_
_
_
_

El arte barroco mejora la vida de los más pobres de Cuzco

La financiación que genera la Ruta del Barroco Andino sirve para su propia conservación artística y también para llevar a cabo una labor social que beneficia a más de 2.000 personas, la mayoría niños

La expresión corporal y la danza son actividades muy populares en la ludoteca de Quispicanchi, en Perú.
La expresión corporal y la danza son actividades muy populares en la ludoteca de Quispicanchi, en Perú.Juanjo Fernández
Más información
Escuela para soñar
Infancia del revés
Huir de las pandillas sobre una tabla de surf
La sangrecita, un remedio ancestral andino contra la anemia

Pocas visiones del infierno tan vívidas como las de Tadeo Escalante en la iglesia de San Juan Bautista de Huaro generan tanta esperanza a los pobladores de las comunidades que se alinean en el Valle del Sur de Cuzco, en Perú. Junto a la iglesia de San Pedro Apóstol en Andahuylillas y la capilla de la Virgen Purificada de Canicunca, es parte de la Ruta del Barroco Andino. Son 42 kilómetros que comienzan en el corazón de la capital inca, en la Iglesia de la Compañía de Jesús de Cuzco, y que soportan económicamente su propia conservación artística y una labor social que, a través de sus centros, alcanza a más de 2.000 personas al año. De ellas 1.500 son niños y niñas de las seis poblaciones y múltiples comunidades de la provincia de Quispicanchi.

El arte y el juego son dos de los pilares sobre los que pivota la labor de las tres asociaciones, Sempa, Wayra y Ccaijo, vinculadas a las parroquias de la Compañía de Jesús, que apoyan a las familias de la región. El arte lo ponen los templos que atraen anualmente a más de 200.000 turistas a este valle que comunica Cuzco con Madre de Dios y el lago Titikaka. Tres de estos templos constituyen los ejemplos más destacados del barroco andino pues, con sus pinturas murales, lienzos y esculturas, llevan impresionando a autóctonos y visitantes desde el s. XVI. Su propósito evangelizador y aleccionador –en el marco de la Contrarreforma primero y del combate a las ideas independentistas de Tupac Amaru posteriormente– ha continuado en el tiempo hasta hoy. Gracias a la actividad cultural y turística se mantienen tres comedores, dos ludotecas, bibliotecas, aulas de informática y formación profesional en hostelería y turismo. Además, se han podido acometer las restauraciones de las iglesias y mantener su conservación de forma constante.

En el sotocoro de la iglesia de San Juan Bautista de Huaro está representado en forma de mural el infierno. Este y otros templos sirven como atracción a los 200.000 turistas que visitan anualmente la Ruta del barroco Andino.
En el sotocoro de la iglesia de San Juan Bautista de Huaro está representado en forma de mural el infierno. Este y otros templos sirven como atracción a los 200.000 turistas que visitan anualmente la Ruta del barroco Andino. Juanjo Fernández

Las ludotecas y los comedores son espacios en los que se tiene la oportunidad de observar el comportamiento de los niños y detectar conductas que señalan situaciones de violencia familiar o vulnerabilidad en las familias. Karen Farfan, defensora coordinadora de los programas en Huaro, explica su importancia para unos niños y niñas "en los que casi desde que tienen capacidad de andar ya tienen trabajos asignados en sus hogares, como cuidar del ganado o de los hermanos menores, de manera que el juego está visto en su entorno como una pérdida de tiempo". Tampoco las estructuras de las casas, en las que toda la familia suele compartir un único espacio, dan al menor un lugar propio en el que poder desarrollarse. Por esta razón, la casa del juego o Pukllana wasi, en quechua, multiplica su utilidad. Una vez al año, por ejemplo, se organiza un encuentro familiar en el que juegan todos juntos y, además de pasarlo bien, los padres comienzan a entender el valor del ocio como elemento de crecimiento de sus hijos.

En las zonas altas las condiciones de vida son especialmente duras debido a la altura, el frío y las distancias

En la ludoteca se distribuyen diferentes áreas. Hay un rincón que simula la casita en el que se trabajan los roles de género. En un principio era un espacio exclusivo para las niñas pero, gracias a la labor de las educadoras, los varones han empezado a derribar sus prejuicios mentales. Otro de los rincones está lleno de colchonetas para cultivar la expresión corporal, una actividad que luego continuará con la danza y el baile. En mitad de la casa, las mesas están llenas de elementos de construcción y manualidades. En una de las actividades en la que los pequeños hacían tarjetas para felicitar a sus padres, la profesora encontró una que decía: "Papa, te quiero mucho, pero ya no quiero que nos pegues más". La defensoría legal de la parroquia contactó con la madre y empezó a trabajar con ella para que primero se reconociese como víctima y después lograra recomponer su familia y mantenerla con su propio trabajo. Es un ejemplo del centenar de casos que trata cada año este departamento.

