Sabrina y la ría
Según Pedro J. Bosch, en una carta publicada en EL PAÍS el 13 de enero de 1988, lo único que une a padres e hijos ante el televisor es la contemplación alucinada de la mujer más famosa de los últimos tiempos en este país: Sabrina, cómo no. Si eso de que sólo ella logra salvar la barrera intergeneracional fuera cierto, llegaríamos a la lamentable conclusión de que los jóvenes no han superado la mentalidad machista de sus progenitores, esos que no cuentan con la excusa siempre esgrimida de una educación franquista represiva.Aunque esté mal tirar lo que no te gusta a la ría, comprendo, y en mi fuero interno disculpo, la reacción de esas feministas iracundas, según el señor Bosch, ingenuas para mí, por pensar que tirando a Sabrina a la ría bilbaí-
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na acabarían con el mal, que es mucho peor: la mentalidad obtusa, el comportamiento animalizado de quienes sólo se emocio nan con señoritas como ésa y en cambio tienen serias dificultades para saber amar a una compañera sin relación de dominio.
Algunos de esos obtusos a los que me refiero estarán pensando la típica machistada de rigor: "Eso, no es más que envidia". No, señores, lo que siento es una mezcla de pena porque todavía pasen cosas así y rabia por dar publicidad gratuita a esa pésima cantante que está levantando más expectación de la que sin duda merece. Tengo la esperanza de que el criterio profesional triunfe y sólo sea ave de paso. Si no, sería para reconsiderar seriamente lo de la ría.- Itziar de Blas Fernández de Gamarra.
