Las diez actuaciones musicales televisivas más desastrosas del siglo XXI
En algunos casos acabaron la carrera de su intérprete. En otros, marcaron un importante punto de inflexión. No todos han sido capaces de recuperarse de estas debacles
La actuación de la cantante Rosa López (Granada, 1981) en la Gala Unicef emitida en Canal Sur el pasado 20 de noviembre lleva unos días dando que hablar. La que fuera ganadora de la primera entrega de Operación Triunfo en 2002 y digna representante de ese año en Eurovisión fue considerada por muchos como un tesoro nacional que había que preservar. Y su voz descontrolada y fuera de tono durante la actuación en el canal autonómico ha llamado la atención de muchos y ha preocupado a sus seguidores.
La historia de Rosa tras la victoria en Operación Triunfo es turbulenta. Ella misma lo ha contado. Incluye malas prácticas económicas de personas que la rodeaban y, algo más grave, una posible negligencia médica a la hora de cuidar la salud de su garganta. Por eso muchos de los mensajes que hay en redes sociales son, más que de crítica, de comprensión hacia una intérprete que conoció la fama de golpe y no ha tenido un camino fácil.
Lo que es indudable es el estupor que causa ver a un ídolo flaquear. Esas imágenes perfectas de las portadas de los discos, las escenas inmaculadas de los vídeos y la voz cristalina que se recoge en un estudio de grabación saltan por los aires cuando, por cualquier motivo, el directo falla en televisión y la voz (o la ausencia de ella) queda expuesta ante el micrófono.
Repasamos hoy aquí algunos de esos momentos sin olvidar nunca, vaya por delante, el valor que hay que tener para salir a un escenario a jugársela en una sola toma.
1. Britney Spears destruye, involuntariamente, el sistema
No hay aquí una mala interpretación vocal porque, sencillamente, no hay interpretación vocal alguna. ¿Un playback? Tampoco. Lo que hizo Britney Spears en septiembre de 2007 en los MTV Music Awards (Nueva York), cuando tocaba fondo en el peor momento de su vida, fue una performance. Ni siquiera llevaba micrófono. Sobre este momento se ha escrito tanto que extendernos sería reiterativo.
Solo basta decir que el mundo se divide entre dos tipos de personas. Unos ven aquí a una cantante sin ganas y sin talento, con unas malas extensiones en el pelo y unas extrañas lentillas azules, que se pierde en el escenario y expone todos los monstruos de una industria que fagocita a sus cachorros hasta dejarlos sin vida ni aliento. Y otros ven todo eso, pero también a una mujer que sale al escenario vestida como no debería estar vestida, luciendo un cuerpo que según la MTV no debería lucir, haciendo gala de una gran desidia y, en definitiva, y aunque sea de forma inconsciente, reventando el sistema desde dentro. El discurso más poderoso que nadie ha dado en una gala patrocinada por los mismos poderes fácticos que la crearon y destruyeron. El monstruo devorando a Victor Frankenstein. Historia de la cultura pop.
2. Mariah Carey destroza la Navidad
Es posible que todavía lo recuerdes porque fue la noticia que llegó a copar informativos españoles en un día tan árido para las noticias como el 1 de enero: Mariah Carey dio una de las peores actuaciones del siglo en su actuación navideña en Times Square (Nueva York), el 31 de diciembre de 2016. Tras una introducción en la que borda el clásico navideño Auld Lang Syne, comienzan los acordes de Emotions, uno de sus mayores éxitos de los años noventa. Pero entonces Mariah se queda muda y, mientras los bailarines ejecutan su coreografía, ella no canta una sola línea de la letra.
¿Qué hace en su lugar? Mover su exuberante figura (embutida en un mono dorado) por el escenario mientras se queja de algunos problemas de la organización. "No tuvimos una prueba de sonido para esta canción". "Bueno, feliz año nuevo. No puedo oír nada, pero saldré de esta". "Encended los monitores, por favor".
La cosa no mejoró en la siguiente canción. Cuando empieza a sonar We belong together, ella dice al público: "Esta es la versión del álbum, así que voy a dejar que esto suene en mi lugar y cantemos todos". A partir de ahí, el delirio: la voz de Mariah suena cristalina y perfecta en el playback, pero ella a veces se acerca el micrófono, a veces no y sigue deambulando por el escenario. Tras terminar, y antes de abandonar el escenario, solo unas palabras: "Esto no podía salir bien".
Si Britney creó en 2007 una performance, no hay que negarle a Mariah Carey el mismo mérito diez años después. Una estrella planetaria caminando en silencio por el escenario mientras suena el playback y miles de personas observan absortas es algo mucho más poderoso que una buena interpretación. Y ella ya ha dado bastantes.
