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MEDIO AMBIENTE

El veneno y la caza se suman a los atropellos en el año más fatal del lince

Extremadura y Castilla-La Mancha añaden cinco muertes violentas a los pocos meses de recibir los primeros felinos. En 2014 ya han fallecido 28 ejemplares por causas no naturales

Lince atropellado en la localidad extremeña de Valencia de las Torres, donde también murió envenenado otro ejemplar.
Lince atropellado en la localidad extremeña de Valencia de las Torres, donde también murió envenenado otro ejemplar.Rafael Hernández Mancha

Gracias al aparato radiotransmisor de su cuello, el martes se encontró el cadáver del lince Kairós en una finca de Torre de Juan Abad, en Ciudad Real. El joven macho murió ahorcado en un lazo metálico para alimañas, una trampa ilegal colocada para el control de predadores, según averiguó ayer el Seprona. Kairós fue uno de los tres primeros linces liberados el 2 de julio por María Dolores de Cospedal quien admitió en el acto que habría que acabar con "los atropellos y los comportamientos irresponsables". Este lince ibérico, que ha sobrevivido en libertad poco más de cuatro meses, es la última víctima de la larga lista de 28 ejemplares muertos de forma violenta en lo que va de año en España.

A la sangría imparable que se produce en las carreteras y vías mal acondicionadas, con 20 atropellos mortales en 2014, se han sumado este año los envenenamientos, las trampas ilegales y la caza descontrolada. Estos últimos motivos de muerte violenta se han añadido al mapa de las muertes de linces tras la introducción de ejemplares en Extremadura y Castilla-La Mancha, dos comunidades que en verano recibieron en su suelo al lince por primera vez desde que se extinguiera de su territorio hace décadas.

El número de muertes violentas es completamente excesivo, hay que trabajar para pararlo", asegura el director de Iberlince

De los 16 linces liberados en estas dos regiones (ocho en cada una) ya han muerto cinco de forma violenta y otro ha tenido que ser capturado de nuevo hasta en dos ocasiones por una infección. Los más críticos con la gestión de esta reintroducción creen que no se han solucionado los problemas que provocaron la desaparición del lince en estas comunidades. "El número de muertes violentas es completamente excesivo, hay que trabajar para pararlo", asegura Miguel Ángel Simón, que no es uno de los críticos mencionados sino el director del programa Iberlince, responsable de recuperar en España y Portugal al felino más amenazado del mundo.

Hoy mismo se está completando la suelta de linces en Montes de Toledo dentro del plan que liberará entre 50 y 60 linces esta temporada entre las dos nuevas autonomías, las zonas de reintroducción de Andalucía y Portugal, que también acaba de recibir los primeros felinos. Pero las muertes violentas en Extremadura y Castilla-La Mancha ya han provocado cierta alarma: "Me preocupa porque se han concentrado demasiadas bajas causadas por la actividad humana, no lo esperábamos", reconoce Simón, en referencia a las prácticas cinegéticas y los atropellos.

Cospedal durante la suelta de un lince ibérico en Ciudad Real en julio.
Cospedal durante la suelta de un lince ibérico en Ciudad Real en julio.Junta de Castilla-La Mancha

Después de muchos años trabajando con la gente de la región, las artes ilegales y las malas prácticas de cazadores están más contenidas en Andalucía. En las nuevas autonomías algunos malos usos que están muy arraigados son muy peligrosos para los linces. "El veneno es un problemón en Extremadura", señala Ramón Pérez de Ayala, responsable de Iberlince en WWF. "Y en Castilla-La Mancha no se logra solucionar el problema del control de predadores", añade en referencia a los "miles de métodos" para cazar alimañas que se usan legal e ilegalmente y que pueden provocar más muertes de linces como la de Kairós.

A finales de agosto se encontró el cadáver de K2 en Valencia de las Torres (Badajoz) y la necropsia posterior confirmó que se trataba de un envenenamiento. Apenas duró dos meses con vida después de que le soltaran en una región con múltiples denuncias por el uso de venenos por algunos propietarios, que afectan generalmente a las rapaces. "No se ha actuado para evitar envenenamientos de linces", denuncia Victor Casco, diputado de IU en la Asamblea de Extremadura, que llevó este asunto al pleno. El Gobierno de José Antonio Monago eliminó una unidad que se dedicaba a la localización de venenos con perros adiestrados y, siendo de las últimas comunidades sin una estrategia contra el veneno, solo se ha puesto en marcha su aprobación tras la muerte de K2.

En Extremadura murió un lince envenenado tras eliminarse la unidad de detección de venenos

Cerca del lugar en el que un cebo intoxicó fatalmente a este lince, en una carretera de titularidad extremeña, alguien atropelló a Ketamina (todos los linces de 2014 reciben nombres que empiezan por la letra k). Casco acusó al responsable de Medio Ambiente de la Junta, José Antonio Echávarri, de no haber señalizado ni sensibilizado a la población en la zona de reintroducción que, además, carece de protección. Echávarri se defendió asegurando que el responsable último del proyecto de conservación del lince es Andalucía, que coordina las actuaciones. "No se han molestado en poner ni una señal y echan balones fuera", critica Casco.

