Aznar y otras musas de los políticos pintores
El expresidente ha posado para una foto de Instagram ante el retrato que le hizo George W. Bush: el último hito en la relación entre arte y política
Las pinturas de Ignacio González a bolígrafo han azotado a la opinión pública casi a la vez que la primera retrospectiva de la obra pictórica de George W. Bush Jr.. Un golpe triple que se ha rematado con la última: Aznar posando con el retrato que le hizo el presidente número 43, el cual subió una instantánea del momento a su Instagram. ¿No estará política privando al mundo de grandes genios de la historia del arte? Merece la pena valorar. ARCO ya tarda en hacer una retrospectiva de la obra de algunos de los hombres más poderosos del mundo.
George W. Bush Jr.
Polifacético él, lo mismo escribe poesía que interviene Irak, que pinta un cuadro o que lega a la posteridad todas las connotaciones asociadas a la palabra Guantánamo. Como si fuera una gran máquina que toca varios palos para terminar causando estupor. En lo referido a lo artístico, dice el cómico Graham Linehan que el estilo pictórico de Bush le recuerda al del payaso, pintor y asesino en serie John Wayne Gacy. Qué mala es la gente. ¡Si hasta la crítica de arte de The New York Times, Roberta Smith dice que tiene “un talento inquietante”! Además, es justo reconocer que lo suyo es todo un reto: así como Monet intentaba captar la luz siempre cambiante sobre la catedral de Ruan o los nenúfares de su jardín japonés, Bush debe plasmar el increíble misterio del bigote menguante de Aznar. Nuestra obra favorita, sin embargo, sigue siendo aquella performance en la que se desmayó comiéndose una galleta rasguñándose toda la cara.
Vladimir Putin
Como Bush, Vladimir es otro hombre del Renacimiento. 2010 fue su gran año: disparó a un tigre con un dardo tranquilizante, a una ballena desde una lancha y se tocó un temita a piano ante Kevin Costner. Nada comprable a cuando pintó, presuntamente en solo 24 horas, este cuadro, titulado Bordado, en el que se ve la nieve caer al otro lado de una ventana (o eso asegura él) y que alcanzó el precio de ¡850.000 euros! en una subasta benéfica. El precio de los grandes maestros es siempre elevado.
Pasqual Maragall
En 2009, cuando, tristemente, la mente de este político ya no era lo que fue, el Centre d’Art Santa Mónica le dedicó la exposición individual Pasqual Maragall mira, destinada a repasar la trayectoria de “fotógrafo con móvil” del exalcalde y expresident. Básicamente, constaba de autorretratos, con lo que Maragall demostró su capacidad predictiva y vanguardista al más puro estilo Picasso: se anticipó un lustro a la moda del selfie.
Edi Rama
Probablemente el mejor político-artista del momento. Sí, tiene nombre de cantante de reggaetón, pero resulta que es el primer ministro de Albania (apuntad el nombre para futuros Trivial). Artista antes que político, ya había expuesto en París, Berlín o Brasil cuando fue nombrado alcalde de Tirana y decidió plasmar su sensibilidad en la ciudad: decidió colorear los edificios de la capital de colores chillones. Según él, con ello consiguió “transformar el espíritu de la ciudad, que la gente fuera más cívica, tirara menos basura en la calle y pagara sus impuestos”. Lo mismito que en Madrid.
Winston Churchill
Premio Nobel de Literatura en 1953 por sus memorias, lo que de verdad le gustaba a Winston, además de los puros, era pintar. Por pudor, se presentaba en las exposiciones con el nombre de Charles Morin o Mr Winter. Pintó más de 500 cuadros y llegó a exhibir en la Royal Academy. Su influencia en la historia del arte político ha sido tal que George W. Bush lo reconoce como su principal referente estilístico. Y eso son palabras mayores, claro.
Jimmy Carter
A diferencia de Bush, Carter es demócrata, lo cual le viene muy bien a algunos republicanos porque en una ocasión el expresidente confirmó los peores miedos que los conservadores tienen sobre los liberales: “He mirado a muchas mujeres con lujuria y he cometido adulterio de pensamiento en muchas ocasiones”. También escritor, sus pinturas son todo un poema… Esas referencias a El dormitorio en Arlés, de Van Gogh, pero en versión blandi-dadá nos tienen robado el corazón.
Francisco Franco
Lo mismo te escribía el guion de su hagiografía (Raza) como se marcaba estos paisajes. Según su nieto Francisco Franco: “Cada tarde, después del café se encerraba un ratito a pintar. Era un gran dibujante […] algunos de sus cuadros eran copias de otros famosos, algún retrato de mi madre, su autorretrato. No eran excepcionales, pero sí de una calidad y un realismo casi inalcanzables para la mayoría de aficionados a la pintura”. Pende recibir la respuesta de la mayoría de los aficionados a la pintura.
Adolf Hitler
La Academia de Bellas Artes de Viena rechazó hasta en dos ocasiones a un tal Adolf Hitler como alumno. Quizá entonces la historia del siglo XX se habría escrito de una manera más pacífica. La historia del arte quizá no.
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