Cómo salvar un bosque con naranjas
Un experimento fallido logra revitalizar tres hectáreas de secarral en Costa Rica
Estos días en Galicia y Asturias prevalece el negro sobre el verde habitual. El fuego ha devorado más de 35.000 hectáreas de bosque en una semana dramática también para el ecosistema portugués. Ahora, en pleno luto, toca buscar soluciones para subsanar cuanto antes las consecuencias del desastre. Por eso científicos, ecologistas y propietarios forestales acaban de consensuar lo que pretende ser la guía definitiva para salvar el monte gallego.
Las tierras quemadas pueden tardar en regenerarse hasta 100 años. Según WWF/Adena, una media de 50, durante los que se requieren inversiones de varios millones de euros. No obstante, existen fórmulas efectivas, más rápidas y económicas para recuperar el ecosistema.
Fallos que salen bien
Esta es la historia de un estudio que inició un matrimonio de investigadores de la Universidad de Pensilvania (EE UU), y que fue cerrado por decisión judicial a los dos años de comenzar. Daniel Janzen y Winnie Hallwachs acordaron con Del Oro, una productora de zumo, donar parte del bosque propiedad de la empresa al área de conservación de Guanacaste, a cambio de poder verter sus desechos para biodegradación en una zona deforestada del Parque Nacional.
La competencia de Del Oro, TicoFruit, denunció “la contaminación del área“ y el proyecto fue paralizado. 16 años después, un equipo de la Universidad de Princeton (EE UU) inspeccionó la zona y descubrió que la biomasa superficial (la madera de los árboles) se había incrementado en un 176%.
Los beneficios, publicados en Restoration Ecology el pasado agosto, no se limitan a la regeneración del bosque, “sino al secuestro de una cantidad significativa de carbono, a coste cero”, aseguran desde la universidad. “No se trata de una situación en la que solo ganan dos partes, sino que ganamos todos”, garantiza Timothy Treuer, coautor del estudio.
De secarral a vergel en 16 años
La tierra que recibió la donación de 12.000 cáscaras de naranja y pulpa, "era un antiguo pastizal de suelo compactos, rocosos, pobres en nutrientes, característicos de suelos gestionados de manera prolongada a base de fuego y sobrepastoreo".
Un día, Treuer discutía potenciales vías de investigación con Janzen cuando le contó que el proyecto de Costa Rica nunca se había evaluado, por lo que decidió acercarse aprovechando otro viaje de investigación en esa zona. "Había tanta vegetación que no podía ver el cartel de siete pies (más de dos metros) con brillantes letras amarillas que lo señalizaba. Sabía que tenía que volver a cuantificar exactamente qué estaba pasando y respaldar este test virtual".
Y así constataron que el área fertilizada con los restos de naranja contaba con un suelo más rico y mayor diversidad de especies de árboles con copas más frondosas.
Según el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS), España es el quinto país productor de naranjas y zumos del mundo y el primero dentro de la Unión Europea. Los residuos que generan nuestros cítricos alcanzan unos 1,2 millones de toneladas anuales. ¿Quizá?
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