La amenaza silenciosa

Aunque desde Iberlince se señala a los atropellos como un problema insostenible para los linces ibéricos (20 muertes en carretera), lo cierto es que el principal obstáculo para el crecimiento de las poblaciones es un peligro más silencioso: la epidemia que afecta a los conejos. Una enfermedad hemorrágica está diezmando la población, principal sustento de los linces, y de momento no hay más cura que esperar a ver cómo evoluciona la cepa. "Si hubiera más conejos, las hembras se pondrían a parir sin problemas", asegura Miguel Ángel Simón, director de Iberlince. Según sus cálculos, a pesar de los problemas que golpean al lince ibérico, este año se saldará con un número estable de animales en libertad (332 en el censo de 2013). "El censo que más me interesa a mí es el de hembras reproductoras", asegura Simón, "y ese también se mantendrá estable".

En Castilla-La Macha, en apenas unos meses se ha visto que el problema es la caza, a todos los niveles. El 23 de octubre un tiro en la cabeza acabó con la vida de Kenitra. Al tratarse de un delito, el caso se dirime en los juzgados, pero hay puntos oscuros que pueden estar señalando problemas de fondo. Como estaba radiomarcado, se avisó a los propietarios de la finca de que el lince se encontraba allí. Aun así, se realizó una batida para cazar zorros, con el riesgo evidente de toparse con el felino protegido. Tras matar a Kenitra, el cazador aseguró que fue una confusión. "Se sabía que estaba allí y se tenía que haber impedido la cacería, es una locura", denuncia Miguel Ángel Hernández, portavoz de Ecologistas en Acción en la región.

"Se le había notificado la presencia de este individuo", explica por correo electrónico Javier Gómez-Elvira, director general de Montes y Espacios Naturales del Gobierno de Castilla-La Mancha. "Pero en ninguna comunidad autónoma la presencia del lince conlleva la prohibición del aprovechamiento cinegético de las fincas de la zona", añade. El responsable de la introducción del lince en la región asegura que el problema no está en mantener el derecho a cazar en presencia del felino, "sino en tener la prudencia necesaria para que no se dispare a nada que no esté permitido".

En Castilla-La Mancha se usan sistemas legales e ilegales para cazar predadores que ya han matado a dos linces

Ni las balas ni los lazos parecen distinguir al lince de otros predadores, pero Gómez-Elvira defiende que su política cinegética es perfectamente compatible con la conservación del lince. "Se extinguió en su día por estas cosas y nada ha cambiado", denuncia Hernández. Pérez de Ayala cree que "la parte legal ha cambiado mucho a mejor" pero sigue habiendo un riesgo grave con métodos legales de caza que no son selectivos. Desde la Junta, se insiste en que "se pretende conseguir una población estable de individuos, lo que no excluye que haya bajas".

En los últimos años, diez linces andaluces habían cruzado la frontera hacia Ciudad Real y se conoce el desenlace fatal de tres de ellos: uno de ellos cayó en una jaula trampa (técnica ahora prohibida) y otros dos fueron atropellados. Además, Kala, otro de los linces liberados este verano en Castilla-La Mancha, fue hallado muerto en septiembre y el Seprona todavía no ha identificado con la causa de la muerte.

El lince se extinguió de estas regiones por estas causas y nada ha cambiado", denuncia Ecologistas

Para proyectos de reintroducción de felinos, los expertos señalan que es esperable un 50% de bajas entre los animales liberados durante el primer año. En las reintroducciones de Andalucía se ronda el 30% de bajas. En Extremadura y Castilla-La Mancha ya suman ese 30% en unos pocos meses. "Hay muy pocas experiencias comparables, somos pioneros", advierte Simón, responsable de este proyecto, bandera de protección de la biodiversidad en la UE, que pone 20 de los 34 millones que tiene presupuestados.

"Tenemos muchos frentes abiertos, cuatro poblaciones nuevas; es un esfuerzo muy grande estar encima de todo", describe Pérez de Ayala, quien aboga por encontrar el equilibrio entre seguir adelante con las reintroducciones y presionar para que se mejoren las condiciones: "Si esperamos a que esté todo perfecto, no soltamos linces y no recuperamos la población", dice.

La mayor parte de las zonas de reintroducción se ubican en fincas privadas, por lo que se firman convenios con los dueños. Básicamente, consisten en permitir a Iberlince acceder al terreno, para controlar y mejorar las condiciones de la finca (incluso añadiendo conejos), a cambio de implicar a los dueños en la protección del felino. "Estamos muy al principio, pero es un camino sin retorno", asegura Simón. "Los atropellos se resuelven con dinero, poniendo pasos. Los demás problemas se resuelven con concienciación y eso requiere tiempo, mucho tiempo, ganándonos la complicidad de la gente", asegura.

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Sobre la firma

Javier Salas
Jefe de sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar. Cofundador de MATERIA, sección de ciencia de EL PAÍS, ejerce como periodista desde 2006. Antes, trabajó en Informativos Telecinco y el diario Público. En 2021 recibió el Premio Ortega y Gasset.

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