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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cómo acabar con los piojos para siempre

El remedio infalible para no volver a tener a esos asquerosos bichitos en casa

No hay nada como escupir hacia arriba para que te caiga. Nada como presumir de que eso no te pasará a ti o que jamás te ha pasado. En la maternidad esto se cumple con creces. Servidora de pequeña no tuvo jamás piojos. Y miren que hubo plagas de ellos en las clases que pisé, allá por los añorados años de la EGB. Pues nada, nunca quisieron estar en mi cabeza.

Tengo dos hijas de 4 y 6. La mayor lleva “escolarizada” desde los dos y la pequeña igual. Es decir, que las cabezas de mis retoñas desde hace al menos cuatro años (una por ir al cole y la otra por contagio) podrían haber sido infestadas por ese bichito tan asqueroso. Sin embargo, hemos vivido durante esos cuatro años sin saber nada de ellos. Y miren que sí que los hubo. Había hilos interminables de WhatsApp del grupo del cole, de la clase de la mayor, de la pequeña. Y yo, idiota de mí, pensaba para mis adentros: “A estas preciosas criaturas, como a su madre, los piojos no las quieren”

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Fue a finales de este verano, pasando unos días en casa de los abuelos, cuando la pequeña empezó a rascarse la cabeza como si no hubiera un mañana. “Tiene piojos”, sentenció la abuela. Así que, raudas y veloces, tanto ella como yo inspeccionamos la cabeza con esmero y paciencia. Pero no vimos nada. Y es que la niña nos ha salido tan rubia como si yo me hubiese casado con un sueco y en los pelos rubios, los muy cabritos de los piojos, no te digo las liendres, apenas se ven. Como la mayor no se rascaba y esos días estaban durmiendo juntas, y también con nosotros, los cuatro en comandita…pues lo descartamos. Pensamos que, como tiene tal mata de pelo y hacía mucho calor, pues que sería un eccema. Craso error.

Al día siguiente mi querida suegra acudió a su cita semanal con la peluquería y fue allí y no en un lugar más discreto, donde cayó la sentencia: tenía piojos. Nos pusimos toda la familia en tratamiento. Y no se salvó ni el tato. ¡Teníamos piojos todos! Padre, madre, hermana, abuela y hasta la cuñada, que no dormía con nosotros pero que es muy de coger en brazos a las sobrinas. Estuvimos valorando internarnos en algún centro de desinfectación de la NASA , pero al final decidimos coger el toro por los cuernos. Me hablaron de unos centros que han proliferado como los piojos donde te los quitan sin utilizar ni un solo producto químico.

Escogí uno que se llama Sin más piojitos. El tratamiento, que dura como mínimo una hora, consiste en dividir el pelo en seis partes. Con una aspiradora de pelo te pasan con ella mechón por mechón para quitar los piojos, que caen como chinches, no así las liendres. A continuación, con una lupa gigantesca que tiene una luz potente, pasan una lendrera (por cierto, aprendí que se dice lendrera y no “liendrera”) para quitártelas unas por una. Por si fuera poco, vuelven luego a mano a revisar mechón por mechón. En una hora y media estás lista. Resultado: entre todos acumulábamos unos 30 piojos. ¡Qué asco!

Pero ahí no acaba la cosa. Y el que piense lo contrario, está condenado a volver a pasar, tarde o temprano, por el mismo proceso. A la semana hay que volver a revisión pero entremedias hay que:

  1. Pasarse la lendrera a diario. Todos.
  2. Hay que llevar a limpiar los coches de la familia. Con un aspirador es suficiente. Haciendo hincapié en los apoyacabezas de las sillitas infantiles y de los asientos de los mayores. De hecho, al salir del centro, nos dieron unos plásticos que cubrían todos los asientos para ponerlos hasta que hiciésemos la limpieza.
  3. Cambiar todas las sábanas, cojines de los sofás y pasar minuciosamente el tubo del aspirador de la casa en todos aquellos lugares donde reposan habitualmente las cabezas.
  4. Goma del pelo, lazos, gafas de sol, peines, cepillos y todo lo que haya tocado cabezas: al congelador, mínimo 48 horas. Existe también la posibilidad de hervir pero claro, hay cosas que mejor no hervirlas si quieres conservarlas.
  5. Niñas (o niños con pelo largo) con una buena coleta para ir al colegio. Además, durante esos días les puse gomina para que el pelo fuese todavía más impermeable y no se soltase ni uno.
  6. Gotas de árbol del té en la nuca y detrás de las orejas.
  7. Chorros de nenuco para paliar el olor de lo anterior.

Una vez que ha pasado una semana y ya no salen más liendres, entonces podremos bajar la guardia y pasar la lendrera cada dos o tres días. Pero, y aquí viene lo más importante, la lendrera se tiene que convertir en nuestra mejor amiga y ha de pasar por nuestras cabezas durante todo el año al menos una vez a la semana.

En mi caso, lo hacemos los domingos por la tarde, que es cuando tenemos más tiempo. Las meto en remojo, les lavo la cabeza, les echo crema suavizante y justo cuando la tienen les paso la lendrera, más que nada para que no me protesten por los tirones (aunque es mejor hacerlo en seco porque se ve mejor si hay o no hay aunque en mojado también se ve)

No hemos vuelto a tener piojos. Y estoy segura de que es por la constancia. Y ahora unas cuantas verdades que he descubierto durante mi lucha contra los piojos:.

En fin, espero haberles sido de ayuda. Sobre todo mucha paciencia y no se dejen engañar con trucos caseros. Al piojo y la liendre única y exclusivamente se le combate con eficacia de manera manual. Así que paciencia y al lío.

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