_
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Preocupante deriva turca

Bruselas debe advertir a Erdogan de que no ha recibido un cheque en blanco

Un hombre lee el periodico 'Zaman' dos días después de que su dirección fuera reemplazada.
Un hombre lee el periodico 'Zaman' dos días después de que su dirección fuera reemplazada.DENIZ TOPRAK (EFE)

Resulta muy preocupante el curso de los acontecimientos en Turquía, donde se han adoptado algunas medidas absolutamente incompatibles con cualquier sistema que se considere democrático o trate de serlo. Destaca el desmantelamiento de la dirección del principal periódico del país, caracterizado por su línea opositora a las políticas del presidente, Recep Tayyip Erdogan.

Editoriales anteriores

Pero el caso del diario Zaman —y de la agencia de noticias Chian, perteneciente al mismo grupo de medios que el periódico— no es sino el último capítulo en una constante ofensiva contra los medios de comunicación opositores, en la que sobresale la intervención arbitraria de dos emisoras de televisión críticas con Erdogan.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Esta actitud con la prensa independiente responde a una estrategia sostenida en el tiempo que ha hecho que Turquía se sitúe en los últimos puestos en cuanto a respeto a la libertad de expresión. Un dato que no debería ser pasado por alto en Bruselas ni siquiera en los momentos en los que Ankara se ha convertido en un actor clave en la resolución de la crisis de los refugiados.

Es necesario que Erdogan reciba el mensaje claro e inequívoco de que no está recibiendo un cheque en blanco para poner en práctica políticas que alejan a su país de los principios de una Europa a la que Turquía aspira, al menos en teoría, a pertenecer. La politización del sistema judicial y de las fuerzas de seguridad, la gestión militarizada del conflicto con la minoría kurda y la merma continuada de las garantías laicas que han caracterizado desde su fundación al Estado turco moderno no son precisamente indicios de que Turquía se mueve en la dirección correcta de la democracia y la integración.

La Unión Europea necesita a Turquía, pero esto no significa que pueda cerrar los ojos ante comportamientos que van contra lo que representa. Y Erdogan debe recibir señales inequívocas al respecto.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_