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Columna
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Por favor, una cerveza

Juan José Millás

LAS IMÁGENES DE LA SEQUÍA producen en la garganta la aridez de esas noches en las que te has tragado el humo de 60 o 70 cigarrillos. Se queda uno sin saliva como esas raíces se han quedado sin agua. La xerostomía, que tal es el nombre de la deshidratación bucal, se debe a diferentes causas, entre las que se incluyen el estrés, la neurosis, la depresión o el consumo de alcohol, además de la contemplación prolongada de fotos como la presente. Te quedas dos minutos observándola y las mucosas se evaporan como los líquidos de un pez al sol. A veces, beber un vaso de agua lo remedia, a veces no. En las farmacias venden compuestos de saliva artificial que alivian momentáneamente la sensación de tiza. Resulta muy útil tener un espray a mano, además de un bote de lágrimas artificiales, que también las hay, y a muy buen precio. De este modo, puedes humedecer prácticamente todas las aberturas del rostro. Lo importante es no confundir los remedios para no llorar saliva o salivar lágrimas.

Pero volvamos a la imagen. Fíjense bien en la raíz. Aunque muerta, parece arrastrarse con desesperación hacia el agua como el sediento hacia el oasis. Observen el modo en que sus ­tentáculos se organizan para alcanzar tal fin. Da la impresión de haber dejado un rastro agónico sobre la tierra áspera semejante al que queda en la faringe de un fumador al día siguiente de una juerga. El pantano se llama Lindoso, pobre, y se encuentra en el municipio orensano de Lobios, pero ahora mismo, sin dejar de estar allí, forma parte de mi aparato respiratorio. ¡Por favor, una cerveza!

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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