Los mapas con precisión de centímetros que sabrán cuándo mueves el brazo
Los sistemas de navegación son una pieza clave en el desarrollo del coche autónomo. La cartografía 3D y de interiores amplia sus posibilidades para ofrecer nuevos servicios
Los mapas son mucho más de lo que eran. Antes los sacaban los turistas para parecer todavía más turistas. Los consultábamos para saber dónde quedaba exactamente Birmania (ahora Myanmar) o por qué países pasaba el ecuador, además de Ecuador. Siempre había una guía de carreteras en la guantera, por si nos perdíamos o por si nos queríamos perder. Y el callejero y el plano de metro eran útiles cuando íbamos a casa de un amigo que no vivía en nuestro barrio. Ahora el mapa está en el móvil. Casi cualquier mapa. Tan a mano que muchos los usan casi todos los días. Su precisión, su nivel de actualización y la cantidad de información y ayuda que nos prestan los hace prácticamente imprescindibles. Y lo van a ser mucho más. Los mapas van a tener que guiar coches que se conducen solos. Una figura clave en la movilidad del futuro.
La cartografía en alta definición es una de las piezas esenciales del coche autónomo. Que un vehículo pueda conducir por su cuenta no depende solo de una tecnología, sino de la combinación y el análisis con inteligencia artificial de todos los elementos: sensores (de movimiento, de luz), cámaras, comunicación entre vehículos… “Sin los mapas un coche no sabría dónde tiene que ir, cuál es la ruta más rápida, qué incidentes puede encontrar en su viaje o dónde puede repostar”, desarrolla Edzard Overbeek, director ejecutivo de Here Maps. Para que un plano pueda hacer todo eso tiene que ser muy bueno. “Estamos haciendo mapas con una precisión de 10 centímetros, con el tráfico actualizado al momento y con la antelación suficiente para evitar atascos si se puede”, narra el CEO de Here, que asegura que su base de datos cartográficos se renueva con más de dos millones de cambios cada día. Pieter Gillegot-Vergauwen, vicepresidente de gestión de producto de TomTom, abunda en este sentido: “Los sensores captan qué sucede alrededor del vehículo. Pero para ver lo que ocurre a 200 metros y cómo actuar en consecuencia hacen falta los mapas”. Además de alta definición, TomTom ha desarrollado un sistema de localización del vehículo que amplía la puntería del GPS para identificar con exactitud, por ejemplo, en qué carril de una autopista se encuentra. Esta empresa holandesa opera en 135 países, con más de 48 millones de kilómetros de carreteras cartografiados y casi 250.000 en 3D (en Estados Unidos, Alemania y Francia), el próximo paso de la navegación.
Cartografía 3D y de interiores
Los avances tecnológicos permiten que el negocio de los mapas vaya más allá de contribuir al desarrollo del coche del futuro. Edzard Overbeek utiliza la palabra “consumidores” para referirse a sus clientes y repite que ya no son una empresa de mapas, sino de “datos”. Y no lo hace porque sí: “Todo será susceptible de ser pedido, comprado, alquilado o prestado. Si quieres ir de A a B de la mejor manera te podrán ofrecer muchísimas opciones. Y la movilidad del mañana permitirá que todo en ese trayecto esté más a tu alcance”, vaticina. Here pretende mapear el mundo en 3D (no solo las carreteras) que esos mapas estén permanentemente actualizados y ofrecer con ello todo tipo de servicios y productos al “consumidor”. “Los coches tendrán cámaras 4K y LIDAR [detección de objetos con láser]. Así se llega a escanear el mundo hasta 40 metros de altura. En la próxima versión añadiremos datos de sensores de otras partes. Piensa en móviles. Piensa en drones. Con toda esa información constante podremos hacer una representación digital del mundo físico. Podremos triangular cualquier objeto, incluso dentro de las casas. De tal forma que si muevo mi teléfono o cualquier otra cosa, nuestra base de datos lo cambiará de lugar en cuestión de segundos”. La aplicación que Overbeek imagina para esta tecnología es amplísima: “Rastrear envíos. Optimizar la cadena de suministro. Combinar una cantidad enorme de datos para personalizar servicios. Imagina el valor que esto puede tener para el mercado inmobiliario o de los seguros”. Los seguros (o las fuerzas de seguridad, por poner otro ejemplo) pueden saber qué y cómo ha cambiado, en el derrumbe de un edificio. Tampoco cuesta imaginarse su uso en grandes superficies, para que los clientes se orienten y los comerciantes sepan más de sus potenciales compradores.
Mapear el interior de un edificio permite trabajar con él en realidad virtual o aumentada, algo que por sí solo ya es un terreno de enorme potencial. Pensemos, por ejemplo, en la posibilidad de hacer videojuegos como el fenómeno Pokémon Go con calidad y precisión dentro de los edificios. Google, que a través de su proyecto Tango desarrolla la misma tecnología que Here, hizo una demostración de estas capacidades en el marco del Mobile World Congress de Barcelona del año pasado. Escanearon el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) y con ello crearon una aplicación de realidad aumentada que servía como guía y navegador y ampliaba la experiencia del propio museo. Uno de los cuadros insignia del MNAC, La Batalla de Tetuán de Mariano Fortuny, tenía colocados marcadores (virtuales, se ven a través de la tablet o el móvil) en puntos concretos de la pintura que aportaban información, por ejemplo, sobre los personajes históricos que aparecen en ella. La posición de esos marcadores era tan precisa que parecían ser chinchetas clavadas sobre el óleo.
