Tener sexo en la playa o en la piscina, ¿hará que me salgan hongos?
Los expertos dan luz verde al sexo en playas y piscinas. Siga estas pautas para evitar inconvenientes y sacar partido a la experiencia
Nos pasamos el año deseando que llegue el verano. Ese momento en el que lo único que nos preocupa es dónde conseguir una cerveza fría o si habrá medusas en el agua, cuando informes, jefes y horarios se esfuman de nuestra rutina. Es entonces, con la marcha del estrés, cuando aparecen las ganas de tener sexo. De hecho, según los datos de Informe Durex sobre Bienestar Sexual – GSWS, entre los 35 y los 65 años, la clave para mejorar la vida sexual reside precisamente el hecho de tener menos estrés. Y en líneas generales, destaca la relajación como factor clave para la satisfacción sexual del 37% de la población, sobre todo las mujeres. Y es que si la primavera nos altera, con el calor, lo que llega es el sexo sin pudor. Bien sea buscando un amor de verano con el que descubrir o revivir la pasión o con ganas de innovar en pareja, a nuestra mente vienen imágenes como la de Deborah Kerr y Burt Lancaster en De aquí a la eternidad, donde la playa y el mar parecen el escenario perfecto para dejarse llevar por un arrebato. Pero cuando trasladamos la ficción a la realidad, comienzan a entrarnos las dudas. ¿Es saludable el sexo en el agua? ¿Qué debemos tener en cuenta antes de entregarnos a húmedas experiencias amorosas?
Las fantasías sexuales se enfocan muchas veces fuera de nuestro entorno habitual y la mayoría de las personas no vivimos cerca del mar" Nayara Malnero, psicóloga y sexóloga
El erotismo del agua
La primera idea que destaca a este respecto la psicóloga y sexóloga responsable de la web Sexperimentando, Nayara Malnero, es que el agua tiene un erotismo especial para muchas de nuestras fantasías sexuales: “Se trata de un elemento que a pesar de ser ligero nos masajea, nos estimula e incluso nos arrastra, y lo hace con todos los sentidos, por lo que es estimulante por naturaleza”, dice. Es por ello por lo que muchas veces a la hora de elegir un hotel para pasar la vacaciones, buscamos que tenga una ducha amplía, o una bañera de hidromasaje, pensando en cómo innovar en la intimidad de nuestra habitación.
Sin embargo, cuando se piensa en sexo en el agua, muchas veces lo que nos viene a la mente es una piscina privada, y para los más atrevidos, una escapada a una playa poco transitada. “Las fantasías sexuales se enfocan muchas veces fuera de nuestro entorno habitual y la mayoría de las personas no vivimos cerca del mar, lo que hace que el agua sea un elemento doblemente sorprendente o excitante”, continúa Malnero. Pero no se trata solo de una cuestión de salir de la rutina. Y es que el sexo en el agua aporta una serie de características que difícilmente pueden disfrutarse fuera de la misma, tales como “menos equilibrio, ausencia de peso, más roces y sensaciones, cambios de temperatura o sensibilidad diferente de la piel, entre otras”, como aporta la experta.
Más pros que contras
Una de las cosas que solemos pensar a la hora de aventurarnos en esta experiencia sexual, es si el hecho de llegar a la penetración en el agua puede acarrear problemas como la aparición de hongos. Desmiente esta idea la ginecóloga Marta Suárez, que explica que sí es recomendable secarse siempre y no dejar la zona genital húmeda ("porque si se es propenso a tener candidiasis, la humedad puede perpetuarla”), pero que la aparición de hongos suele estar más relacionada con el uso de jabones que destruyen la flora vaginal, que con el agua en sí. Igualmente, en cuanto a cómo puede afectar, por ejemplo, el hecho de tener relaciones sexuales en agua salada a la salud de nuestros genitales, la experta indica que no hay ninguna contraindicación al respecto.
¿Y beneficios? Pues el hecho de practicar sexo en el agua facilita la lubricación, como indica la ginecóloga. A este respecto, Nayara Malnero también apunta a que en el caso de que existiera algún tipo de irritación, se puede recurrir igualmente al uso de lubricantes, “aunque, en este caso, deberán ser a base de silicona”.
Modesto Rey, portavoz de la Sociedad Española de Contracepción, insiste en que el uso de preservativo se recomienda “siempre”, se practique sexo en el medio en el que se practique
Otro de los grandes retos que se nos presenta al practicar sexo dentro del agua es cómo debemos proceder en el uso de anticonceptivos, ya que como alerta la sexóloga “algunas personas siguen creyendo que en el agua no existen riesgos”, como la posibilidad de embarazos no deseados, o como el contagio de infecciones de transmisión sexual. Modesto Rey, portavoz de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), insiste en que el uso de preservativo se recomienda “siempre”, se practique sexo en el medio en el que se practique. Concretando, el experto subraya que si bien “no se conoce a fondo la influencia del agua de mar o de las piscinas (con productos químicos) sobre el látex, se puede usar el preservativo masculino (y el femenino) en estos medios”.
Lo que sí es cierto es que debemos tener un especial cuidado en su uso. "Para empezar, vigilando el roce de la arena o de otros productos que puedan dañar el preservativo, además de su colocación. Recomiendo colocarlo fuera del agua, con una mayor facilidad, antes de que se produzca la penetración", detalla Rey.
¿Jugamos?
El primer consejo a tener en cuenta para practicar sexo en el agua debe ser sin duda tener cuidado con las miradas ajenas, y es que si se piensa en una piscina particular, solo habrá que preocuparse de los vecinos, pero a la hora de barajar una playa, o un río, es mejor que busquemos zonas poco transitadas, para no molestar y que no nos molesten. El segundo debe ser que hay que vivirlo como un juego, y pensar más en experimentar nuevas sensaciones que en disfrutar de una relación duradera y completa. “Hay que tomárselo con calma y sobre todo no tener la penetración y el coito como único objetivo. El sexo en el agua es totalmente diferente y a veces, sencillamente, no podremos llegar al final, por eso lo más divertido es disfrutar del camino y probar, aunque no sepamos si en cualquier momento vamos a tener que salir chapoteando de allí”, bromea la sexóloga.
La responsable de Sexperimentando propone dejarse llevar más por las caricias, ya que “la sensibilidad es diferente, el agua se cuela entre nuestros dedos o nuestros cuerpos, y la sensación de fricción varía”. Nayara Malnero explica que “el coito resulta un poco más difícil, pero si tenemos dónde sujetarnos sí que podemos hacer cosas muy nuevas, sobre todo porque lo más probable es que sea imposible mantener una postura fija. Las risas y la complicidad están aseguradas en esta búsqueda del placer mutuo”. De hecho, existen kamasutras especializados en el sexo en el agua, que apuestan por sacar partido a las escaleras de la piscina, a alguna roca no muy resbaladiza si estamos en el río o a buscar como punto de sujeción la colchoneta si nos perdemos en alguna playa.
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