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Claves para aprovechar nuestro tiempo

Ilustración de Anna Parini

Periódicamente nos asalta la sensación de querer dedicar más tiempo a cultivar la amistad, al deporte, a leer y quizá también a realizar alguna actividad creativa. Pero pronto nuestros propósitos se ven invadidos por otras listas interminables de “tengo que”.  Lo que no nos parece urgente, como quedar con un amigo, escribir una poesía, mirar por la ventana y ver el cielo o leer el libro que tenemos entre manos, lo dejamos para otra ocasión.

Como resultado iniciamos una suerte de malabarismos para lograr equilibrar la multiplicidad de estímulos que invaden nuestros espacios laborales y privados. Un esfuerzo que nos cansa y nos hace perder motivación. Estamos tan centrados en la acción que no nos queda tiempo para la inspiración, el disfrute de una buena conversación o simplemente para no hacer nada.

El tiempo libre es desestructurado y más difícil de configurar. Uno quiere regresar rápido a casa después de un día intenso de trabajo y cuando llega, por cansancio o por inercia, deja que le entretengan, enciende la televisión o se conecta a Internet. Son distracciones que ni nutren ni proporcionan descanso. Quizá nos brindan una pausa pero seguimos abiertos a informaciones externas que no dejan espacio al  pensamiento creativo. La televisión, el intercambio continuo a través de las redes sociales, los móviles e Internet lanzan sus estímulos y merman no solo nuestra creatividad sino la fuerza de voluntad y la capacidad de autocontrol.

Se trata de cambiar: dejar de ser espectadores pasivos y pasar a ser actores activos. Seguramente ya tiene claras las cosas que le gusta hacer: leer, escribir, ver alguna película, cantar, dibujar o bailar, tener conversaciones interesantes, hacer deporte, moverse… Pero para conseguir el tiempo necesario debe priorizar en su agenda semanal quedar con usted mismo para realizar lo que le motiva. Eso relaja la mente y le da un espacio creativo y saludable. Es lo que Julia Cameron llama ‘la cita con el artista’. Incorpore a su organización personal un par de horas semanales dedicadas a nutrir este aspecto y no renuncie a ellas.

Gozar con lo que hacemos nos permite esforzarnos sin estresarnos. Cuando alguien trabaja contento, cada día le aporta nuevas perspectivas sobre cómo gestionar sus proyectos y afrontar lo que va surgiendo. Para mantenerse saludable y creativo es recomendable incorporar unas prácticas a su rutina de manera que se conviertan en algo natural aunque empiecen como un ejercicio de disciplina.

1. Tómese los primeros veinte minutos del día con calma, medite, disfrute de un café tranquilo, escriba lo que siente. No comience el día con el móvil, haciendo listas de lo que debe hacer y corriendo. Levántese antes, y al final del día lo agradecerá. Escribir las páginas matinales plasmando lo que siente, le aclara y le conecta consigo mismo y con su mente creativa. Las páginas de la mañana le enseñarán a dejar de juzgarse y abrirse a la intuición que no es otra cosa que la voz de la sabiduría interior, la que nos guía en momentos complicados para tomar decisiones estratégicas. Es una práctica que le llevará a atravesar sus miedos, negatividad y cambios de humor.

2. Incluya en su agenda tiempos para imprevistos. Si finalmente no surge ninguno, dispondrá de un espacio para relajarse, para llamar a un amigo. Si aparece, no tendrá que correr ni estresarse.

3. Muévase. Camine todo lo que pueda siempre que pueda. Incorpore ejercicio en su rutina diaria. Muévase de la silla cada media hora, aunque sea levantarse un minuto para dar una vuelta por la oficina. Estire los brazos. Cuando movemos el cuerpo, nos revitalizamos y despejamos nuestra mente. ¿Sabía que el cuerpo se cansa más estando de pie parado, que caminando? Además de incorporar estos “micro momentos” de ejercicio, lo ideal es hacer deporte un par de veces a la semana. Si esta actividad no ocupa un lugar fijo que respetemos escrupulosamente, acaban surgiendo otras tareas y la cita con el deporte se posterga una y otra vez.

4. Mantenga conversaciones interesantes y significativas. Quede con alguien, comparta ideas, piense en alguna pregunta que contribuya a entablar una conversación generativa y a producir un encuentro memorable de lo que Martin Buber denomina la ‘relación tú-yo’. Se trata de ser auténtico para que se dé el encuentro mutuo y profundo. En palabras de Carl Rogers: “No es frecuente que tenga lugar, pero estoy convencido de que si no ocurre de vez en cuando, no vivimos como seres humanos”.

5. Medite y tendrá más tiempo para vivir lo que es esencial, para disfrutar y hacer bien lo que quiere realizar. A finales de siglo pasado, los resultados de las investigaciones de la Universidad de Harvard y la INSEAD en París, coincidieron en que las dos herramientas más efectivas para el siglo XXI son la meditación y la intuición. Con la práctica de la meditación calmamos, aclaramos y nos conectamos con la fuente de vitalidad. Ahorramos tiempo.

6. Evite dar vueltas a preocupaciones y pensamientos innecesarios. Es una de las principales causas de pérdida de tiempo. Se trata de ser capaces de revertir la tendencia de pensar demasiado, esforzarnos con ansiedad y estar cansados antes de iniciar el trabajo. Uno quiere relajarse pero no sabe cómo librarse de sus autoexigencias, y cuando se fuerza a ralentizar, se siente culpable. Priorizar y concentrarse en una sola idea ayuda a calmar la mente y a centrarse en lo básico. Si a pesar de todos sus pensamientos corren como un caballo salvaje, escriba sus sensaciones y vaya concentrándose en las que merece la pena centrarse ahora. Escribir ayuda a aclararse. La mente debe estar centrada para no perder cosas por el camino.

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