Del mar al híper
La compra de cercanía no se limita a los mercados de barrio ni a las nuevas webs de cooperación. El principio del producto local va alcanzando a las cadenas de distribución de alimentación y en algunas de ellas hace tiempo que se ha convertido en seña de identidad
Tener acceso a productos criados, pescados o cultivados por pequeños productores y recibirlos directamente en nuestra puerta por asociación con otros compradores online (son la última tendencia en compra verde) no es la única fórmula para hacerse con carnes, pescados, verduras, frutas y hortalizas de temporada, maduradas en su latitud de origen y traídas en ciertas fechas para optimizar gastos (y emisiones). Algunos distribuidores de alimentación han hecho de estos proveedores sus socios en el objetivo de convertirse en sostenibles. “Dentro de nuestras prioridades está la de promover la agricultura, la pesca, la cría y el consumo responsable así como garantizar la calidad y frescura de los productos que distribuimos mediante el control de la cadena de valor”, aseguran desde Carrefour.
Tan fresco, tan cerca
Bonito del norte
Uno de nuestros mejores bocados del mar viene de las lonjas de Hondarribia, en Euskadi, A Coruña o Santoña, en Cantabria. Se compra a primera hora de la mañana y, gracias a la infraestructura de las cadenas de hipermercados, puede venderse a la mañana siguiente en todo España, tan fresco.
Los agricultores y ganaderos son también clave para el negocio de estas compañías. Carrefour, concretamente, asegura: “Colaboramos con 9.314 empresas, la mayoría Pymes, que nos ayudan a diferenciarnos por el amplio surtido regional que ofrecemos a nuestros clientes”.
No es difícil encontrar en sus establecimientos jornadas dedicadas al fomento del cultivo y cría de cercanía. “Desde hace más de una década desarrollamos programas de promoción de productos agroalimentarios locales, durante las cuales se conceden los Premios a la Mejor Pyme Agroalimentaria y a la Empresa más Innovadora. En 2014 los celebramos en Aragón, Castilla La Mancha, Navarra, Comunidad Valenciana, Baleares, Euskadi…”. Con estos eventos ganamos todos: reconocen el trabajo de las pequeñas y medianas empresas agroalimentarias regionales y refuerzan el surtido de productos locales en los centros para responder a una demanda cada vez más exigente. “Nos adaptamos a los gustos y costumbres de los consumidores allí donde nos encontramos”.
Compra local
Melón y sandía de Murcia y Comunidad Valenciana, melocotón y paraguayos de Murcia, Aragón y Cataluña; cerezas del Valle del Jerte, Aragón y Alicante, ciruelas de Extremadura y Murcia… El origen es la clave para garantizar la calidad y la producción sostenible.
Responsabilidad compartida
Evidentemente, el consumo kilómetro cero excluiría a la población del interior del país del placer de comer pescado del mar, entre otras cosas. Ser sostenible significa consumir responsablemente sin renunciar al confort. En esta ecuación el consumidor también tiene una misión: dedicar un pequeño esfuerzo a leer las etiquetas y decidir hacer la compra también en hipermercados y supermercados donde se promuevan políticas que reduzcan el impacto medioambiental, que fomenten el ahorro energético –por ejemplo dotando a sus centros con las últimas tecnologías–, que lleven a cabo una gestión eficiente de sus residuos y que reduzcan y compensen las emisiones de CO2.
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