertilizados, fueron incubados por madres hasta que nacieron los dos clones, bautizados como Zhong Zhong y Hua Hua, que juntos formarían la palabra Zhonghua, o nación china.

La investigación puede resultar polémica porque acerca la posibilidad de clonar otras especies de primates e incluso humanos, como han reconocido los responsables de la investigación a Materia. “No hay barreras para clonar primates, por lo que la clonación de humanos está más cerca de hacerse realidad”, ha explicado Mu-Ming Poo, director del Instituto de Neurociencias de Shanghái y coautor de la investigación. “En cualquier caso nuestro objetivo es producir primates no humanos para investigación, no tenemos ninguna intención de extender esta investigación a personas, la sociedad no lo permitiría”, ha añadido.

Las farmacéuticas emplean decenas de miles de monos cada año en ensayos preclínicos de fármacos

El objetivo es crear grupos de monos genéticamente idénticos, algo que los investigadores consideran “esencial” para la investigación de ciertas enfermedades. “Para muchas dolencias, sobre todo mentales, necesitamos nuevos modelos animales más parecidos a los humanos que los ratones. Muchos fármacos que resultan efectivos en ratones contra enfermedades cerebrales resultan inefectivas en humanos y causan efectos secundarios serios”, argumenta Poo.

Este tipo de animales podría incluso reducir el número de simios usados en investigación. “Las compañías farmacéuticas emplean decenas de miles de monos cada año en ensayos preclínicos de fármacos. Necesitan muchos animales porque tienen una genética muy variada. Usar monos clonados reducirá el número de ejemplares en estudios farmacológicos, con lo que en este sentido sería mucho más ética”, opina Poo.

Crear estos clones es aún muy complicado e ineficiente. Los investigadores desarrollaron 109 embriones transferidos con fibroblastos. Solo consiguieron seis embarazos y de dos de ellos nacieron los dos clones sanos. La clave del éxito, que llega más de 20 años después de Dolly, ha sido el uso de factores epigenéticos que facilitan la reprogramación celular del embrión. Pero esto solo ha funcionado con células de cuando intentaron clonar células adultas usando la misma técnica fueron necesarios 192 embriones, hubo 22 embarazos y solo nacieron dos ejemplares que murieron poco después de nacer, según los detalles del estudio, publicado en Cell.

Los responsables de la investigación quieren ahora perfeccionar la técnica. En un futuro próximo, señalan, se podrá usar para clonar chimpancés, orangutanes o gorilas. “En principio esta técnica podría ayudar a conservar primates en extinción”, añade Poo.

Los expertos consultados han reconocido el logro técnico de los investigadores chinos, aunque discrepan de su utilidad e implicaciones. “No me parece ético tener que usar tantos embriones de mono para conseguir modelos que podrian obtenerse más fácilmente y con menos embriones y gestaciones a través de edición genética”, opina Lluis Montoliú, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y miembro de su comité de ética. Las tasas de éxito obtenidas para monos son muy similares a las de 20 años, es decir, la biología sigue resistiéndose a la clonación. “Este experimento hubiera tenido muchísimo más impacto si hubiera llegado antes de 2013, antes de conocer CRISPR”, resalta. Este nuevo método de moda para editar genomas a voluntad puede añadirse a otras técnicas para desactivar genes que podrían evitar el uso de animales clonados, argumenta.

Josep Santaló, miembro del Comité de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona y del comité de ética en experimentación animal y humana de la Autónoma de Barcelona, coincide con sus colegas chinos en que los monos clonados pueden resultar únicos y necesarios para investigar enfermedades neurológicas. “El mayor problema es que cada vez estamos más cerca de la clonación humana. Si esta técnica se perfecciona y se garantiza que no produce abortos ni malformaciones, probablemente haya que revisar el convenio de Oviedo que prohíbe la clonación reproductiva por dignidad, para pasar a evaluar basados en el criterio de proporcionalidad, es decir, si los beneficios son mayores que los riesgos o viceversa. Si los beneficios son mayores, ¿por qué no clonar humanos?”, reflexiona.

Ángel Raya, director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, explica que una investigación como esta podría desarrollarse en España. Las leyes europeas no prohíben usar primates para investigación, pero su uso está “muy restringido”. “Hay enfermedades en las que hay que usar monos para probar nuevos fármacos, como por ejemplo el párkinson, una de las pocas enfermedades para cuya investigación se siguen empleando primates en Europa, no vale hacerlo en ratones”, explica.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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