3. Ramoncín tritura a Nirvana
Corría julio de 2010 y el programa Tarda Tardá, de TV3, celebraba su 25 aniversario en la sala Luz de Gas de Barcelona. Uno de los invitados era Ramoncín. Y Ramoncín, que no tenía suficiente con ser habitualmente blanco de los dardos (el año anterior ya había recibido muchísimas críticas por ser jurado en Operación Triunfo, un programa que había criticado y cuestionado un lustro antes), hizo lo impensable: versionar a Nirvana. En concreto, Come as you are. La gala fue grabada para emitirse en televisión, pero curiosamente su actuación no empezó a hacerse popular hasta que un usuario la subió a la plataforma YouTube ese otoño.
El cantante se echó unos bailes, se olvidó parte de la letra, improvisó otras secciones y soltó algunos grititos. "No es una buena versión", confesó el cantante tiempo después en un vídeo grabado para Rolling Stone. "No estuvo bien ensayado y asumí el riesgo de hacer un tema que no está en mi tono ni es de mi estilo". El revuelo en Internet llevó a crear una página de Facebook (Plataforma para que Ramoncín pida perdón por la versión de Nirvana, con más de 50.000 fans) y a que el vídeo acabase emitiéndose en el canal CNN+. "Muy bien no estaba, pero tampoco para salir en CNN, ¿eh?", razonó el cantante.
4. Katy Perry naufraga en los MTV de Madrid
En 2010 la filial europea de MTV celebró su gala anual de premios en Madrid. Katy Perry era la gran estrella de la noche. Interpretó Firework, uno de sus temas más famosos. Dos factores se conjugaron para el desastre: ella no tiene una gran voz y la canción es realmente complicada.
El resultado es chocante: una Katy Perry sin aliento que sacrifica las estrofas, carentes de tono y equilibrio, para guardarse toda la fuerza para el estribillo, que lejos de la perfección, es al menos solvente. Un desastre, vamos.
5. El rapero 50 Cent se queda mudo
Año 2007, gala de los premios BET, el canal de televisión estadounidense enfocado principalmente a la audiencia afroamericana. 50 Cent, el tercer mejor rapero del siglo para la revista especializada Billboard y autor de uno de los mejores discos de la década de los 2000 para Rolling Stone, aparece en el escenario para interpretar uno de sus éxitos, Amusement park. Desciende en una plataforma mientras canta el estribillo. Pero cuando aleja el micrófono de su boca para quitarse la cazadora y mostrar unos brazos de acero, misteriosamente su voz sigue sonando. Llega al escenario, el público espera que comience a rapear, pero él decide no cantar su estrofa y simplemente se pasea por el auditorio saludando al público.
Hay que esperar un minuto y cuarenta y cinco segundos hasta que 50 Cent se decide a comenzar su canción. Canta apenas durante un minuto más. Antes de llegar al minuto tres, se sienta.
El artista explicó poco después que un error hizo que la plataforma en la que descendía temblase y le llevase a pensar que se podía desplomar desde una altura considerable. Esto hizo que perdiese concentración. "Las cosas no siempre salen como planeas", afirmó. Todos los artistas de los que hablamos en este texto podrían imprimirse esa frase en una camiseta.
6. Ashlee Simpson, reincidente
Ashlee Simpson es cantante y actriz. Es también hermana pequeña de Jessica Simpson, una de las estrellas de pop adolescente surgidas a rebufo del éxito de Britney Spears a principios de siglo. Ninguna goza hoy de éxito musical, pero en 2004 ambas estaban en la cumbre de su carrera. En octubre de ese año Ashlee presentó en el programa de humor estadounidense Saturday Night Live dos canciones: Pieces of me y Autobiography. Cuando se disponía a cantar la segunda, un error del programa hizo que la primera empezase a sonar de nuevo y, lo que es más grave, con su voz sonando sin que ella estuviese cantando. Ashlee, avergonzada y tras improvisar un baile para desviar la atención, abandona corriendo el escenario.
Declaró poco después a la MTV que por motivos de salud le habían recomendado no cantar en directo y un error dejó el truco al descubierto. "Quedé como una idiota", reconoció.
Bien, pues segunda oportunidad pocos meses después, en enero de 2005. Fue en la Orange Bowl, campeonato de fútbol universitario que se celebra un mes antes de la Superbowl y, como este espectáculo, incluye una actuación musical en su medio tiempo. Simpson canta La la, esta vez sin playback. El mundo entendió entonces que la recomendación médica para que no cantase en directo podía no obedecer a su propio bienestar, sino al del resto de la humanidad. Tras tres minutos lamentables, incómodos de ver y de oír, la canción termina y todo un estadio abuchea a la cantante. Si uno afina el oído, se puede escuchar incluso a un espectador gritar, con mucho mejor pulmón que ella, "You suck!" ("¡Apestas!"). Pese a que publicó un tercer disco en 2007 en el que colaboraron popes de la radiofórmula como Timbaland, se puede decir que su carrera musical terminó con ese abucheo.
