La fiebre del 'denim'
Los tejidos vaqueros recobran protagonismo en las colecciones de la nueva temporada

Sabe usted esos programas de TVE que hacen arqueología de nuestro pasado más reciente tipo Viaje al centro de la tele? ¿O la serie Cuéntame? Pues la historia de los pantalones vaqueros se presta a ser narrada así, por una tranquilizadora voz en off que enlaza imágenes de archivo. Porque, al fin y al cabo, la historia de esta prenda es la de nuestra vida. Y probablemente, todos tengamos no ya un par de vaqueros, sino una historia asociada a ellos. Dentro de la moda, son objeto y sujeto a la vez. Y son, por tanto, museizables. Así lo muestra, por ejemplo, la exposición Denim: Fashion’s Frontier, que puede verse hasta mayo en el Museo FIT de Nueva York.
Desde sus inicios como vestimenta de trabajo de los mineros americanos de mediados del siglo XIX –en lo que podría denominarse la era pre-Levi’s– hasta su omnipresencia actual –dentro de la moda, la suya ha sido la historia de una dominación–, han permanecido fieles a su funcionalidad inicial, pero por el camino han ido asumiendo cualquier connotación cultural propia de la época que les tocaba vivir. Han sido obreros, pijos, símbolo sexual de la liberación femenina… Han pertenecido al sistema, igual que le han dado la espalda. Y así, hasta la absoluta polisemia.
Con el advenimiento del siglo XX entraron de lleno no solo en los hogares de la gente, sino en la cultura popular: si el cine los sacó del sistema biempensante asociándolos a la rebeldía juvenil de, por ejemplo, Marlon Brando en Salvaje, los hippies convertirían sus perneras acampanadas en una extensión textil del inconformismo, y luego llegaría la moda para añadirles narrativa. Al principio, tímidamente. Si Elsa Schiaparelli coqueteó con el tejido en los tiempos de la alta costura dándole forma de blusa, Yves Saint Laurent también le prestó atención subiendo a la pasarela chaquetas tipo safari confeccionadas con este material. Hasta que en los años noventa del pasado siglo llegara Calvin Klein y trajera consigo el factor sexo gracias a una campaña en la que salía Brooke Shields diciendo que nada se interponía entre ella y sus pantalones. Llegados a este punto, tal es el grado de humanización de esta indumentaria que les podemos poner desde la cara de los Ramones y sus ajustados pitillo hasta la de Samantha Fox con sus pantalones hechos jirones y con efecto nevado. Pero igual que se les puede sumar cualquier lectura, a los pantalones vaqueros también se les puede despojar de toda. Esto es, uno puede hacer de ellos toda una declaración de principios, así como simplemente buscar en ellos que le hagan un buen trasero.
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