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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Barbas y barbaridades

Egipto reconoce la chapucera restauración de la máscara de Tutankamón

Marcos Balfagón

La tosca reparación de la barba de Tutankamón ha sido una chapuza de dimensiones colosales. La falsa perilla del insigne personaje fue pegada a la barbilla con un aditivo —una resina epoxi— poco apropiado para la majestuosa máscara funeraria de 11 kilos de peso y 54 centímetros de longitud que acompañó al faraón en su última morada.

Al Gobierno egipcio le han llovido todo tipo de críticas por desatender de manera tan flagrante el cuidado de uno de los principales tesoros arqueológicos y quizá la imagen más emblemática del arte del antiguo Egipto.

Todo empezó el pasado agosto cuando, durante unas obras para cambiar la iluminación del Museo Egipcio, la barba postiza se desprendió y los empleados optaron por colocarla de nuevo en su sitio usando un producto que, sin duda, no era el más apropiado. Tan zarrapastrosa fue la reparación que los restos del pegamento (una masa amarillenta) eran visibles entre la perilla y el mentón.

Para esta operación, los restauradores habían utilizado un producto de secado rápido utilizado habitualmente para unir metales, piedras y plástico. Los conservadores del museo han admitido que la resina no es un material adecuado y ahora un comité científico se ocupará de inspeccionar la máscara y determinar cuál es el mejor método para que luzca con todo su esplendor. Sobre todo, teniendo en cuenta que no es la primera vez que la perilla se desprende. En 1941 ya sufrió un lance similar, aunque la restauración fue más exitosa.

Al margen de los percances que la máscara dorada ha sufrido desde que en 1922 Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón y sacó a la luz los 5.000 objetos que componían su tesoro mortuorio, de lo que se trata es de seguir los protocolos para evitar barbaridades de este calibre en el Museo Egipcio, ubicado en el corazón de El Cairo.

La galería muestra a los visitantes más de 100.000 piezas, a menudo expuestas de forma tan abigarrada y caótica que no es fácil apreciarlas. En marcha está la inauguración de un nuevo recinto que permitirá descongestionar las instalaciones. Esperemos que la mudanza no dañe nuevamente a su más ilustre inquilino.

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