Piedra, mar, tierra roja y viento

Cuenta Plinio el Viejo (Historia natural, 14) que Livia (la sombra más poderosa de Augusto) vivió 86 años gracias al vino que tomaba, producido en el Carso. Del siglo I antes de Cristo al XXI después, las cosas no han cambiado: misma tierra, parecido clima, uvas y métodos familiares. Matej Skerlj recoge con alegría esta formación porque no le pesa. Trabaja las variedades de toda la vida (vitovska, terrano y malvasía), convive con el viento y los bosques sobre el golfo de Trieste y de él recibe humedad y luz. Su inspiración en la tierra, el clima y la historia nos regala vinos emocionantes y puros, palimpsestos vivos llenos de tradición milenaria: resina y pinos sobre el mar, limoneros en tierra caliza, intensidad y frescura, cereales y sol en la copa. Su vino es de trigo y sal, de arcilla roja y miel de cítricos. Seca como el viento y amable como el mar, la malvasía de Skerlj transmite la sonrisa de Afrodita, que es la del Mediterráneo.