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Misión: agua para todos

Más de 600 millones de personas carecen de agua potable. Expertos de todo el mundo debaten en Abiyán cómo reducir la cifra

Dos niños dan de beber a sus burros en una charca sucia en Diffa, Níger.
Dos niños dan de beber a sus burros en una charca sucia en Diffa, Níger. Lola Hierro
Lola Hierro
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Bombas indias, irrigación, sondeos, perforaciones manuales, técnicas ancestrales, últimas tecnologías, innovación, sostenibilidad, implementaciones, agenda global, derechos humanos, objetivos de desarrollo sostenible… y agua, o la falta de ella. Para un profano, los tecnicismos marean, pero es música para los oídos de los más de 500 expertos reunidos esta semana en el hotel Radisson Blue de Abiyán, en Costa de Marfil. Llevan entre manos un asunto nada baladí: cómo lograr que quienes aún carecen de acceso a agua decente (es decir: potable, limpia y cercana al domicilio) empiecen a tenerla. Alrededor de 663 millones de personas carecen de este recurso o lo tienen pero de manera inadecuada, pese a que es un derecho humano. En el entorno rural se encuentra un 80% de ellas: 500 millones para los que un acto tan simple como abrir un grifo es, generalmente, algo con lo que solo se sueña.

Por ellos y para ellos se debate en Abiyan en un encuentro muy exclusivo entre el 29 de noviembre y el 2 de diciembre: la séptima edición del Foro de la Red de suministro de agua rural (Rural Water Supply Network - RWSN), el más importante del mundo, aseguran sus organizadores. Se celebra cada cinco años y reúne a científicos, investigadores, donantes, instituciones públicas y privadas, ONG y toda organización o particular que pueda pagar los 700 dólares que cuesta la asistencia. El preciado boleto es un acceso directo para exponer sus proyectos y escuchar los de otros colegas, la mayoría en diferentes fases de desarrollo. Éxitos compartidos, retos que aún deben ser abordados, fracasos estudiados para ser mejorados… En Abiyán se están removiendo sinergias con un lema común: agua para todos.

“Les diré por qué este encuentro es importante: para discutir maneras prácticas sobre cómo lograr el ODS 6 [acceso universal a agua], para obtener materiales y publicaciones nuevas de los asistentes y desarrollar nuevas, y para conocer a personas que en el futuro podrían colaborar con nosotros”, anima Sean Furey, especialista de la consultora suiza Skat, organizadora del evento, durante la presentación del mismo. “Aprovechen cada pausa para café y hablen con sus colegas”, insiste. En esta misma ceremonia inaugural, a primera hora del martes, se pronuncia Daniel Kabian Duncan, el primer ministro de Costa de Marfil, con una advertencia: “El agua es la fuente de vida pero también es fuente de muerte cuando no es potable y no es buena”. Se refiere a las causadas por enfermedades de transmisión hídrica: las diarreicas son la tercera causa de mortalidad entre menores de cinco años: más de 340.000 pierden la vida al año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Que en el año 2030 toda la población mundial tenga acceso a este preciado y escaso elemento es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) firmados en las Naciones Unidas en septiembre de 2015. En concreto, y como bien decía Furey, el número seis. Se han hecho grandes avances en los últimos 15 años, gracias a la puesta en marcha de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que marcaron la agenda global de desarrollo entre 1990 y 2015: en ese periodo, el acceso a agua en el medio rural aumentó del 62% al 84%, es decir, la mejora afectó a más de 500 millones de usuarios. El reto, ahora, es hacer lo mismo pero en la mitad de tiempo. “Creemos que es posible llegar a todos en todas partes, pero ningún individuo u organización puede hacerlo solo”, indica Furey. “¿Cómo se abastece de agua a las áreas aisladas y difíciles de alcanzar? ¿Cómo se puede garantizar que los más vulnerables tengan acceso a servicios óptimos en sus comunidades? ¿Cómo se protegen los recursos de aguas subterráneas para que nos beneficie a nosotros y a las generaciones futuras?. Estas son algunas de las preguntas aún sin respuesta que plantea el encuentro.

El 80% de la población mundial que no tiene agua pertenece al ámbito rural

Muchos granos de arena que quieren formar un desierto. Y así, ya de buena mañana, la sesión bautizada Modelos económicos sostenibles para llevar agua al entorno rural, patrocinada por Unicef y la Universidad de Oxford, aporta ejemplos satisfactorios: Hamaath Dione explica cómo Manobi, compañía senegalesa especializada en sistemas de información geográfica y tecnologías para teléfonos móvil, pone en contacto a gobiernos, ONG y empresas de telecomunicaciones con pequeños actores (hogares, particulares, agricultores, pescadores, cooperativas, asociaciones, comerciantes). Sus servicios: gestión participativa de las infraestructuras de acceso al agua, mantenimiento del acceso rural a las redes de agua o inventario e inspección de las redes de agua asignadas.

En la sala contigua, Patrick Alubbe de WaterCredit, describe  este sistema de crédito, promovido por la organización Water.org, que permite a las instituciones financieras ofrecer préstamos a sus clientes para productos y servicios relacionados con el agua y el saneamiento. Durante un período de cinco años entre octubre de 2010 y septiembre de 2015, el programa dio como resultado un mejor acceso al agua y al saneamiento para más de 385.000 beneficiarios en Kenia y Uganda.

