Un engaño, un bofetón: la verdadera historia tras el pecho de Sabrina que nos escandalizó hace 30 años
Fueron tres segundos, pero en la Nochevieja de 1987 paralizaron a España. La cantante italiana y el realizador Hugo Stuven recuerdan hoy cómo se fraguó uno de los momentos más legendarios de la televisión en España
Era la noche del 31 de diciembre de 1987, hace exactamente 30 años, y esa España que creía haberse sacado de encima el conservadurismo tras una década jugando a ser ultramoderna estaba a punto de recibir un jarro de agua fría. Sabrina Salerno (Génova, 1968), una de las estrellas del año en toda Europa gracias a un éxito italodisco llamado Boys (Summertime Love), era una de las estrellas invitadas a Super 88, el programa nocturno con el que la RTVE de Pilar Miró daba la bienvenida al nuevo año.
Mientras cantaba su segundo éxito, Hot girl, uno de sus pechos se salió de su ajustadísimo corpiño y creó el silencio en las familias que cenaban unidas frente a la televisión. Esta es una historia sobre carne, venganza y también sobre una oportunidad televisiva de oro. Sus protagonistas, la propia Sabrina y el realizador de aquel programa, Hugo Stuven, la recuerdan 30 años después.
Cuando Pilar Miró se presentó ese día en la sala, Hugo le pidió que se sentase. "Le dije: 'Mírate esto y si no te gusta lo cambiamos'. Al ver el pecho estalló en carcajadas. '¿Lo cambio?', le pregunté. 'Qué dices, ¡déjalo!".
Stuven (chileno afincado en España desde los años sesenta) es uno de los realizadores más prolíficos de la televisión española desde hace 50 años. Unas cuantas generaciones crecieron viendo su nombre en los créditos de los programas musicales más innovadores de la televisión pública durante los años setenta y ochenta. Sabrina vio cómo en esta última década su nombre se unía al de ese pseudogénero del pop llamado titstars (variante de popstar, estrella del pop, que mezcla las palabras tit, "teta", y star, "estrella") que tuvieron cierto predicamento a finales de los ochenta.
Se trataba de mujeres exuberantes (Samantha Fox, Angela Cavagna, Danuta Lato) que cantaban coloridos temas pop sobre el amor y el baile. Una mezcla inaudita: ellas gustaban al hombre heterosexual, que coleccionaba sus posters eróticos, pero sus canciones de empoderamiento atraían a las mujeres y a los gays.
"Boys fue la canción perfecta para 1987", recuerda hoy Sabrina desde su casa de Treviso, "por la mezcla de los elementos necesarios: la piscina, el sonido, una chica guapa italiana. ¿Qué más hacía falta? No me canso de cantarla, la verdad, porque me da energía cada vez que el público la recibe con tanta alegría". Lo volverá a hacer, por cierto, este 27 de enero en Madrid, donde Sabrina es la estrella del festival Yo fui a EGB: la gira. "Por supuesto que creo que tengo mejores canciones que Boys", remacha.
Las tenía: Sabrina trabajó con Giorgio Moroder y Stock Aitken & Waterman, entre otros grandes nombres del pop y el disco, y, según su versión de los hechos, Prince llegó a llamarla para ofrecerle una canción, pero un malentendido entre agentes hizo que aquello nunca llegara a dar frutos. "Pero cometí muchos errores", añade. Lo que ocurrió la noche del 31 de diciembre de 1987 pudo ser uno de ellos. "Cuando le cuento a alguien que realicé una gala de fin de año de cinco horas de duración –recuerda Hugo Stuven– que estaba presentada por Carmen Maura y en la que actuaron Dionne Warwick, Kris Kristoferson o Camarón, nadie la recuerda. Pero si digo que fue la del pecho de Sabrina, entonces todos saben de lo que estoy hablando".
La gala Super 88 era el primer programa de variedades de Nochevieja completamente grabado, a diferencia de los anteriores que eran en directo. La actuación de Sabrina, en concreto, se grabó entre el 23 y el 24 de diciembre de 1987, según los recuerdos de Stuven. Sabrina cantó primero su éxito más conocido, Boys (una oda a la promiscuidad veraniega escrita por cinco hombres), y después Hot girl (una oda al sexo monógamo escrita por tres de los cinco anteriores).
"Le dijeron a Sabrina: '¿Te acuerdas del realizador de fin de año en España?'. Y ella se acerca a mí. Yo pensaba que me iba a dar un beso… y me dio un bofetón".
Ya desde el comienzo de esta canción surgieron los problemas: el top blanco de Sabrina se revela demasiado pequeño y durante la primera estrofa y el primer estribillo la cantante intenta subírselo y taparse con su cazadora de cuero negra. Cuando la cantante comienza a dar saltos como parte de su coreografía durante el puente que une el primer estribillo con la segunda estrofa, el accidente de vestuario ya fue inevitable.
Sin embargo, casi nadie en realización se dio cuenta. Aquello había sido bastante rápido. Fue un ayudante de Stuven quien alertó al realizador. Y fue el propio Stuven quien, al final de la grabación, se lo dijo a Paolo, entonces mánager de la cantante. "Yo no la engañé", afirma el realizador. "Al terminar le enseñé al representante las imágenes. ¿Pero cómo se puso ese corpiño tan abierto? Le dije: 'Oye, a tu chica se le ha salido un pecho'. Él echó un ojo, lo vio y dijo: 'Va bien, ningún problema". Sabrina recuerda otra versión de los hechos: "La gente de la compañía de discos no me dijo nada".
