El Quijote y Sánchez
En otros lugares, un liderazgo avalado por primarias solo se derriba por primarias


Pedro Sánchez ha sido un quijote. Su empeño en un Gobierno alternativo al PP con partidos tan opuestos era una quimera. Una hermosa Dulcinea solo en la cabeza de Sánchez. Pero, como en el Quijote, las ilusiones del personaje revelan unas locuras colectivas más dañinas: las de la organización del PSOE.
Primero, la esquizofrenia de la doble legitimidad: representativa y directa. O, si se prefiere, feudal y plebiscitaria. En otros lugares, un liderazgo avalado por primarias solo se derriba por primarias. Como en una moción de censura constructiva. Que la mayoría del partido esté en contra del líder es intrascendente. Los barones republicanos desprecian a Trump, pero deben tragar con él porque no hay nadie que le venza. Pero en el PSOE los motines pueden revestirse siempre con alguna legitimidad.
Segundo, la propensión a las reacciones paranoicas. Ni el problema del PSOE es una conspiración de los barones, como denuncian unos, ni la gestión de Sánchez, como dicen otros. El declive electoral comenzó antes. Sánchez no ha ayudado. Pero la pregunta relevante no es qué ha ocurrido con Sánchez, sino qué hubiera ocurrido sin él. Quién sabe si, con otro líder y sin pacto con Ciudadanos, el sorpasso de Podemos no se hubiera producido ya.
Tercero, disociación o alejamiento de la realidad. El PSOE ha perdido el norte. Los votantes progresistas de las comunidades históricas, los jóvenes y las clases urbanas se identifican más con Podemos. El PSOE está atrapado en un círculo vicioso: cuanto más gana en el sur y en zonas rurales, más peso relativo ganan los representantes de estos territorios en los órganos federales, con lo que el partido se distancia todavía más del resto del país. En esta creciente asimetría, dar más poder “a los que ganan”, como reclaman algunos barones, es como intentar mantener el Imperio Romano enviando legiones a las provincias más seguras.
El PSOE necesita una reforma estatutaria que aclare la legitimidad del líder, minimice las posibilidades de revuelta y canalice recursos a los territorios perdedores, no a los ganadores. Antes de encomendarse a otro deshacedor de entuertos. @VictorLapuente
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Mueren siete elefantes en el noroeste de India tras ser arrollados por un tren de alta velocidad
Reinventar la ciudadanía: sostenibilidad digital frente a los poderes invisibles de la economía global
El acuerdo UE-Mercosur: un compromiso postergado por la política europea
Louvre, una temporada en el infierno
Lo más visto
- Uno de los promotores de la señal V-16 de tráfico: “Es duro oír el testimonio de víctimas que han sufrido amputaciones al poner los triángulos”
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Cae una organización que enviaba camiones cargados de cocaína desde Marbella hasta varios países europeos
- La princesa Leonor realiza su primer vuelo en solitario como parte de su formación en el Ejército del Aire
- Los pagos del Gobierno de Ayuso a Quirón engordan con facturas de hace una década y sin pagar desde tiempos de Cifuentes




























































