Por favor, una cerveza
LAS IMÁGENES DE LA SEQUÍA producen en la garganta la aridez de esas noches en las que te has tragado el humo de 60 o 70 cigarrillos. Se queda uno sin saliva como esas raíces se han quedado sin agua. La xerostomía, que tal es el nombre de la deshidratación bucal, se debe a diferentes causas, entre las que se incluyen el estrés, la neurosis, la depresión o el consumo de alcohol, además de la contemplación prolongada de fotos como la presente. Te quedas dos minutos observándola y las mucosas se evaporan como los líquidos de un pez al sol. A veces, beber un vaso de agua lo remedia, a veces no. En las farmacias venden compuestos de saliva artificial que alivian momentáneamente la sensación de tiza. Resulta muy útil tener un espray a mano, además de un bote de lágrimas artificiales, que también las hay, y a muy buen precio. De este modo, puedes humedecer prácticamente todas las aberturas del rostro. Lo importante es no confundir los remedios para no llorar saliva o salivar lágrimas.
Pero volvamos a la imagen. Fíjense bien en la raíz. Aunque muerta, parece arrastrarse con desesperación hacia el agua como el sediento hacia el oasis. Observen el modo en que sus tentáculos se organizan para alcanzar tal fin. Da la impresión de haber dejado un rastro agónico sobre la tierra áspera semejante al que queda en la faringe de un fumador al día siguiente de una juerga. El pantano se llama Lindoso, pobre, y se encuentra en el municipio orensano de Lobios, pero ahora mismo, sin dejar de estar allí, forma parte de mi aparato respiratorio. ¡Por favor, una cerveza!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.