¿Por qué es imposible no mancharse de 'ketchup'?

El ketchup es la segunda salsa más consumida en nuestro país: después de la mayonesa y antes de la mostaza. Según el informe anual de Mercasa, la compra de salsa en los hogares españoles va en aumento. Y cada uno de nosotros invierte 1,12 euros al año en apilar botes de ketchup en la despensa. Heinz se queda con la mayor parte de la cuota de mercado: 43,5 %. Y entre todos los españoles, tan adictos al running como nos proclamamos en redes sociales, ingerimos, anualmente, 100 millones de kilogramos de salsa. Más datos: el ketchup es tomate condimentado con vinagre, azúcar y otras especias. La última tendencia es su elaboración con hortalizas orgánicas. Mancha igual.

Porque el misterio tras el bote de ketchup no es otro que la imposibilidad de derramar la cantidad adecuada sobre la bolsa de patatas fritas (oh, manjar divino). Y la consecuencia de esta imposibilidad se traduce en pegotes rojo intenso sobre nuestras manos, rostro o ropa. ¿Por qué es tan difícil consumir ketchup sin mancharse? El escritor y educador George Zaidan ha expuesto las razones físicas de la frustración en un vídeo de la plataforma de ideas TED. ¿Es una salsa líquida o sólida? ¿Influye nuestra fuerza al apretar en la cantidad que sale del recipiente? ¿Qué es un fluido no-newtoniano? Las respuestas, a continuación. Por supuesto, seguiremos manchándonos.