Todos estos avances darían el impulso definitivo a un sector que vive desde hace unos años una expansión sin precedentes. La GSA (Agencia Europea para los Sistemas de Navegación Global vía Satélite) estima en su último análisis del mercado (que se publicará en mayo) que los ingresos de los servicios de valor añadido gracias a GPS crecerán hasta los 195.000 millones de euros en 2025, “más de 2,5 veces por encima” de lo que se ingresará por ventas de los propios dispositivos por GPS, por ejemplo, los móviles. “Los servicios de valor añadido se pondrán ‘por las nubes’ [el texto en inglés dice skyrocketing, despegar como un cohete] con un crecimiento anual del 20% hasta 2020. La llegada del 5G, la conducción autónoma, las ciudades inteligentes y el Internet de las cosas extenderá su proliferación”, anticipa un primer extracto del informe de la agencia.
En ese escenario Overbeek, exvicepresidente de Cisco (uno de los mayores conglomerados de Silicon Valley), se ve compitiendo de poder a poder con Google. La compañía de Mountain View tiene al menos tres programas distintos de mapas en su catálogo: Maps, Earth (recién renovada) y Waze. La pugna de momento está claramente decantada a favor de Alphabet: Google Maps está descargado (y se utiliza, y mucho) en prácticamente cualquier dispositivo, más de 1.000 millones según refleja su ficha en Google Play, la tienda de apps de Android; Here (adquirida en 2015 por un consorcio automovilístico alemán formado por el Grupo Volkswagen, Daimler y BMW) ha llegado a 100 millones de coches y su aplicación para smartphones supera los 10 millones de descargas, muy pocas en comparación con su rival, pero la compañía contrapone la calidad de sus servicios para conductores (rutas, repostaje, aparcamiento) y su dominio en un sector del que se espera una gran expansión como el del automóvil, donde se utiliza su software en 4 de cada 5 coches con navegación integrada. Con respecto a los servicios, Google Maps ofrece una carta similar a la de Here: señala cada establecimiento del que tiene conocimiento, aporta su información, lo describe y evalúa a través de sus usuarios y ahora se centra en potenciar su sistema de sugerencias geolocalizadas, uno de los principales nichos de mercado de estas compañías, que ya están utilizando la inteligencia artificial para publicitar lugares o productos que puedan interesar a cada usuario. Como Here, Google también dispone de vista 3D y de la calle (Streetview) de miles de kilómetros de ciudades y carreteras. TomTom no está tan centrada en ampliar la oferta de servicios a sus usuarios: “Nuestro negocio es la movilidad. Para dar productos añadidos pensamos en la asociación con otras empresas, para que el conductor encuentre hoteles, restaurantes y cualquier producto que necesite”, cuenta el vicepresidente Pieter Gillegot-Vergauwen.
La importancia de las fuentes
La elaboración de mapas y de sistemas de navegación que analizan el tráfico y las incidencias que se producen en cada momento parte de una recogida de datos que debe ser muy precisa, sobre todo si con ellos se van a mover los vehículos autónomos. “Si los mapas no son buenos es posible que no sepamos adónde vamos”, advierte Antonio Rodríguez Pascual, subdirector adjunto del Centro Nacional de Información Geográfica, en el Instituto Geográfico Nacional. Recuerda un caso notorio. La casa de una mujer de Texas fue demolida por un error de Google Maps, que ubicó otro inmueble en la dirección que en realidad correspondía a su vivienda. “Para que esto no suceda es muy importante que la información que se use sea oficial y abierta”, recomienda. En el caso de España o México la cartografía base de Google Maps y de otras aplicaciones se nutre de la información de las instituciones oficiales (el IGN en España y el INEGI en México), pero en otros países no se ha llegado al mismo acuerdo. Todos los datos del IGN son abiertos desde diciembre de 2015, época en la que empresas como Google ya habían decidido adquirirlos. Pero en lugares donde eso no ha sido posible, la base cartográfica pertenece a empresas privadas o a las propias compañías de navegación. Si en Google Maps vamos a Madrid, en la parte inferior de la pantalla puede observarse la firma del IGN. Si vamos a Wisconsin, solo vemos la de Google. Y el Londres, por ejemplo, aparecen varias compañías.
“Hoy por hoy nada depende en nuestros desarrollos solo de una fuente”, explica Giggegot-Vergauwen desde TomTom, que señala la conveniencia de recibir datos de usuarios, instituciones, administración y sensores. De la misma manera resuelve otra duda extendida, la posibilidad de que un coche autónomo, y más concretamente su sistema de mapas, pueda ser pirateado: “son demasiados elementos en juego. Pero nada está a prueba de idiotas”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.