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¿Va a responder un 'test' de salud en Internet? Piénselo dos veces

Estos cuestionarios ayudan a la salud pública y cambian los hábitos de quiénes los rellenan. Pero es necesario identificar antes sin son rigurosos

¿Quién no ha respondido alguna vez a un cuestionario de las decenas (cientos o miles) que saltan cuando estamos buceando por las páginas de Internet? Desde los que nos invitan a comprobar nuestro irresistible encanto personal hasta los que nos alientan a medirnos en inteligencia con el mismísimo Albert Einstein, por no hablar de aquellos con los que averiguaremos si nuestro nombre se inscribirá en el registro de personas supercentenarias. Casi siempre aceptamos el reto con una actitud lúdica. Sin embargo, los test relacionados con el bienestar y la salud están en otra onda, tanto por su ingente número (no hay datos concretos, pero puede orientar la cifra de más de 100.000 sitios web relacionados con la salud según la Organización Mundial de la Salud y las 137.000 aplicaciones móviles del mismo asunto) como por el tema relevante que abordan. Según el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones, la mitad de los internautas utiliza la Red para informarse sobre cuestiones de salud; y cerca del 17% de las consultas están relacionadas con la nutrición y los estilos de vida saludables. Además, casi el 4% busca información para prevenir enfermedades y mejorar su salud. Las webs privadas (de empresas de deporte o alimentación, canales de televisión, etcétera) son las preferidas de los usuarios (59%) para satisfacer su curiosidad, aunque también son muy consultados los sitios de las publicaciones científicas (un 38% de los "ciberpacientes"). El resultado de esas pesquisas influye en la decisiones de un tercio de las personas.

Así pues, la información de salud no es inocua. Por lo tanto, si se aventura a hacer alguno de los cuestionarios que encontrará en la Red, conviene que atienda a las recomendaciones de los expertos:

1. Averigüe quién está detrás del cuestionario. Sergio Vañó, presidente de la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES), apunta a que “menos del 10% de los test que se encuentran en las páginas de salud son fiables”. Por eso, tener el respaldo de una organización o sociedad médica es una garantía de calidad. La Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y la Fundación Española del Corazón han colaborado junto al Instituto Puleva de Nutrición en el desarrollo de un test orientado a mejorar el estilo de vida de los ciudadanos, como es el del Movimiento Corazones Contentos, que está disponible online y que ya han completado más de 415.000 personas. Un 70% de quienes lo han realizado, reconoce que le ha ayudado a iniciar un cambio de hábitos. El doctor José Polo, vicepresidente de SEMERGEN, considera que este tipo de proyectos les ayuda a saber de primera mano el nivel de conocimientos de la población acerca de algunas patologías, "y así poder implementar objetivos en educación para la salud”.

2. Siempre que haga una prueba, conozca su objetivo. “Si el cuestionario forma parte de un estudio científico que vaya a tener impacto en la salud de la población, se debe realizar bajo control estricto y en unas condiciones muy rigurosas, que Internet a menudo no reúne”, señala el doctor Sergio Vañó. “Para que los cuestionarios de salud por Internet sean útiles deben partir de una fuente solvente (como una sociedad científica), e incluir parámetros acordes con lo que se quiere evaluar”, continúa. Es decir: si está midiendo su riesgo cardiovascular no tiene sentido que le pregunte por su color de ojos (esta información sí interesa para baremar el riesgo de cáncer de piel).

3. No dé datos personales. Los test de salud en línea tienen un valor exclusivamente orientativo y las preguntas deberán ajustarse al interés médico (peso, estatura, sexo, hábitos dietéticos, etc.). “Un cuestionario nunca debe solicitar datos personales, excepto la dirección de correo electrónico para fines de registro”, indica Vañó.

4. Sepa que su aportación tiene una utilidad pública. Los datos recopilados a partir de las contestaciones de quienes hacen el test revelan algunos aspectos relacionados con la salud de la población general. “Cuantas más personas cumplimenten el cuestionario, más valor tendrá la información obtenida”, dice Vañó, y puede servir para tomar decisiones de salud pública.

5. Comparta los resultados con el médico. La prueba será realmente útil si le ayuda a mejorar su estado de salud y para ello se tiene que dejar asesorar por su médico. Polo asegura que el resultado del cuestionario impulsa al paciente a reflexionar sobre su salud, contribuye a mejorar la relación médico-paciente y “permite detectar qué hace mal el paciente para modificar y mejorar sus hábitos de vida”. Por lo que existen opciones fiables: solo ha de aprender a reconocerlas.

Pieza realizada para el Movimiento Corazones Contentos, una iniciativa del Instituto Puleva de Nutrición.

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