Tendencias de temporada
TIRÓN DE PELO/
pulsa en la fotoPucciL’Estrop
Curioso: mientras que las pieles sintéticas se asemejan cada vez más a las naturales gracias a la tecnología, las de pelo animal se tiñen de colores y reciben tratamientos de choque para que parezcan más falsas que el pellejo de un Pokémon. Sucede desde los noventa, cuando los animalistas comenzaron a hacerse oír sobre las pasarelas. Desde entonces, los peluches han ido ganando la partida, aunque siempre haya diseñadores que se resistan, como Karl Lagerfeld. En glorioso y brillante tecnicolor, esta temporada el pelo sintético (o no) lo cubre prácticamente todo, de la cabeza a los pies y en cualquier estilo: sombreros, abrigos, faldas, bolsos y botas. Lideran tan peludo pelotón firmas como Prada y Miu Miu, secundadas por Marc Jacobs, Versace o Gucci. Será porque donde hay pelo, hay alegría./
PUNTO PELOTA
pulsa en la fotoJacquemusL’Estrop
Cuentan que de las manchas en los tejidos que salían de los telares del siglo XVIII y de la costumbre de disimular los agujeros de la ropa pintando motas a su alrededor surgió el estampado que, con los tiempos, abrazarían con igual entusiasmo damas victorianas, pin-ups de posguerra, yeyés y posmodernos ochenteros. De la alta costura al prêt-à-porter, los lunares han repetido así su puntillismo narrativo tan españolista como parisiense. Invocados en antagónico blanco y negro —azul marino, en su defecto—, resultan clásicos hasta en la versión traje de chaqueta y pantalón de Jonathan Anderson en Loewe o la vuelta de tuerca al legado Balenciaga de Demna Gvasalia. Para los juegos de color, Saint Laurent o Jacquemus. Y los hay hasta peludos y metalizados, como los de Fendi y Maison Margiela.
PLÁSTICO EXPLOSIVO
pulsa en la fotoDelpozoL’Estrop
En una época en la que el compromiso sostenible potencia los tejidos orgánicos y las fibras recicladas, lo del renacido culto al plástico parece una transgresión. Durante los sesenta, el material causó furor por su entonces impronta futurista (Mary Quant, André Courrèges y Paco Rabanne le sacaron un buen partido). Su funcionalidad sigue presente esta temporada, pero con más ironía que nostalgia. Raf Simons para Calvin Klein apuesta por los abrigos de lana y pelo envueltos en papel de plástico transparente, seguidos por los impermeables con trampantojo de Miu Miu o la bomber-todo-a-la-vista de Dolce & Gabbana. Si toca salir de fiesta, Pucci pone brillo y color al PVC, una fórmula aplicable también a los accesorios.
CAJÓN DE SASTRE
pulsa en la fotoMulberryL’Estrop
El rigor sartorial del traje de chaqueta vuelve a dominar una temporada que parece especialmente diseñada para la fémina trabajadora. Mejor con pantalón que con falda lápiz, la americana se acepta en todas sus declinaciones: extratallada y alargada casi como un vestido (Stella McCartney), corta y urbanita (Off-White), de fuertes hombros cuadrados (Saint Laurent), grande y desestructurada (Vetements). Jugar con ella, además, se ha convertido casi en necesidad cuando no se tiene tiempo (ni presupuesto). Ajustarla con cinturones o combinarla con zapatos de colores llamativos son dos de las tendencias del momento. Y, por encima, se llevan los abrigos de corte sastre. Todo en implacable tweed y con estampados ad hoc: Príncipe de Gales, pata de gallo, ojo de perdiz…
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