7. El gallo de Manuel Navarro
El joven catalán podía gustar o no y su tema, un reagge descafeinado pero inédito en nuestras apuestas eurovisivas, pudo no ser el más adecuado para representar a España en Eurovisión 2017. Las críticas que recibió fueron salvajes y la presión le pudo a la hora del momento álgido de la canción: un agudo antes del último estribillo que se convirtió, primero, en un gallo, y después, en un meme y un chiste nacional durante días. A día de hoy, todavía, "manel navarro gallo" es un resultado más popular en YouTube que "manel navarro eurovisión".
¿Lo mejor de todo? Que él se lo tomó con deportividad y fue el primero en retuitear algunos de esos chistes desde su cuenta oficial. Eso sí merece un premio.
8. El líder de Black Eyed Peas, colgado de un arnés y haciendo no se sabe qué
Nada que objetar a Will.I.Am, uno de los creadores de Black Eyed Peas, en su labor como productor: creó un sonido propio en la era gloriosa del EDM (Electronic Dance Music, música de baile electrónica), produjo a casi todo el mundo, se hizo rico y quemó su propio estilo en dos años. Pero para un hombre que siempre ha cantado y rapeado buceando en una marmita de sintetizadores, lo de intentar un dueto en el mismo programa en el que es jurado (la edición británica de La Voz) podía salirle mal.
Y le salió. Mientras un concursante llamado Tyler (su pupilo en esa temporada) ejecuta sus gorgoritos a su lado, Will.I.Am ejecuta unas extrañas voces y se limita a repetir sonidos en bucle antes de, hacia el final del tema, atreverse con un rap que, digamos de manera suave, no es el mejor de la historia.
Entre los comentarios de los casi dos millones de personas que lo han visto en YouTube destacan opiniones como: "Esto es tan horrible que quiero llorar", "Esto es basura" o "¿Qué c****es es esto?".
9. Cuando Lana del Rey cabreó a toda la modernidad
En 2011 Lana del Rey (Nueva York, 1985) se convirtió en una sensación en Internet tras publicar dos canciones, Blue Jeans y Videogames, y la industria consideró que aquella figura extraña y misteriosa que parecía imitar a las divas trágicas del cine podía ser su gran estrella de la década. El 14 de enero de 2012 fue la figura musical del programa estadounidense Saturday Night Live, donde no tuvo su mejor noche. Parecía dispersa y nerviosa y su voz no estuvo a la altura. Pero más interesante que su errática actuación (llegarían interpretaciones mucho mejores después) fue la respuesta salvaje que recibió.
Los hipsters la criticaron porque se sintieron traicionados. La musa indie que ellos habían abrazado coqueteaba con los programas de audiencia masiva y, además, lo hacía con miedo en el escenario. Los puristas la criticaron porque la consideraron un producto falso. Su nombre era de mentira, su aspecto era una construcción y su actitud era una interpretación, pensaron. Los veteranos la convirtieron en un símbolo de todo lo que iba mal, precisamente, en la cultura hipster: ella simbolizaba el amor por el vacío y la impostura de los más jóvenes. Lana del Rey sufrió, posiblemente, el primer ataque sincronizado y viral de las redes sociales tal y como hoy los conocemos. Ella inventó al actual hater (el "odiador", esa figura que todo lo odia en Internet).
¿Su mejor venganza? Que mientras hipsters, puristas y veteranos la criticaban, ella estaba ocupadísima vendiendo discos. Born to die, su primer álbum, despachó siete millones y está considerado hoy por varias publicaciones musicales entre los mejores de lo que va de década.
10. Houston, tenemos un problema
Cuando Whitney Houston (1963-2012) volvió de su infierno personal con las drogas en el año 2009 lo hizo con una voz diferente. Era un tono más grave, rasgado, tocado por años y años de malos hábitos, que a veces podía acercarse a aquel tesoro inmaculado que fue en los ochenta y los noventa, pero por lo general era ya una voz diferente. Muchos apreciaron que lo que había perdido en virtuosismo lo había ganado en personalidad, pero lo que estaba claro es que su voz ya no estaba preparada para brillar como baladista en los grandes escenarios o que, por lo menos, hubiese necesitado más tiempo y preparación.
El problema, tal vez, es que nadie se lo dijo a ella. Su última gira mundial, Nothing but love tour, fue un desastre en la que a menudo se veía a una artista superada y sin fuerzas sobre el escenario y que dio material a la prensa para hacer leña del árbol caído. Pero ya desde las primeras presentaciones de aquel último disco que publicó en vida (I look to you, 2009), se intuía que algo no iba bien. En su visita al programa británico X Factor en octubre de 2009 empieza la canción Million dollar bill antes de tiempo (minuto 0:46), se muestra ahogada durante las estrofas y deja que casi todo el estribillo lo cante el coro. Al final, las luces y una espectacular coreografía hacen el resto del trabajo. Sobre una Whitney perdida en el escenario empiezan a llover billetes de dólar. Como actuación fue nefasta, como imagen simbólica es todavía brillante vista hoy.
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