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CLAVES
Columna
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Un ‘president’ clandestino

Muchas veces Artur Mas se esconde. Estas son las veces preocupantes

Xavier Vidal-Folch

A veces da la cara, y mucho. En ruedas de prensa. En el Parlament. Así se comporta Artur Mas.

Pero otras muchas veces se esconde, se enmascara y oculta. Esas son las preocupantes.

Incluso para él. Ahora mismo tendría mejor cartel para ser reelegido presidente de la Generalitat si no se hubiese sumergido en el cuarto lugar de su lista. Así no tuvo que responder en los debates a los casos Pujol, saqueo del Palau y 3%, claro. Pero a costa de confundir, entre otros al propio Raül Romeva, que ignoraría el pacto Convergència-Esquerra para reconsagrarle. ¿Figuraba en alguna cláusula secreta escrita? A Mas le encantan. La hoja de ruta CDC-ERC-ANC-Òmnium del 14 de enero para convocar el 27-S llevaba un anejo. Permaneció secreto hasta final de junio: disponía que de haber varias listas secesionistas, las candidatas de ANC y Òmnium se repartirían “de manera equilibrada”.

Aunque se proclama transparente, tiene afición a las adjudicaciones clandestinas mediante “procedimiento negociado sin publicidad”. Ejemplo, el muy sospechoso convocado el 5 de agosto para contratar una consultoría por cuatro años para el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información: ¡80 millones!

También goza con las reuniones secretas. Como la que celebró a espaldas de su partido el 26 de octubre con la CUP mendigando dos votos para su investidura.

O con las “varias” mantenidas en secreto y en pisos francos con su padrino Jordi Pujol, este último año: con el mismo que según Mas apenas nada tiene que ver con CDC ni con “la política catalana” desde “hace más de diez años” (lo dijo el 9 de febrero ante la comisión parlamentaria sobre corrupción, tras negarse a comparecer... cuatro veces).

El último encuentro clandestino con Pujol fue glorioso. Se celebró el 21 de octubre en el piso/zulo de un exconsejero de Banca Catalana. Se acabó a los pocos minutos cuando la Guardia Civil entró en la sede convergente para buscar tresporcientos. ¿Explicaba Mas a Pujol alguna filtración? ¿Requería consejas? Mosqueado, espetó luego el president al Parlament: “¿Es algún delito?” (reunirse con el patriarca). “¿Acaso a alguien le interesa?”.

A todos. ¿Acaso no interesaría una reunión secreta de Mariano Rajoy con Luis Bárcenas en un piso de Ignacio González?

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