Si los antidepresivos no funcionan, ¿por qué se recetan con soltura?
Recientes investigaciones subrayan su ineficiencia en casos no severos, mientras que en España se triplica su consumo
La depresión es un mal que afecta a unos 350 millones de personas en todo el mundo. Los síntomas son parecidos a los de un período de tristeza, pero no tienen por qué ser provocados por una causa evidente y se prolongan de manera preocupante en el tiempo. En estos casos, la única opción es recurrir a manos profesionales, pero es cada vez más frecuente salir de la consulta con una receta de fármacos antidepresivos. ¿Es este el remedio adecuado?
Un estudio reciente publicado en la revista médica The Lancet ha arrojado bastantes dudas sobre los efectos de estos fármacos tanto en niños como en adolescentes. En la investigación, en la que participaron más de cinco mil personas con depresión y se utilizaron 34 ensayos y 14 tratamientos antidepresivos diferentes, se llegó a la conclusión de que estos no aportaban ningún beneficio. Lo más alarmante es que el trabajo también revelaba una incidencia mayor de efectos secundarios de su toma tales como pensamientos suicidas. Los investigadores añaden que, en el caso de los adultos, el Prozac, un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), no es mejor que un placebo en personas con depresión leve o moderada. Incluso la empresa farmacéutica GlaxoSmithKline constató estos datos a partir de sus propias indagaciones.
Sin embargo, por otro lado, el Instituto de Ciencias de la Universidad Tecnológica de Suecia ha publicado un artículo en la revista Nature que indica que en casos de depresión grave, estos medicamentos resultan ser muy efectivos. Lo que las cifras dejan claro es que las recetas de estos medicamentos continúan aumentando en España. Su consumo se ha triplicado durante los últimos diez años, según el informe de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), y la misma fuente habla de que este mal es responsable aproximadamente de 1 millón de muertes anuales. ¿Pero si el consenso en cuanto a su efectividad no existe, por qué se prescriben cada vez más?
Útiles para depresiones graves
"Muchos pacientes que van a consulta con síntomas de depresión son los que piden el antidepresivo, porque estos fármacos crean un efecto maquillaje del dolor", explica Fernando Itza, especialista en medicina general y catedrático en la Universidad de Castilla-La Mancha.
El doctor reconoce que esta es una mala práctica extendida entre los médicos de familia. "Se pueden estar sobretratando este tipo de trastornos con los fármacos no adecuados. Lo más conveniente es que los médicos hiciéramos un esfuerzo por estudiar más a la gente y no recetar pastillas que tienen tantos efectos secundarios" explica.
"No es lo mismo el efecto de un antidepresivo para una personalidad narcisista que para una neurótica y, sin embargo, el medicamento es igual para todos", Sergio Oliveros
El desconocimiento no ayuda, porque ¿sabemos realmente qué es lo que causa la depresión o cómo ocuparnos de ella? Para Sergio Oliveros, psiquiatra y psicoterapeuta especialista en trastornos de somatización, existen muchas variables a la hora de tratar esta dolencia. "No es lo mismo el efecto de un antidepresivo para una personalidad narcisista que para una neurótica y, sin embargo, el medicamento es igual para todos", se lamenta. Aunque abundan las teorías, todavía no se saben cuáles son las causas de la depresión y no hay evidencia suficiente tras una de las razones más proclamadas: que la provoquen los niveles bajos de serotonina (lo que intenta contrarrestar, por ejemplo, el Prozac).
En niños y adolescentes, la historia torna más complicada: "Se sigue buscando un fármaco más efectivo para tratar las depresiones leves en este grupo de edad", comenta Oliveros. A pesar de todo, el especialista coincide con la investigación de Nature: “En las depresiones agudas, los antidepresivos sí funcionan".
Alivian, pero no curan
Otra de las razones que alimentan la popularidad de los antidepresivos es su evidente poder para mitigar el sufrimiento. "Lamentablemente, tienen solo una función analgésica, por lo que no atacan la causa íntima del individuo". En cuanto a su posología: "En el caso de una depresión grave, el tratamiento dura mínimo 6 meses, pero puede alargarse hasta los 12 o 18 meses para evitar recaídas. Para las depresiones leves, como sus efectos son más difusos, es más complicado", concluye Oliveros.
Para el doctor hay un problema añadido. El efecto calmante "borra otro tipo de emociones, por lo que la persona que los toma queda bajo un efecto de anestesia emocional. De esta forma, los adolescentes caen en una apatía profunda y pérdida de sentido de la vida que les puede afectar severamente", aconseja. Siempre que su médico se lo indique, opte por la psicoterapia. De hecho, el Instituto Nacional para la Excelencia en el Cuidado y la Salud americano (NICE por sus siglas en inglés) asegura en un informe reciente que para tratar la depresión leve, ir al psicólogo deber ser siempre la primera opción
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