Comer bien para vivir más y mejor
Asistimos a un debate público sobre los efectos que una mala alimentación tiene en nuestra salud, en el que los argumentos esgrimidos responden a una visión simplista y olvida desde un principio la función vital que tienen los alimentos y bebidas, así como las ventajas de una dieta equilibrada para la salud.
No podemos caer en la irresponsabilidad de comparar los graves perjuicios que tiene el tabaco con un problema, el de la obesidad, que no se circunscribe simplemente al campo de la alimentación, sino que en él intervienen factores tan diversos como la educación, genética, estilo de vida o sedentarismo. Declaraciones como las que ha realizado un relator de la ONU, carentes de rigor o apoyo científico, contradicen la visión de los principales organismos internacionales que se han posicionado en relación con medidas de salud pública de intervención en la dieta que hacen valoraciones mucho más holísticas.
Tampoco compartimos la idea de impulsar mayores tasas fiscales a alimentos considerados perjudiciales, ya que, aparte de demonizar productos que tienen cabida dentro de una dieta variada y equilibrada, caeríamos en el grave error de simplificar el problema optando por culpar exclusivamente a la alimentación de un problema multifactorial.
Denunciamos que las afirmaciones que están surgiendo atentan contra los principios de veracidad y ética que deben regir a la hora de difundir este tipo de declaraciones, y que sólo contribuyen a enturbiar la imagen de uno de los pilares económicos, que en nuestro país, siempre ha estado comprometido con la salud de los ciudadanos.— Horacio González Alemán. Director general de la FIAB.
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