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Los 1001 Tesla que caben en Nikola

La Fundación Telefónica dedica una gran exposición al genio en todas sus facetas

Recreación de un hito de Tesla: la transmisión eléctrica sin cables.
Recreación de un hito de Tesla: la transmisión eléctrica sin cables.

"Estaba atardeciendo y yo sentí el impulso de acariciar a mi gato Macak. Este era una cortina de luz y mi mano producía una lluvia de chispas lo bastante ruidosas como para que se oyeran alrededor. Mi padre, que era un hombre muy docto, tenía una respuesta para cada pregunta: 'Esto no es sino electricidad". De ahí, hasta que tal gato tenga su propia página de Facebook o de Twitter media más de un siglo. El que ha pasado para que Nikola Tesla (Smiljan, 1856), padre de la corriente alterna, se haya convertido en un icono pop. Tesla. Suyo es el futuro, la exposición de la Fundación Telefónica que arranca de hoy al próximo 15 de febrero y que afirma ser la mayor mundialmente hasta la fecha, muestra esta cara iconográfica y todas las demás de un científico célibe que ha capturado el imaginario colectivo.

Recreación de Wardenclyffe, la primera de las innumerables torres con las que Tesla pretendía generar un "Sistema Mundial de transmisión inalámbrica de energía".
Recreación de Wardenclyffe, la primera de las innumerables torres con las que Tesla pretendía generar un "Sistema Mundial de transmisión inalámbrica de energía".

"Queremos mostrar a Tesla como alguien vivo, no como un hecho histórico. Como una figura que nos habla del presente y del futuro", afirma Miguel Ángel Delgado, comisario de la exposición y autor de varios libros sobre el personaje. El paseo por la muestra subraya este rostro profético del inventor. Cada una de las 13 etapas en las que se divide la muestra —El arqueólogo de la luz, Tesla pop, Tesla, ideas como relámpagos...— se presentan de manera peculiar. No con un texto introductorio de los comisarios, sino con las palabras del propio Tesla que acuña frases como puños: "El desarrollo progresivo del hombre depende virtualmente de la invención". "El futuro, por el que tanto he trabajado, me pertenece". "Será posible proyectar de cualquier objeto que uno conciba en su pensamiento en una pantalla y hacerla visible".

El extremo de sus predicciones llega con la parte de la exposición dedicada a Wardenclyffe, la primera de las innumerables torres con las que Tesla pretendía generar un "Sistema Mundial de transmisión inalámbrica de energía". La descripción de Tesla de su proyecto parece un calco de la moderna Internet: "Hará posible la transmisión inalámbrica instantánea y precisa de todo tipo de señales sino también la interconexión del telégrafo, el teléfono y otras estaciones de señal sin ningún cambio en su actual equipamiento. Un receptor barato, no mayor que un reloj, le permitirá escuchar desde donde esté, en la tierra o en el mar, una charla que estén emitiendo en otro lugar, no importa a que distancia". En la exposición se puede disfrutar de maqueta, archivo gráfico y una recreación tridimensional del Museo Nikola Tesla de Belgrado.  

Los zapatos, guantes y sombrero de bombín de Nikola Tesla cedidos por el Museo Nikola Tesla de Belgrado.
Los zapatos, guantes y sombrero de bombín de Nikola Tesla cedidos por el Museo Nikola Tesla de Belgrado.

Pero los comisarios quieren también mostrar su lado falible. "A Tesla le hace tanto daño el olvido como la mitología. En los últimos años se le iba la cabeza y decía cosas absurdas. Tesla es alguien muy humano", opina Delgado. Entre estos defectos se encontraba su manía en el vestir. Nada más entrar espera al visitante una vitrina con sus zapatos, su bombín y sus guantes. Todo hecho a medida y listo para ser tirado, pues los guantes apenas habían sido usados eran sustituidos por otro par. Era un obseso de la pulcritud: "Usaba 20 servilletas por comida, indica María Santoyo (Madrid, 1979), comisaria junto a Delgado. También lo obsesionaba el número tres, asumió un celibato voluntario a pesar de su éxito con las mujeres para poder investigar tranquilo y creía en el éter aristotélico. "Era un cabezota. Jamás creyó en la teoría de la relatividad", afirma Delgado. Lo curioso es que Einstein no le guardaba el menor rencor. Por su 75 cumpleaños le dedicó estos elogios por carta: "Le felicito por el magnífico éxito de su trabajo en toda una vida".

Los frutos de esa devoción a la inventiva se mezclan con aspectos de su biografía, de su época y de su leyenda en la exposición. "Hemos planteado la muestra desde un punto de vista conceptual, dejando claro que Tesla era un hombre de su época, no aislado de ella", explica Santoyo. Esta intención es manifiesta en la sección más importante de la exposición, Los inventos de Tesla. El laboratorio. Dentro de una celda circular que evoca a su laboratorio de Colorado Springs. En él se repasan sus ingenios: el primer barco controlado por vapor remoto, su motor de inducción, la paternidad de corriente alterna, el generador eléctrico del Niágara, su modelo para un avión de despegue vertical... Pero también los desmanes. Como ese rayo de muerte, una supuesta arma terrible que ofrecía al gobierno estadounidense, que anunció en 1934 y que provocó una portada del The New York Times.

Portada de la revista 'Time' de 1931 por su 75 cumpleaños.
Portada de la revista 'Time' de 1931 por su 75 cumpleaños.

Para terminar el paseo, Tesla  Pop, un collage todo-vale en el que se repasa cómo el cine, los videojuegos y los múltiples fans han reinventado su figura. Hay desde cupcakes a documentales con entrevistados de lujo como Terry Gilliam o Christopher Priest, el autor de la novela que adaptó el cineasta Christopher Nolan en El prestigio. Pero los comisarios insisten a través de la museología en que no se olvide la brecha que a veces separa el mito de la realidad. Sección 2, El arqueólogo de la luz: una pista de arena con varias bombillas que se encienden enfrentadas a múltiples espejos que multiplican su brillo; recreación de la escena más famosa de la película de Nolan, la que vendió la película en los tráilers. Pero frente a ellas hay una fotografía de qué sucedió en realidad. Efectivamente, Tesla consiguió enviar energía eléctrica a través del terreno e iluminar unas bombillas. Pero eran solo tres.

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