El cacao de labios (gastado) no se tira

Los compuestos más sofisticados de los más ambiciosos lanzamientos cosméticos comerciales también basan su eficacia en ingredientes que provienen sobre todo de plantas. Asimismo, las marcas punteras investigan en los remedios naturales tradicionales para descubrir cuáles son los activos responsables de su eficacia e incluirlas en sus tecnológicas creaciones. ¿La diferencia? Los laboratorios detectan estas moléculas, las extraen, las diseccionan, las concentran, las fuerzan a trabajar a pleno rendimiento y las combinan con otras en un alarde de arte alquímico para obtener fórmulas magistrales con mil y un beneficios.

Por su parte, la cosmética verde no se consigue tan solo metiendo aceites, flores y hierbas en un tarro. Necesita reacciones químicas de las que abundan en la vida salvaje, y no por eso dejan de ser naturales. Con los mismos ingredientes y procedimientos aún más sencillos, podemos obtener cremas y jabones perfectamente válidos y hechos con nuestras propias manos. O un cacao de labios, que solo requiere de cinco elementos (manteca de cacao, cera de abeja, vitamina E, aceite de oliva y aceite de coco) y un envase gastado para elaborarlo (pinche sobre la foto de la derecha para ver el proceso). Es fácil siempre que el proyecto se elija bien. “Hacer un jabón, por ejemplo, es algo más difícil de lo que parece a primera vista. Hay que entender el proceso químico y cómo le afectan la temperatura y la humedad”, cuenta Tahone Jacobs, creadora de la firma de cosmética natural Per Purr.

Los cosméticos caseros también reclaman tiempo: “La mezcla de grasa con un álcali [hidroxilo metálico muy soluble en el agua] tarda en hacer reacción y convertirse en jabón y glicerina. Después, hay que mezclarlo con aceites esenciales y hierbas, dejarlo reposar en un molde de 24 a 48 horas, cortar las pastillas y dejar descansar entre cuatro y seis semanas”, continúa.

Los aceites esenciales se tratan a menos de 50 ºC para mantener sus propiedades