Hay también mucho tiempo para hablar de las personas más vulnerables, de las acciones a pie de calle y de las poblaciones aisladas. De hecho, una sesión se titula Las personas marginadas. Comienza con el ejemplo de tantas comunidades indígenas en América Latina que están aisladas como los wayúu de la Guajira colombiana, una etnia en la que el 80% no tiene acceso a agua. Miguel Vargas y Lilian Peña, del Banco Mundial, insisten en la necesidad de derribar mitos antes de trabajar con ellos. Mitos como que es difícil tratar con ellos, como que no están interesados en usar saneamiento o en pagar por el agua o como que cualquier tecnología es contraria a su cosmovisión. “Solo hacen falta tres cosas: respeto, reconocimiento de su territorio  y sostenibilidad”, asegura Peña. Dar importancia a sus valores y cultura, a sus preferencias a la hora de tomar decisiones e incluirlos en los proyectos, son otras de las claves.

Nigussie Mihretu, de Helvetia Swiss Intercooperation, saca a los asistentes de La Guajira y los lleva hasta Etiopía para explicar cómo han fortalecido las capacidades de las comunidades apostando por formar a parejas a través de Airwash, un proyecto que aúna la formación en buenas prácticas de higiene con la sensibilización en igualdad de género. En Etiopía, donde la cobertura de agua en el ámbito rural es del 49%, la sociedad es muy patriarcal y restringe la participación de la mujer, que a su vez es el motor de la familia. En un contexto de violencia doméstica, de multitud de enfermedades de transmisión hídrica y de una falta absoluta de información en el colectivo de las casadas, se decidió dar formación por parejas y hacer debates mensuales, incluyendo visitas de dichos matrimonios a pueblos donde existía más igualdad para demostrar los resultados positivos. “Como resultado, aumentamos el entendimiento entre hombres y mujeres, estas fueron sensibilizadas en la importancia de la higiene para evitar enfermedades y ayudamos a los hombres a ser capaces de debatir con ellas sobre la división por razón de genero” , relata Mihretu.

Hay cabida para lo nuevo, pero también para lo viejo. Por eso el consultor independiente Kashyapa A.S. Yapa recomienda en su ponencia mirar hacia el pasado, hacia las técnicas ancestrales de Perú y de los incas, que consiguieron regar su árido territorio llevando canales de irrigación 80 kilómetros desierto a través. Algunas de las que presenta durante su intervención siguen vivas o se están retomando después de haber sido olvidadas y abandonadas por largo tiempo.

Sensibilizar para prevenir es otra de las posibles llaves del éxito para lograr el ODS 6, pues de nada sirve invertir recursos en lograr más agua si no se cuida la que ya se tiene. Así lo pensaron en Water Aid India, donde a pesar de que ya el 92% de la población tiene acceso a agua, los desafíos son grandes: 160 millones de personas carecen de ella y 700 practican la defecación al aire libre.

Para alertar a la población sobre un tema que de primeras no genera demasiada atención, se recurrió a una original idea: Bollywood, la industria del cine del país, la segunda en importancia en todo el mundo tras Hollywood. Rodaron una película llamada Kaun Kitney Paani Mein, lanzada en agosto de 2015 y que narra los problemas de una aldea ficticia por la escasez de este recurso. Consiguieron a la estrella cinematográfica Kunal Kapoor como protagonista y también que asistieran al estreno 400 personas, entre ellas el primer ministro Arvind Kejriwal. “La campaña se pensó para impactar en redes sociales y el toque Bollywood hizo que la gente interactuara mas en Twitter, que fuese mas fácil enganchar a los usuarios”, sostiene Ankita Bhalla.

Las cifras demuestran el éxito: 367.701 cuentas de Twitter alcanzadas, 6.457.763 reacciones y 116 cuentas que publicaron tuits nuevos sobre ella. Un ejemplo de éxito que hoy sus creadores lucen con orgullo en Abiyan, con esperanza de que sirva de ejemplo a otras personas, en otros lugares.

Haciendo realidad los derechos

La ONU reconoció por primera vez el acceso al agua y al saneamiento como derecho humano en 2010 pero poner algo en el papel no se traduce automáticamente en acciones. A menudo los burócratas no saben acerca de los derechos humanos, ni sobre sus roles y responsabilidades para ayudar a hacerlos realidad. Por eso, WaterAid y WASH United, unidos por End Water Poverty, el Instituto para el Futuro Sostenible de la Universidad de Tecnología de Sydney, UNICEF y la Red Rural de Abastecimiento de Agua han lanzado una guía orientativa con la esperanza de capacitar a quienes trabajan sobre el terreno.

El proyecto se llama Making Rights Real (haciendo realidad los derechos), y consta de tres documentos breves con consejos sobre cómo priorizar e implementar los derechos humanos para acceder al agua y al saneamiento. El anuncio se ha realizado durante el séptimo foro de la Red de Suministro de Agua Rural (RWSN) que se celebra esta semana en Abiyán, Costa de Marfil.

La guía esboza en términos sencillos lo que los países miembros de la ONU han comprometido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, e identifica a los funcionarios del Gobierno local como los actores más importantes para que esto suceda. Así, se han identificado cuatro categorías de funcionarios:

  • Superhéroes, que ya están liderando el cambio.
  • Aspirantes a héroes, que están ansiosos por el cambio pero no se sienten capacitados para hacer que suceda.
  • Rezagados, que no sienten que es su responsabilidad.
  • Objetores, que no apoyan el cambio.

Los documentos describen cómo se deben prestar los servicios: que lleguen a todos, incluidos los más pobres y marginados, que se consulte a los ciudadanos sobre lo que necesitan y desean, que los planes y proyectos se comuniquen en los idiomas locales y por los medios de comunicación... También que los servicios de saneamiento sean monitoreados para identificar problemas que deben ser tratados rápidamente, y qué presupuesto es necesario para el mantenimiento, reparaciones y mejoras para asegurar que los servicios continúen funcionando.

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.

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