13 fotos13 objetos que tiene por casa que caducan y no lo sabeDebería cambiar de estropajo cada cuatro días. Y la almohada, antes de lo que piensa. Estas y otras cosas de uso cotidiano que quizá debería haber jubiladoKristin Suleng22 ene 2017 - 09:19CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyCopiar enlaceDebido al cuidado diario, la higiene bucal que le proporciona el cepillo de dientes suele dejar de ser efectiva a los tres o cuatro meses de uso, porque como señala Eva Verdejo, “muchos microorganismos se acumulan en el cepillo por el contacto con la mucosa bucal y el ambiente húmedo y cálido del baño”. Para alargar su vida útil, se aconseja limpiarlo de restos orgánicos y luego secarlo bien. Según Fernando Sapiña, es indispensable cambiar de cepillo en caso de sufrir alguna infección, con el fin de evitar que se reproduzca.El deterioro del cepillo para el cabello empieza a apreciarse por la forma de las cerdas o la pérdida de flexibilidad del cepillo. Si desea que le dure el máximo tiempo, es esencial lavar el cepillo con una frecuencia mínima de una semana. “Deja de ser funcional cuando notamos que es más abrasivo. Sin embargo, si se retira el pelo y se lava el cepillo con un jabón suave a una temperatura elevada para eliminar los microorganismos y se deja secar bien, puede durar años”, apunta Verdejo.Buena parte de las recomendaciones sugieren un plazo menor al año para cambiar de esponja de baño. El contacto con la piel y el ambiente con humedad y una temperatura alta hacen de este objeto de aseo personal un lugar perfecto para criar posibles patógenos. “Si no se utilizan con un cuidado exquisito, pueden desarrollar bacterias responsables de infecciones o mohos. Para evitarlo, se recomienda secarlas bien después de usarlas, bien al sol o incluso hirviéndolas”, anota Sapiña.El problema, en este caso, es el mismo que con la esponja, pero a diferencia de esta, las toallas suelen lavarse de forma periódica y se dejan secar al aire libre o se recurre con secadora, algo que viene muy bien para eliminar microorganismos. “El plazo puede superar los tres años si la higiene es rigurosa, con un tratamiento de limpieza, con temperaturas elevadas y un jabón, suavizante o una lejía. También pueden durar más tiempo si tiene un fondo de toallas que permita intercalar su uso cada tres o cinco días”, indica Verdejo.Aunque no suelen pisar la calle, recuerde que en nuestros pies reside una multitud de fauna microbiana. Pese a que algunas webs suelen indicar un plazo de seis meses para cambiarlas, la vida útil de las zapatillas de casa puede alargarse si se recurre a medidas higiénicas como el uso de calcetines para impedir el desarrollo de hongos. “También se aconseja lavarlas con regularidad y secarlas bien como medida de prevención y para mantenerlas adecuadamente”, señala Sapiña.“Para conocer la durabilidad de una zapatilla deportiva, la referencia más adecuada no es el tiempo de vida útil, sino el número de kilómetros que es capaz de resistir en las mejores condiciones la intensidad del ejercicio”, advierte Verdejo. Alguien que emplee las zapatillas para practicar una actividad suave de mantenimiento no desgasta la amortiguación, la pisada o la superficie de la suela del mismo modo que un deportista de élite. En el caso de un usuario experto, es posible que deba cambiarlas en menos de un año, aunque el tipo de materiales técnicos y las condiciones anatómicas del pie también son determinantes. “A partir de 400 o 500 kilómetros, los materiales empiezan a degradarse, pero hay que atender también a la frecuencia: no es lo mismo correr diez kilómetros un día a la semana que entrenar cinco o seis veces a la semana haciendo veinte o treinta kilómetros al día. Es importante, además, mantener limpias las suelas, ya que dejar restos de barro, por ejemplo, las deteriora antes”, añade Sapiña.Es acertado cambiar de manera periódica la almohada y el colchón, pero ambos no comparten la misma duración de su vida útil. La almohada empieza mermar por la pérdida de su forma y soporte, justo cuando usted empieza a notar que descansa peor o incluso le duele el cuello por haber cogido posturas más incómodas para dormir. “Es curioso que muchos usuarios cambien más habitualmente de colchón que de almohada, porque atribuyen sus dolores a este, pero no es así”, señala Verdejo. Pero además de que afecten al descanso, "los rellenos son un lugar ideal para que se críen los ácaros, por lo tanto, se aconseja lavar el relleno de las almohadas cada tres meses y las fundas cada semana”, apunta Sapiña."Aunque pueda seguir siendo funcional, dejan de ser cómodos”, explica Verdejo. Aunque algunos sitios web hablen de un año o dos, no se agobie con el plazo. No pocas mujeres guardan en el cajón de su cómoda sujetadores que adquirieron años atrás pero que todavía cumplen su papel. “Todo depende del tejido y su mantenimiento. Quizá pierda un poco de brillo o elasticidad en el contorno con el tiempo. En el caso de la ropa interior en general, el tejido puede quedar un poco más rugoso por la degradación de los lavados", cuenta.El látex se degrada cuando entra en contacto con el ambiente y es normal que en muy poco tiempo aparezcan grietas, una señal de que el material pierde su elasticidad. “El problema del chupete es que, por su utilización más intensa, en las grietas pueden desarrollarse microorganismos. Sean o no de látex, hay que cambiarlos con cierta frecuencia”, indica Sapiña.La especias secas pueden durar años, pero algunas se consumen como producto fresco, como el perejil, la albahaca o el cilantro. Es importante que no se confunda, "la vida útil de las frescas está limitada por la alteración microbiológica y, por tanto, es de unos pocos días, incluso en condiciones de refrigeración, al igual que cualquier producto vegetal fresco”, describe Catalá.El inconveniente de los estropajos es que se convierten en un auténtico nido de microorganismos, aunque muchas veces no seamos conscientes. Los consejos para su limpieza apuntan a lavarlos con agua y lejía con mucha frecuencia o calentarlos en el microondas para eliminar térmicamente a los microorganismos. “El uso degrada su composición bastante más rápido que en el caso de una esponja de baño. Por razones higiénicas, deberíamos cambiarlo cada tres o cuatro días, si somos muy estrictos o porque alguien en nuestra casa tiene el sistema inmunitario comprometido, pero la utilidad, mientras sea funcional y se desinfecte para evitar problemas gastrointestinales, puede llegar a un mes de durabilidad”, anota Sapiña.Depende mucho del uso que se le dé, por ejemplo, si lo utiliza más de un niño. Las sillas para niños destinadas al automóvil son un elemento de seguridad en el que debe comprobarse que todos los componentes se mantienen de forma estable. “En caso de impacto, no tiene que haber ningún punto frágil, por lo que no hay que elevar su duración más allá de los seis o diez años, ya que está destinado a salvar un vida”, recalca Verdejo. Tiempo suficiente para que el niño deje de ser niño, claro está, pero cuidado: que estas sillas se hereden entre hermanos o amigos es muy habitual.Los extintores son equipamientos que requieren un seguimiento periódico. Un examen sistemático permite que su integridad se mantenga en buen estado, por lo que su vida útil puede alcanzar los quince años. “Es importante que esté en unas condiciones adecuadas para una situación de emergencia. En este caso, nos debería de preocupar más la revisión periódica que la caducidad”, recuerda Verdejo.