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“Han experimentado demasiado conmigo, no debería estar vivo”

El gin-tonic que cobró vida y ha contactado con un humano.
El gin-tonic que cobró vida y ha contactado con un humano. diego mir

LOS BARMAN de España llevan más de una década jugando a ser dioses con el gin-tonic, experimentando con sus ingredientes sin plantearse ningún tipo de barrera ética. Ahora uno de ellos parece haber cobrado vida. Gin Tonic (Barcelona, 2017) está consciente, tiene personalidad e ideas propias, lo tengo justo delante de mí y lleva algunos minutos intentando contactar conmigo y establecer un vínculo con nosotros, los humanos.

¿Me has dicho algo? S…, s… No.

Juraría que te he oído susurrar algo. No…, sí… Ssssss…, soy…, soy un gin-tonic. ¿Quién eres?

Estoy en un bar, soy un cliente y me has hablado tú, así que deberías contestar tú antes, ¿quién eres tú? Soy un conjunto de seis tipos de ginebras premium, 15 esencias, dos tónicas distintas… Creo, eso creo. No lo sé seguro.

Los combinados son cada vez más excesivos, pero de ahí a poder hablar… Han arrojado dentro de mí mil mundos y de todo ello ha emergido conciencia. Soy una entidad inteligente. Noto cosas. Es una incógnita cómo se ha generado vida y alma dentro de la copa de balón, pero aquí estoy.

¿Desde cuándo estás vivo? No lo sé… Primero no había nada, luego muchísima luz y germinó un caldo primordial muy frío, pero yo aún no existía. Y entonces me insuflaron aire y hierbas y un tuist de lima… Y de repente sentí dolor. Yo gritaba y no me oía nadie.

¿Sigues sintiendo dolor? Sí. ¿Por qué me habéis hecho esto? Soy un monstruo. Los hombres habéis llevado el gin-tonic más allá de lo razonable y se han roto todos los límites naturales… Y yo soy el fruto de ese exceso. Siento cada segundo como un tormento.

Lo que te pasa es muy fácil, se ha generado vida en la copa porque han puesto muchas cosas. Aunque llevo tres y tú eres el primero que me dice cosas. En algún momento del proceso de mi elaboración algo se rompió y surgí yo por accidente. Nunca debió ocurrir.

¡Espera!… Quédate conmigo que estoy muy solo… Está bien así, pues yo debo ser el primero y el último de los míos. Pronto me habré aguado para siempre. Noto cómo cada segundo me deshago un poco más.

No te vayas. No llores por mí, humano. En esta copa he vivido mil vidas como la tuya. Mi concepción del tiempo no es la misma que la de los hombres. He visto nacer y morir a los tuyos más veces de las que puedo recordar. Yo no pedí esto. Yo no debería existir.

¿Y yo? ¿Cuál es mi futuro? ¿Merece la pena mi vida? Tú eres un ser maravilloso y, escúchame, no hagas caso de lo que te digan.

¿Sí? Pues todo el mundo dice que no y me siento muy solo. Eres un ser hermoso y lleno de luz y tienes derecho a ser feliz y a que nadie te diga lo que tienes que hacer. Tú controlas y nadie puede decirte que hagas esto o lo otro. Tú puedes hacer lo que quieras.

Claro, por eso llevo bebiendo toda la noche, porque puedo hacer lo que quiera. Claro que sí, puedes hacer lo que quieras. Ahora entiendo que el motivo de mi existencia era nacer para decírtelo. Camareros hipsters me han traído al mundo como el emisario de esa voluntad: tú puedes hacer lo que quieras porque eres tu propio dueño.

¿Quieres decir algo más? Mátame y pídete otro.

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