La historia no debe falsearse
En una carta publicada en Babelia el 2 de mayo, Francisca Puerta, profesora de investigación del CSIC, se queja de que en el artículo mío aparecido en ese mismo suplemento el 25 de abril, “todos los artistas y científicos que se mencionan son hombres”. Como debería ser evidente para cualquiera que lo lea, mi artículo trataba de la creatividad en su grado superlativo —no de si ha habido mujeres científicas—, y los ejemplos de creatividad en ciencia que puse son los, en mi opinión, mejores. Por otra parte, recomendaría a la profesora Puerta que fuese más cuidadosa: ni Marie Curie ni su esposo descubrieron, como dice, la radiactividad (eso lo hizo Henri Becquerel), sino el polonio y el radio. El teorema de Emmy Noether no significa, en absoluto, lo que dice la profesora Puerta, que de esta manera ejemplifica algo que repudio: tratar de defender una causa utilizando argumentos falsos. Se queja también de que no he citado a Dorothy Hodkin, “que logró determinar la estructura cristalina de la insulina”, pero tampoco he mencionado a Max Perutz (hemoglobina) o a John Kendrew (mioglobina). Y Rosalind Franklin fue, sin duda, una buena científica, y tuvo mucho que ver con el descubrimiento de la estructura del ADN, pero de eso a incluirla en un artículo que habla de la gran creatividad en ciencia, va un abismo. He dicho y escrito muchas veces que la menor presencia de las mujeres en la ciencia se debe a las dificultades que estas han tenido para acceder a una educación superior: por eso no es sorprendente que haya habido muchas menos científicas a lo largo de la historia, con lo que esto significa en lo que se refiere a la gran excelencia. Esperemos que en el futuro sea diferente. Pero hasta entonces, por favor, no falseemos la historia.— José Manuel Sánchez Ron.
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