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Otro mito sobre el sexo: ¿nos hace correr más?

Una marca de zapatillas anima a las relaciones íntimas para ser más veloces. La historia (y los estudios) no lo tienen claro. ¿Pero acaso importa?

Todos recordamos cuando el cantante mexicano Christian Castro advirtió a los concursantes de Operación Triunfo de que mantener relaciones sexuales 24 horas antes de subir a un escenario era catastrófico para un intérprete: le hacía perder uno o dos tonos. Entre deportistas profesionales, la creencia de que el sexo previo a la competición puede perjudicar su rendimiento está muy extendida. ¿Le suena eso de que los futbolistas se concentran en un hotel antes de un partido? Para los aficionados al ejercicio, sin embargo, llegan informaciones distintas. El pasado abril, la firma de calzado deportivo Brooks Running realizó una encuesta entre 1000 corredores (hombres y mujeres), y el 48% de los menores de 40 años afirmaba que practicar sexo antes de una carrera mejoraba su rendimiento. El sondeo era poco científico y, evidentemente, lanzar una idea positiva ayuda a vender zapatillas, pero ¿hay algo de cierto en ello o nos encontramos ante otro falso mito, como los muchos que se asocian a los orgasmos o al desgaste calórico de un encuentro íntimo (insignificante, como ya explicamos)?

En el deporte profesional no existe una postura oficial al respecto, y la decisión se deja en manos de los propios interesados. “Es verdad que hay casos esporádicos y puntuales de atletas que dicen encontrarse mejor si practican sexo antes de competir”, dice Pedro Manonelles, presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE) , “pero también hay sonados casos que han provocado desastres en los resultados de la competición”. Parte del fracaso de la selección brasileña de fútbol en el Mundial de Alemania, en 2006, se atribuyó a las escapadas sexuales protagonizadas por la estrella del equipo, Ronaldinho, que años después, en el ocaso de su carrera, reconoció en una entrevista a la edición alemana de la revista Playboy que le gustaba practicar sexo antes de los partidos porque así “llegaba más feliz al campo”.

Según las mediciones de parámetros fisiológicos, metabólicos y psicológicos (…) el coito no afecta negativamente ni positivamente al rendimiento físico"

Eso nadie lo duda: el sexo libera endorfinas, conocidas como “hormonas de la felicidad”. Sin embargo, estas no son necesariamente un estímulo positivo de cara a obtener buenos resultados en el deporte. “Yo no conozco que las endorfinas incrementen la confianza en la ejecución de la competición”, sostiene el especialista en medicina deportiva. En otras palabras, competir más feliz no implica correr más o meter más goles.

También podría argumentarse que el sexo antes de, por ejemplo, una sesión de running sería un buen calentamiento por tratarse de una actividad que activa el sistema cardiovascular. Para Manonelles, el calentamiento es otra cosa. “No sé cómo calificar el sexo antes de una sesión de running, pero no lo calificaría de calentamiento tal como se entiende en el deporte. No pertenece al conjunto de actividades que sirven para realizar la actividad deportiva con un mayor aprovechamiento y disminuir el riesgo de lesiones”.

Ni frío ni calor

Es más, ¿realmente podemos considerar el sexo un ejercicio cardiovascular? Depende de la intensidad con que nos entreguemos y del estado de forma de quien lo practica. “Una sesión de sexo estándar acelera el pulso, sube un poquito la tensión y posteriormente produce un periodo de vasodilatación y relajación de las arterias. Sería el equivalente a subir tres pisos de escaleras a buen paso”, afirma Ignacio Fernández Lozano, vicesecretario de la Sociedad Española de Cardiología. “A nivel cardiovascular equivaldría a un entrenamiento ligero. Desde luego, un deportista perdería pocas energías por la actividad sexual; probablemente, desde el punto de vista cardiovascular, sea más bueno que malo”, añade.

Hay estudios que recalcan que no influye ni para bien ni para mal. En 2006, investigadores de la Universidad de Costa Rica concluyeron que “basándose en mediciones de parámetros fisiológicos, metabólicos y psicológicos (…) el coito no afecta negativamente ni positivamente al rendimiento físico. Por lo tanto, el mito del efecto negativo queda descartado”. Otro estudio, de la Universidad de Quebec (Canadá), juzgaba que el efecto es casi aleatorio: “Si mejora los resultados de la mitad de los deportistas y empeora los de la otra mitad, se puede decir que, de media, no influye”. No va a quedar más remedio que practicarlo solo si se tercia (sin pensar en cómo influirá en la competición posterior). Pues mejor.

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