Los siete pecados capitales del turista
En algunos lugares odian a los viajeros. ¿Será por algo?
¿Te portas bien cuando estás de viaje? Si es así, irás al cielo de los trotamundos, un país que nadie antes que tú ha visitado. Si has sido malo volverás en agosto a Benidorm.
1.- Avaricia
El turista avaro o codicioso es capaz de regatear dos horas y perderse las Pirámides o el Taj Mahal por ahorrarse un euro. El colofón de su compra suele ser una sonrisa presuntuosa y la frase: “a mí no me engañan estos”.
2- Envidia
La felicidad del turista envidioso consiste en quedarse todo el día encerrado en la habitación del hotel porque llueve a cántaros y se ha suspendido la excursión que él no había contratado por tacaño. Ya se sabe, mal de muchos, consuelo de tontos.
3.- Gula
Pecado que consiste en comer con los ojos en el bufé del hotel y vaciar el barril de cerveza del resort todo incluido. Se castiga con siete kilos y doscientos gramos de lorzas.
4.-Ira
¿Realmente era necesario gritarle al camarero y chivarse a su jefe por no preparar el Gin-Tonic comme il faut? ¿Y si ahora se queda sin trabajo?
5.- Lujuria
No pasa nada por ligar o intentar ligar en los viajes. Pero confraternizar con los nativos y creerse el más guapo o la más guapa del mundo aprovechando la posición económica está feo.
6.- Pereza
Si no madrugas irás de cabeza al infierno donde van los fotógrafos que disparan su cámara a mediodía, con esa luz cenital que hace que todas las fotos se vean planas y con sombras muy feas.
7.- Soberbia
El pecador por soberbia viajera es aquel que se dirige al camarero, al guía o al botones del hotel, sobre todo si son de piel oscura, con un “¡oye, tú!”. También aquel que, frente al Taj Mahal, suelta aquello de: "Pues mucho más bonita es la iglesia de mi pueblo".
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