Hablemos de políticas
La pregunta es si de verdad el PP está dispuesto a negociar algo
Sabemos que los partidos actúan guiados por tres objetivos: conseguir el máximo número de votos, obtener o mantenerse en el Gobierno e implantar las políticas públicas que prefieren. Desde las elecciones de 2015, algunos partidos parecen haberse centrado sobre todo en los dos primeros. Ahora se abre una ventana de oportunidad para hablar de políticas.
Tras las elecciones de junio, el PP ha mejorado respecto a diciembre en el primer objetivo: ha recuperado algunos votos. Sin embargo, no los suficientes para retener el Gobierno. Si desea formar Gobierno solo tiene dos posibilidades: ir a unas terceras elecciones en busca del apoyo del que carece o negociar con otros partidos cediendo en sus preferencias de política pública. Estos días el foco está puesto en el PSOE, quien según muchos debería abstenerse para garantizar el Gobierno.
Aunque el PP afirma que su intención es evitar las elecciones, las medidas que ha presentado Rajoy desde el 13 de julio son inquietantes o, como poco, decepcionantes. Quienes insisten en que el PSOE debe mostrar responsabilidad apoyando al PP deberían analizar estas propuestas una a una: muchas son indigeribles para el PSOE, ya que agravan el problema de la desigualdad y otras son extraordinariamente genéricas y podrían concretarse en una cosa o la contraria.
Los conservadores tendrían que retirar las propuestas que disminuyen los ingresos de la Seguridad Social y las medidas fiscales claramente regresivas, criticadas incluso por la UE. La mayoría de los grupos parlamentarios están de acuerdo en incrementar el salario mínimo interprofesional o en recuperar el subsidio por desempleo para mayores de 52 años. El ingreso mínimo vital, la reforma fiscal progresiva o la recuperación de la universalidad de la sanidad parecen insoslayables.
La buena noticia es que volvemos a hablar de políticas como ya hicieron Ciudadanos y el PSOE después de diciembre. Pero la pregunta es si de verdad el PP está dispuesto a negociar algo. Este partido sería mucho más culpable de un posible fracaso que el PSOE. Sería injusto pedir al PSOE (u otro partido) que renuncie a gobernar, se arriesgue a perder más votos por apoyar a su principal adversario, que deje de lado sus propuestas de política pública y que además apoye otras que considera dañinas.
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