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Cata a la española en Vinexpo

España es el país invitado en la feria de Burdeos referencia en el mundo del vino, con 2.300 expositores y 45.000 asistentes

Cata A taste of Spain (Sabor a España), celebrada el lunes en el Palacio de la Bolsa de Burdeos.
Cata A taste of Spain (Sabor a España), celebrada el lunes en el Palacio de la Bolsa de Burdeos. Joanna Margan
Pablo León
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Why Spanish wines were the toast of this year’s Vinexpo

Una enorme bandera de España ondea en la Plaza de la Bolsa de Burdeos. Desde el pasado 18 de junio y hasta este miércoles, la ciudad francesa acoge una nueva edición de Vinexpo, referencia global —junto con ProWein, que se celebra en Dusseldorf— en el mundo de la vitivinicultura y las bebidas espirituosas. La feria, que se celebra cada dos años y que en esta edición atrae a 2.300 expositores de 40 países y a unos 45.000 visitantes, ha elegido a España como país invitado. Así, más de un centenar de bodegas españolas se han acercado a la cita. “Al ser vecinos tan cercanos, España siempre ha tenido una importante presencia en Vinexpo”, cuenta Guillaume Deglise, director general de la feria, “pero este año hemos querido profundizar más en los vinos españoles”. Evidencia de ello es que el país está entre los tres que más bodegueros y empresarios del vino ha traído a Burdeos, ocupando la tercera plaza tras Francia e Italia.

Uno de los expositores de vinos españoles en Vinexpo.
Uno de los expositores de vinos españoles en Vinexpo.

La diversidad, la tradición o el lenguaje contemporáneo que muchas bodegas están explorando son algunos de los valores que más resalta Deglise: “Hay mucha creatividad tanto enológica como en el campo del marketing y el etiquetado. Además, en España hay un vínculo íntimo entre vinos y gastronomía, quizás más potente que el que hay en Francia”. Buen ejemplo de esa unión ha sido la cata A taste of Spain (Sabor a España), organizada en colaboración con la reputada publicación Wine Spectator: la mayor cata de vinos españoles fuera del territorio que se ha celebrado nunca y que tuvo lugar el pasado lunes en el Palacio de la Bolsa de Burdeos. Además de vino, un equipo de 12 cocineros, liderados por Ferran Adrià y José Andrés, ideó varios platos para acompañar los tragos. “En los setenta, Francia era un modelo a seguir [gastronómica y enológica], nos inspiraba. Ahora, tras muchos años de trabajo, España ha mejorado en todo: se ha posicionado como un referente del mundo gastronómico. Y los vinos están estrechamente vinculados a la comida”, dijo a este periódico José Andrés, que considera ese éxito de la Marca España como “un esfuerzo de todos”.

El chef José Andrés y, a la derecha, Ferran Adrià, en la cata A taste of Spain.
El chef José Andrés y, a la derecha, Ferran Adrià, en la cata A taste of Spain.Joanna Margan

A pesar de los éxitos conseguidos —en los últimos cinco años las exportaciones de vino español han aumentado un 43% en volumen y un 21% en monto económico—, ese esfuerzo no puede pararse. “España vende [exporta] más botellas que nadie, pero es el tercer país en ingresos”, resume Rafael Rey, al frente del Observatorio español del mercado del vino. Esto se explica por las ventas de vino a granel (faceta que no se representa en Vinexpo ya que solo acuden vinos finos, embotellados). Rey expuso las cifras en uno de los encuentros de Vinexpo (Los vinos españoles y la exportación). Es uno de los puntos fuertes y a la vez débiles de la industria vitivinícola española: los vinos son baratos, lo que otorga a España la categoría de imbatible con respecto al binomio calidad-precio pero a la vez la limita. “No se produce un volumen suficiente de vinos que se vendan a buen precio”, añade Pedro Ballesteros, único Máster of Wine español (organización formada por 340 miembros de 28 países), que critica el bajo precio al que se paga la uva así como los problemas de las vides asociados cambio climático. Por otro lado, lamenta la falta de promoción de la diversidad enológica: “España esconde una variedad enorme que ha quedado algo eclipsada por Castilla-La Mancha y Rioja”.

Una cata de vinos en la feria Vinexpo celebrada en Burdeos.
Una cata de vinos en la feria Vinexpo celebrada en Burdeos.REGIS DUVIGNAU (REUTERS)

Lafou Celler es una bodega de Tarragona presente en Vinexpo. Desde su puesto, invitan a probar una copa de blanco. “¿Conocéis la bodega?”, preguntan antes de escanciar. No es la primera vez que acuden a Vinexpo, pero decidieron compaginar su presencia con la cita vitivinícola alemana ProWein. “En algunos casos hay que elegir, pero ahora hemos vuelto porque en 2015 estuvimos de nuevo y cerramos bastantes negocios”, cuenta Ramón Roquetas, su gerente. “Además, este año era muy especial”, añade, ”no siempre se cuenta con al apoyo que significa ser una de las bodegas del país invitado”.

La primera feria de vinos del mundo

Fundada en 1981, Vinexpo es una referencia global en el mundo vitivinícola. Organizada por representantes del sector, se celebra cada dos años y se presenta como un lugar en el que cerrar negocios. La cita genera un impacto cultural en la ciudad de Burdeos con catas y otras actividades. Además de la cita de Burdeos, Vinexpo celebra eventos en Nueva York, Austria, Hong Kong y Tokio. Frente a esta cita aparece Prowein, feria clave en el sector y que, desde 1994, se celebra anualmente en Dusseldorf. A pesar de que Vinexpo fue la primera en fundarse, la cita alemana se ha convertido en ineludible para muchos representantes del sector.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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