Una mujer contra el terrorismo
Este domingo hablamos con Beatriz Méndez de Vigo, secretaria general del CNI, cerebro de la inteligencia económica, la ciberseguridad y la lucha contra el yihadismo
No es fácil entrar en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el gran servicio de espionaje español. Allí todo es secreto. La organización y estructura interna; los medios y procedimientos; la identidad de su personal, instalaciones, bases de datos, fuentes y cualquier elemento que pueda revelar algún detalle sobre todo lo anterior. Y sus productos tienen solo un destinatario, el Presidente del Gobierno.
Con unos 3.500 agentes entre España y el exterior y un presupuesto de 240 millones de euros, la función del CNI es que el jefe del Ejecutivo disponga de todas las claves a la hora de tomar una decisión estratégica, enfrentarse a una crisis, amenaza o agresión, o defender los intereses económicos y políticos del país; negociar con un mandatario extranjero, decidir una actuación militar o antiterrorista o pagar un rescate en el Índico o el Sahel.
El País Semanal ha logrado entrar en el búnker del CNI a las afueras de Madrid para conocer y ver cómo trabaja la jefa de los espías españoles, Beatriz Méndez de Vigo, de 57 años, número dos y secretaria general de la Casa, y responsable del día a día del trabajo de los agentes españoles. Méndez de Vigo fue una de las seis primeras mujeres que ingresaron en el Centro en 1983, cuando era un coto cerrado de militares de mediana edad y de un perfil muy conservador. Hoy, un tercio de sus agentes ya son mujeres.
Discreta, anónima, dura y escurridiza, Beatriz Méndez de Vigo tiene en su cabeza todos los secretos del Estado. Y pocos conocen como ella el funcionamiento del CNI, un servicio que combina las funciones de la CIA y el FBI estadounidense, fue clave en la desarticulación del golpismo en España, después, de la lucha contra el terrorismo de ETA, y en estos momentos, contra el yihadismo. Según Méndez de Vigo, sus retos de futuro son, además, la ciberseguridad y la inteligencia económica. Y que las mujeres del Centro alcancen los máximos puestos de la organización.
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