Diferentes momentos en las ludotecas.
Diferentes momentos en las ludotecas.Juanjo Fernández

Los comedores son otros espacios en los que se detectan los problemas de los niños de forma diferente de la de las entrevistas. El más antiguo arrancó hace 30 años en Andahuaylillas y tenía un carácter eminentemente asistencial que se ha corregido ya que, al no haber un estudio previo de los beneficiarios, las familias del pueblo, más próximas, eran las primeras en enterarse y solicitar el apoyo sin tener en muchas ocasiones una necesidad extrema. Esto perjudicaba a las de las comunidades más alejadas, pero la situación se solucionó con la formalización de la Ruta del barroco Andino y la coordinación desde la Asociación Sempa de los programas de apoyo.

Así, desde 2012 se hace una evaluación de cada familia y se ha establecido una cuota mensual simbólica de cinco soles (1,3 euros) para que los padres sientan que participan en la alimentación de sus hijos. En los casos en los que se carece de esa cantidad, puede ser cubierta con productos de su chacra o huerto, y si aun así no tienen, los padres pueden apoyar con su propio trabajo. Además, se exige a todos los niños que dispongan de documentos de identidad, ya que es muy frecuente que los pobladores de los caseríos más alejados carezcan de ellos. "Cuando esto ocurre, las defensorías jurídicas de las parroquias ayudan a obtenerlo. Además sirve para tener derecho al Servicio Integral de Salud, al que también se incorpora al niño", destaca Meritxell Oms, directora desde hace casi dos años de la Asociación Sempa.

Un grupo de 47 profesionales (psicólogos, asistentes sociales, educadores, cocineras y otros), cuatro párrocos y seis voluntarios trabajan en los seis centros, en los que se desarrollan también programas de salud. Su objetivo es igualar las oportunidades de los niños independientemente de su origen, ya que se ha detectado una gran brecha entre aquellos que viven en las comunidades más alejadas y rurales con respecto a los otros.

En los comedores sociales no solo se da de comer a los niños, también son espacios para mejorar sus habilidades sociales y detectar problemas intrafamiliares.
En los comedores sociales no solo se da de comer a los niños, también son espacios para mejorar sus habilidades sociales y detectar problemas intrafamiliares.Juanjo Fernández

La más antigua de las instituciones, CCAIJO, se dedica desde hace 46 años a la promoción y capacitación de campesinos de todas las edades en labores relacionadas con la hostelería y turismo, artesanía e informática. Su actividad más especial es el taller de lutería que desde hace tres años forma a los jóvenes en el arte de fabricar guitarras, violines y charangos.

Carmen Sirvas, administradora de las parroquias de Andahuaylillas, Huaro y Urcos, explica cómo se integra CCAIJO con las otras dos instituciones de la red. "Sempa gestiona los fondos procedentes de las entradas para visitar los templos y las dos tiendas de la Ruta, mientras que la Asociación Wayra [viento, en quechua] se encarga de los programas sociales dirigidos principalmente a las mujeres y niños". Los beneficiarios son más de 50.000 pobladores dispersos entre casi una centena de comunidades rurales y caseríos. En las zonas más altas las condiciones de vida son especialmente duras debido a la altura, el frío y las distancias que aún se hacen caminando. "Wayra también realiza desde hace dos años el seguimiento de los casos de tratas de personas que afecta a chicas adolescentes", abunda Sirvas. "Mediante el engaño, son dirigidas a las zonas de minería ilegal en Madre de Dios para ejercer la prostitución".

En los comedores se pide una cuota mensual simbólica para que las familias participen en la alimentación de sus hijos

Para visitar los templos de la Ruta hay que pagar 25 soles (ocho euros aproximadamente), 10 en la taquilla de la iglesia de la Compañía en Cuzco y 15 por una entrada combinada que da acceso a los templos de la Virgen Purificada de Canicunca, San Juan Bautista de Huaro y San Pedro Apóstol en Andahuaylillas. Tanto en Cuzco como en Andahuaylillas se puede comprar artesanía local procedente de las mismas comunidades beneficiarias de los programas de formación impulsados por Ccaijo.

Desde hace algún tiempo se ha puesto de moda entre parejas procedentes de todo el mundo casarse en el templo de Andahuaylillas, lo que ha generado una nueva fuente de ingresos. Se espera promocionar también el templo de Huaro para llegar al matrimonio entre el cielo y el infierno de sus muros y contribuir así de paso a dar mejores oportunidades, acá en la tierra, a los vecinos de la región.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra newsletter.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_