Europa se reconcilia con Cuba
La UE acierta al enterrar el veto a La Habana impulsado por Aznar
Hay que congratularse porque finalmente Europa haya decidido restaurar sus relaciones con Cuba con el destierro definitivo del veto institucional que durante los últimos 20 años la Unión Europea ha mantenido contra La Habana.
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La medida —denominada posición común, establecida en 1996 e impulsada por el entonces presidente del Gobierno español José María Aznar— se ha revelado ineficaz a la hora de facilitar la democratización del régimen castrista. Es más, a la vista de los resultados podría considerarse que ha sido contraproducente.
La posición común resultaba además anacrónica, porque tras la normalización de relaciones entre Washington y La Habana, Europa practicaba una política de agresividad hacia la isla única en el mundo. Y también era hipócrita, porque numerosos gobiernos de la Unión —entre ellos el español— negociaban mientras tanto por separado con el régimen de Raúl Castro.
Por ello el veto a Cuba ya fue aparcado el pasado diciembre con un acuerdo de diálogo político y cooperación firmado en La Habana por la alta representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini. Y ayer fue aprobado por el Parlamento Europeo.
Esta normalización con Cuba se produce precisamente cuando desde Washington vuelven los mensajes de hostilidad hacia La Habana por boca del presidente Donald Trump. Esto coloca a la UE como un actor privilegiado a la hora de facilitar una apertura real del régimen de Castro. El acuerdo aprobado ayer en Bruselas ya ha permitido un diálogo sobre derechos humanos, algo que las medidas impulsadas por Aznar jamás consiguieron.
Sin embargo, conviene no llamarse a engaño. El régimen cubano se ha mostrado durante décadas impermeable a cualquier tipo de iniciativa exterior. La nueva estrategia de la UE no tendrá éxito si no se producen cambios en La Habana.
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