Tramas principales y secundarias
Si nos cargáramos a las abejas, y parece que estamos en ello, desaparecería uno de los mayores agentes polinizadores
Un insecto polinizador es aquel que transporta el polen desde los órganos florales masculinos a los femeninos, provocando así la fecundación que dará lugar al fruto. Parece una tontería. De hecho, la polinización podría considerarse como un efecto colateral de la actividad libadora de, pongamos por caso, la abeja de la fotografía. Ahí la tienen, afanándose en recoger el néctar de la flor, que luego transformará en miel, mientras los pelos de sus patas, como sin querer, almacenan el semen que el insecto introducirá, también sin darse cuenta, en el gineceo de otra. Como en la maquinaria del reloj de cuerda, todas las piezas están al servicio de alguna finalidad. He aquí una novela en la que resulta más importante lo que sucede por debajo que lo que sucede por arriba, en la que conviene prestar tanta atención al texto como al subtexto.
Si nos cargáramos a las abejas, y da la impresión de que estamos en ello, desaparecería uno de los mayores agentes polinizadores de la naturaleza. Significa que se iría al cuerno la novela entera. El equilibrio ecológico es eso: un conjunto de líneas argumentales interdependientes donde no resulta fácil distinguir las tramas secundarias de las principales. La abeja, a primera vista, podría tomarse como una trama secundaria respecto a la de los seres humanos. Sin embargo, para los insectos sería un alivio que desapareciéramos con nuestros pesticidas. Nosotros, en cambio, no sobreviviríamos sin la actividad fecundadora de los malditos insectos. Así que no está claro quiénes son los protagonistas de este folletín llamado vida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.