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MIRADOR
Columna
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‘Black is black’

Lo negro es negro les dirán pronto también las acusaciones a Bárcenas y a Rita Barberá, a Urdangarin y a Jordi Pujol

Julio Llamazares
Luis Bárcenas saliendo de los juzgados de Plaza de Castilla.
Luis Bárcenas saliendo de los juzgados de Plaza de Castilla.Kike Para (EL PAÍS)

Black is black (“lo negro es negro”) cantaba en los sesenta el grupo Los Bravos y uno lo recuerda ahora viendo los caras de los imputados por las tarjetas blackde Caja Madrid, así llamadas por su color pero que lo terminarían siendo también por su opacidad fiscal. Lo negro es negro os pongáis como os pongáis, dice el fiscal mientras los acusados bajan la cabeza ante las miradas de las televisiones. Ellos, que se creyeron impunes y en parte aún se lo siguen creyendo.

Lo negro es negro les dirán pronto también las acusaciones a Bárcenas y a Rita Barberá, a Urdangarin y a Jordi Pujol y a todos esos personajes que desde hace años protagonizan la vida de un país, España, que asiste impávido a la profusión de juicios a presuntos delincuentes conocidos como antes asistió a su procesamiento. Cuando un país se acostumbra a que la corrupción forme parte de su menú diario corre el riesgo de acostumbrarse también a su digestión. Y la digestión se está produciendo ahora, con todos los imputados sentados en los banquillos enseñándonos sus tripas más que sus rostros congestionados y sorprendidos. Unas tripas llenas de negras heces, las producidas por su avaricia, su codicia y su voracidad. El olor que desprenden es tan nauseabundo que ni sus perfumes y sus corbatas de seda alcanzan a disimularlo. Muchos de ellos, sin embargo, siguen pensando que es una injusticia lo que les sucede, que en lugar de ser juzgados deberían ser felicitados por el juez. Al fin y al cabo, ellos no han hecho otra cosa que lo que siempre han hecho los de su condición: aprovecharse de su superioridad moral y disfrutar de los privilegios que la sociedad concede a quienes se destacan de los demás, esa mayoría mediocre cuya vida está condenada a repetirse de padres a hijos sin otro horizonte que el de mejorar un poco ¿Quién en su situación no haría lo mismo, los propios jueces y fiscales si pudieran? Si se equivocaron de profesión es su problema, no el de ellos. Y lo mismo cabe decir de todos los que les critican.

Si yo fuera el juez, además de condenarles a prisión y a devolver el dinero que nos robaron a todos los españoles (presuntamente, faltaría más), les obligaría a cantar Black is black por los escenarios de todo el país a ver si así se convencen de que lo negro es negro y lo gris es gris como bien cantaron Los Bravos en una canción que la mayoría de ellos seguramente bailaron en sus años jóvenes. Y de que su nena ya no va a volver.

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