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Trucos para parecer más listo en una reunión de trabajo

Entrar con el portátil, soltar algún anglicismo y hacer pública una afición rara. Con estas claves, quizá consiga ese aumento

Aparentar inteligencia en una reunión de trabajo es más fácil de lo que a priori pueda parecer. Bastará con programarse para el éxito, y tocar “las notas” adecuadas, para conseguir causar esa gran impresión a su jefe o cliente, propiciando además una ovación generalizada en el resto de la oficina.

Lunes, 8 de la mañana: Comité ejecutivo con el director de proyecto y con los socios, varios ingenieros que se creen muy inteligentes, además de serlo realmente. Y el gerente, que es un hueso y apenas habla si no es para preguntar, poner alguna puntilla o para pillarle a usted. ¿Qué hacer en una situación en la que uno no se ha preparado la reunión debidamente? ¿Cómo aparentar esa seriedad profesional que algunos destilan de forma natural y que parece incompatible con esos pensamientos intrusivos sobre la juerga del fin de semana, o sobre el sexo mantenido la noche anterior? Tranquilidad: existen unos cuantos trucos manipulables que maquillarán la falta de concentración, además de darle un aire inteligente a sus intervenciones.

1. Refleje en las redes sociales solo aquello que le hace interesante

Carlos Hernández Garay, especialista en Comunicación y Vintage Digital Marketer, además de profesor de Publicidad, nos da las claves para lograr una apariencia inteligente. El experto aconseja, en primera instancia, abordar lo que hoy en día se conoce como marca personal, que no es otra cosa que trabajar de forma intencionada en la imagen de uno mismo. “En un entorno en el que nuestra información personal ha trascendido a nuestro círculo de relaciones personales directas y profesionales, podemos generar también una opinión en gente desconocida, a través de nuestra huella digital”, dice.

Se trata, pues, de trabajar voluntariamente en mostrar unos valores positivos asociados a nuestra imagen, a la par que borramos u obviamos aquellos datos que no deseamos enseñar a los demás. Ejemplos claros: sí queremos que se sepa que hemos sido CEO en la start up de una empresa puntera, pero no que conozcan esa borrachera antológica (ojo: Facebook lo carga el diablo) en la boda de nuestro primo. Trabajar en esa marca personal y digital es un trabajo previo para su lograr su objetivo: convertirse en el rey de la reunión de los lunes.

2. Entre a la reunión con gafas y portátil

Si se trata de manipular puntualmente la opinión de los demás sobre nosotros, existen estrategias mucho más simples. Por ejemplo, la de las gafas. “Aunque es el truco más viejo del mundo, llevar lentes siempre nos hará sumar un par de puntos”, dice Hernández Garay, partidario, además, de tomar notas durante el encuentro de forma continuada en nuestro ordenador portátil, bajo la premisa de que “no solo nos hará parecer más inteligentes, sino que también nos revestirá de modernidad y preparación”. Incluso los niños, según un estudio de la Universidad de Ohio, consideran a sus iguales más interesantes si portan gafas. 

3. No se corte con anglicismos y tecnicismos

Aunque tampoco abuse, a riesgo de parecer presuntuoso. Pero un expertise a tiempo (en lugar de experiencia) y demás palabros raros le harán ganarse la confianza del jefe. "O al menos es la prueba de que el empleado lee la literatura técnica que se publica en inglés. Y está, por tanto, familiarizado con sus términos", asegura Manuel García, CEO de una empresa de ingeniería industrial en Málaga. 

4. Pida más información

“Al ser usted una persona muy inteligente, no acepta las conclusiones de los demás sin tener toda la información”, explica con toda lógica Hernández Garay. Por esa razón, de forma categórica, conviene pedir más información cuando un compañero le explica algo. Siendo el no va más reclamar el estudio o la fuente del tema que se está tratando, y tomar buena nota (en su portátil) a continuación.

5. Siga al líder

Observe, detecte al líder y entérese bien de lo que dice, para empaparse de sus conocimientos y demostrarlo en sus propias conclusiones. “Además de empatizar con él, pareceremos involucrados, sumando y aportando valor a la reunión”, explica el experto en márketing. Este truco, según cuenta, es muy empleado en los entrenamientos de coach con técnicas de PNL (Programación Neurolingüística), o lo que se conoce también como trabajar el rapport. Ganarse al líder es tan fácil como soltar un “Entiendo entonces que..." antes de repetir las conclusiones a las que él mismo ha llegado, pero que, ¡voilá!, parecerán de nuestra propia cosecha.

6. Muéstrese diferente (sin caer en la excentricidad)

En el fondo, todos soñamos con resultar tan interesantes como Donald Draper, de Mad Men, en una de esas reuniones de creativos de publicidad. ¿Cuál será su secreto?, se preguntarán. Según Hernández Garay, “lo que nos resulta interesante es aquello que posee personalidad”. Nos atraen las cosas que se salen del estándar sin llegar al exceso. Y ahí va el consejo de expertise: “Estudie cuál es el perfil estándar que rodea su círculo social o laboral, como la indumentaria, los modales, los gustos, las aficiones y las tendencias socialmente aprobadas, y apórtele un toque personal”. La clave del éxito puede estar en detalles tan sencillos como volver a utilizar lápiz en lugar de boli, llevar pañuelo, o lucir unas gafas de pasta amarillo chillón que añadan un punto de personalidad diferencial. Tener pasatiempos originales y creativos también ayuda. ¿Qué tal la fotografía arquitectónica?

7. Invite a todos a la acción

“Yo les invito a que reflexionemos sobre el punto número 2”. “¿Qué estamos tratando de conseguir?”. “Creo que no debemos perder de vista nuestro objetivo principal”. “Retomemos el argumento de Fulanito cuando se refería a… “. Con estas frases, captará usted la atención del grupo, convirtiéndose en protagonista, con una chispa que no indica genialidad, pero sí seguridad y vocación de liderazgo. Así lo explica la célebre Regla 7-38-55 del profesor de Psicología de la Universidad de Calofornia Albert Mehrabian.

8. No tenga miedo a callar

Puesto que hablar es siempre una oportunidad para ponerse uno mismo en evidencia, como dictamina el especialista en Comunicación Hernández Garay, "es mejor callar, a menos que uno tenga la total seguridad de que domina el tema mejor que el resto de los participantes. En cualquier caso, cada vez que tomemos una decisión debemos irradiar seguridad en nosotros mismos”. Exactamente lo mismo que el proverbio zen: “Permanece de pie o siéntate, pero no dudes”.

9. Controle sus expresiones faciales

“El pájaro no canta porque es feliz, es feliz porque canta”. Detrás de esta frase se esconde toda la teoría del académico de la Universidad de Harvard William James. Cuando sentimos miedo, alegría, tristeza, enfado o alguna de las emociones básicas, las personas usamos siempre una forma única de expresión gestual, que se manifiesta a través de las conocidas como microexpresiones faciales. “Estas duran menos de un segundo y no se pueden falsear, aunque sí interpretar”, nos explica el teórico en comunicación no verbal José Luis Martín Ovejero.

Lo que muchas personas desconocen es que “cuando forzamos las expresiones faciales, los gestos y las posturas corporales vinculadas a una emoción, engañamos a nuestro cerebro para que pueda sentirlas como si él mismo las hubiera creado de manera automática”, en palabras del experto. Elija un buen modelo (nada de egos grandes, valore la alegría) y ensaye sus expresiones frente al espejo. Su cerebro hará el resto.

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