El cordón sanitario frente a la ultraderecha en Portugal tumba la moción de censura contra Luís Montenegro
La oposición cree insuficientes las explicaciones del primer ministro sobre la actividad de la empresa de su familia, pero acusan a Chega de protagonizar una “maniobra de distracción” de sus escándalos
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Luís Montenegro seguirá al frente del Gobierno de Portugal, tras el fracaso de la moción de censura presentada por el partido de ultraderecha, Chega, después de la divulgación de la existencia de una empresa de la familia de Montenegro que incluye, entre otros objetos sociales, la consultoría y la actividad inmobiliaria. El cordón sanitario contra la estrategia de la extrema derecha pesó más para la oposición que sus críticas sobre un hipotético conflicto de intereses de Montenegro.
La moción fue rechazada por 171 votos, aportados tanto por la derecha (los dos partidos de la coalición de gobierno e Iniciativa Liberal) como por cuatro formaciones de la izquierda (Partido Socialista, Bloco de Esquerda, Livre y Pessoas-Animais-Natureza). Solo los cuatro diputados comunistas se abstuvieron. El único apoyo que sumó Chega fue el de su antiguo diputado, Miguel Arruda, que se pasó al grupo de no adscritos tras ser acusado de robar maletas en las cintas transportadoras del aeropuerto de Lisboa hace pocas semanas.
Todos los partidos, a izquierda y derecha, acusaron a André Ventura, líder de Chega, de plantear la moción de censura como “una maniobra de distracción” para desviar la atención de los escándalos que han zarandeado las filas de la ultraderecha en los últimos tiempos. El líder de Iniciativa Liberal, Rui Rocha, citó hasta ocho casos protagonizados por representantes de Chega, incluidos los de Miguel Arruda y el de Nuno Pardal, que dimitió de sus cargos tras ser acusado de prostitución de menores.
Quizás por esto, en su último discurso, Ventura dedicó casi tanto tiempo a atacar a Montenegro por no responder a preguntas como al resto de los líderes de la oposición que le habían afeado la moción de censura, una herramienta a la que Chega recurre con facilidad. Contra el socialista António Costa presentaron dos, ambas fracasadas. En una de ellas, obtuvieron el apoyo de Iniciativa Liberal, que este viernes hizo un discurso muy crítico contra Ventura.
Luís Montenegro se benefició del rechazo del resto de los partidos a la estrategia de la ultraderecha, pero eso no le libró de numerosas críticas de la oposición, que le reprocharon por no dar todas las explicaciones necesarias para desterrar sospechas sobre la actividad de la empresa. Montenegro creó una empresa familiar con varios objetos sociales (viticultura, consultoría e inmobiliario, entre otros) y, cuando se convirtió en líder del Partido Social Demócrata en 2022, vendió sus acciones a su esposa y a sus hijos. “Esta transmisión es perfectamente legal”, afirmó. “En mi vida declaré todo lo que tenía que declarar”, dijo Montenegro, que detalló la facturación de la firma desde su creación.
Sin embargo, se negó a dar la lista de clientes que contratan los servicios de la sociedad “por respeto” y tampoco respondió a las preguntas concretas que le formuló Alexandra Leitão, presidenta del grupo parlamentario socialista, sobre la declaración de pagos, servicios y entidades que contrataron sus servicios de consultoría. “Un primer ministro no puede tener clientes misteriosos”, le afeó el líder socialista Pedro Nuno Santos.
El debate tuvo lances verbales divertidos entre Montenegro y Ventura, que fueron compañeros de militancia en el PSD en el pasado, pero también enfrentamientos duros. Pocas veces se ha visto al primer ministro tan irritado en un debate parlamentario como en el primer discurso de respuesta al líder de la ultraderecha. “Llamar a esto inmobiliaria es un claro despropósito”, reprobó Montenegro, que considera que poseer acciones en una empresa no genera de por sí conflicto de intereses. Descartó, además, que los inmuebles de esa empresa puedan beneficiarse de los cambios legales que permitirán construir en suelos rústicos, que han sido impulsados por el Gobierno.
Esta reforma le costó hace pocas semanas al Gobierno portugués la dimisión del secretario de Estado de Administración Local y Ordenación del Territorio, Hernâni Dias, que había creado dos empresas inmobiliarias después de llegar al cargo, mientras participaba en la elaboración de la reforma legal que permitirá alterar la clasificación de los suelos rústicos. En los últimos días se ha desvelado que existen otros tres ministros con intereses en empresas inmobiliarias, así como cuatro parlamentarios de Chega.
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