Cuando Stuven se metió en la sala de montaje, se dio cuenta de que no había manera de eliminar ese pecho del resultado final. "¡Estaba ella sola sobre el escenario, no había nadie más! ¡No podía cortar a la imagen de un músico ni a la de un bailarín!". Sin embargo, pronto decidió hacer de la necesidad virtud. "De repente me dije: ¿por qué no lo ponemos a cámara lenta? Todos mis ayudantes me decían: 'La seño se va a cabrear, te lo va a echar abajo". La seño era Pilar Miró, que durante todo el proceso de montaje de la gala se presentaba a diario a las ocho de la tarde para ver qué estaban editando. Cuando Miró se presentó ese día en la sala, Hugo le pidió que se sentase. "Le dije: Pilar, mírate esto y si no te gusta lo cambiamos".
La célebre actuación de Sabrina en el programa 'Super 88'. El momento en que su pecho queda expuesto tiene lugar en el minuto 1:20.
Lo que había hecho Hugo era partir la pantalla en el momento en que el pecho se salía y, mientras la actuación de la cantante seguía en un plano a la derecha, detallar a cámara lenta desde otro ángulo el accidente, mientras de fondo sonaban unos vítores y silbidos enlatados. "Cuando Pilar vio aquello estalló en carcajadas. '¿Lo cambio?', le pregunté. 'Qué dices, ¡déjalo! Pero podías haberle puesto la R de repetición".
El pecho que paralizó a España se mostró en pantalla, en realidad, poco más de tres segundos borrosos.
"Me sentí tan decepcionada", recuerda hoy Sabrina. "En Italia salieron publicadas las fotos del momento en la prensa al día siguiente", aclara Stuven. El 31 de diciembre de 1987 no fue definitivamente un buen día para la cantante: pocas horas antes de que se emitiese ese programa, una actuación suya en el teatro Arriaga de Bilbao, donde era la gran estrella de las festividades del cotillón de Nochevieja, tuvo que ser interrumpida tras cuatro canciones cuando unos grupos de feministas descontentas con la imagen que la cantante daba de las mujeres arrojaron al escenario petardos, huevos y tomates al grito de: "Esta fiesta nos apesta" y "¡Sabrina a la ría!".
La historia no terminó ahí. Aproximadamente un mes después de la emisión del programa, realizador y cantante volvieron a coincidir por casualidad en Montreaux (Suiza). Él estaba allí para asistir a conferencias sobre el mundo audiovisual europeo. Ella, para actuar como parte de los especiales de la cadena MTV. "Hubo un día que tenía libre –rememora Stuven– y me acerqué a ver qué estaban haciendo los de MTV. Entonces veo pasar a Sabrina con su mánager. Y yo les chillé: '¡Eh, Paolo! ¡Sabrina!'. Ella me miró y ni se acordó de quién era. Me paré con Paolo cuando ella había pasado ya de largo y estaba como a diez metros. Y él le dice a ella: 'Sabrina, ven aquí. ¿Te acuerdas del realizador de fin de año en España?'. Y ella exclama: '¡Ah, sí!'. Y se acerca a mí. Yo pensaba que me iba a dar un beso… y me dio un bofetón".
"Sí, me lo volví a encontrar", rememora ella. "En Montreaux me acerqué a él y le dije, no de muy buenas maneras, lo que era". Sabrina no aclara lo que le gritó exactamente, pero Stuven sí: "Me chilló: '¡Vaffanculo, stronzo di merda!". O lo que es lo mismo: "Vete a la mierda, gilipollas". "Dudo que a ella le molestase el hecho de que se le saliese el pecho, sino que nos recreásemos en ello a cámara lenta", aclara Stuven.
Hechos como el de Bilbao dejan claro lo que muchas mujeres pensaban de un personaje como Sabrina. En una carta al director publicada en EL PAÍS poco después de la emisión de Super 88, una mujer de Bilbao escribió: "Lo único que une a padres e hijos ante el televisor es la contemplación alucinada de la mujer más famosa de los últimos tiempos en este país: Sabrina, cómo no. Si eso de que solo ella logra salvar la barrera intergeneracional fuera cierto, llegaríamos a la lamentable conclusión de que los jóvenes no han superado la mentalidad machista de sus progenitores. [...] Siento pena porque todavía pasen cosas así y rabia por dar publicidad gratuita a esa pésima cantante que está levantando más expectación de la que sin duda merece".
"A mi concierto vienen muchas chicas", aclaró la cantante durante una entrevista con Isabel Gemio ese mismo año cuando esta cuestión salió a relucir. "Respecto a las feministas... ¡yo soy una feminista! Creo que los hombres son idénticos a las mujeres, no hay diferencia. Yo no pienso limpiar la casa. Cada uno tiene su papel, cada uno escoge su vida". Cuando todo esto ocurrió Sabrina no tenía ni 20 años.
Hoy, cuando la manipulación y el acoso a las mujeres en la industria del entretenimiento se ha convertido en el tema más candente del año, ella (que en marzo cumplirá 50 años) se reafirma. "Siempre estaré del lado de las mujeres. Durante mi carrera he recibido proposiciones de todo tipo, por supuesto. Pero creo que he sido lo suficientemente fuerte. Cuando hay alguien con poder, el riesgo está a la vuelta de la esquina. A veces, si eres joven, te cuesta enfrentarte a determinadas situaciones. Las mujeres siempre deberían creer en ellas mismas y denunciar si algo ocurre".
¿Y respecto al incidente del pecho? ¿Cómo ve aquello 30 años después? "Supongo que tenía que ocurrir", concluye. "¡Y estuvo bien!".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.