_
_
_
_

El mayor problema posible: ¿qué hacer si no soporto a la pareja de mi mejor amigo?

En la ficción da lugar a comedias ligeras, pero en la realidad, a muchos quebraderos de cabeza que se pueden solucionar si respondemos a dos preguntas: qué tipo de pareja es esa y también qué tipo de amistad

Amigos y parejas
Getty Images / Blanca López (Collage)

Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro. Según el poeta José Martí, todos deberíamos hacer esas tres cosas en la vida. ¿Detestar a la pareja de tu mejor amigo? No está en la lista y no es tan poética, pero desgraciadamente a todos nos suele pasar. ¿Tiene solución? ¿Hay que hacerle saber a nuestro amigo que su pareja no es de nuestro agrado? ¿Es dejar que el ambiente se vaya enrareciendo o, peor, que nos alejemos de nuestro amigo, la única alternativa?

Óscar, de 39 años, cree que la novia de su mejor amigo es una persona egocéntrica, soberbia y un tanto insolente. Pero su mejor amigo la quiere, parece feliz, y resignarse a que esta persona esté en su vida y forme parte de sus interacciones sociales es su única solución. “Eso ha hecho que esto cree dos tipos de situaciones con mi amigo”, explica Óscar. “Cuando ella viene y cuando no. Cuando no, mi relación con mi amigo es la de siempre: nos reímos y nos contamos nuestras cosas. Cuando viene, todo es diferente. Si me tomo unas cervezas hasta puedo llegar a encontrarla simpática”. El alcohol, que le funciona a Óscar, no es la solución. Hay otras.

Lo que en la vida es un drama, en la ficción puede ser una gran comedia. En un capítulo de Friends, Rachel (Jennifer Aniston) empieza a salir con Tommy (Ben Stiller). Aunque el ex de Rachel descubre que su nuevo novio tiene problemas de gestión de ira, ella no le cree al considerar que se trata de un claro caso de celos. Finalmente el grupo de amigos descubre que estaba en lo cierto, pero el episodio dejó claro que es complicado no comunicar a alguien cercano que su pareja no es de nuestro agrado sin que haya una pelea de por medio. Las mismas temáticas han ocupado algunos episodios, por ejemplo, de Sexo en Nueva York. En ambos casos el drama no se extendía más de los 22 minutos de rigor. En la vida, la cuestión se vuelve más espinosa y hace que nos preguntemos: ¿cuándo hablar del tema con nuestro amigo?

A favor de hablar: escucha, pero no des consejos que no te han pedido

“Hay que hablar del tema cuando pensamos que de verdad peligra la salud mental de nuestro amigo o si percibimos sufrimiento cuando está con su pareja”, asegura la doctora Emma Ribas, autora de Mindful Love (Plataforma Editorial, 2024). También alerta de que cuando hay dependencia emocional, lo habitual es que quien la sufre niegue la situación y se enfade al escuchar a un amigo expresar una opinión no demasiado positiva de su pareja. “En consulta me encuentro muchos casos de pacientes que se plantean cortar con aquellas amistades en las que el amigo tiene una dependencia emocional con alguien nocivo. Será por ello clave el abordaje a poner en marcha para dejar que se exprese. Hemos de preocuparnos por cómo está y abrir así una puerta de entrada para que nos explique cómo se siente en la relación. Por eso es importante hacerlo desde un espacio donde no haya juicio, desde una situación de escucha activa donde la otra persona se sienta libre y pueda expresar y desde la que evitar dar consejos si la persona no los ha pedido. Hay que validar sus emociones para encontrar esa puerta y finalmente, poder expresar lo que observamos”, asegura.

En contra de hablar: cuando son gustos personales

Por descontado, hay que diferenciar si la pareja de un amigo nos gusta porque creemos que le está haciendo daño o, simplemente, no encajamos, nos parece un plasta o directamente nos cae mal. Por eso Rafael San Román, autor de ¿Qué le cuento a mi psicólogo?, recomienda no comentar nunca nada al respecto a un amigo en el caso de que sencillamente no nos guste su personalidad y nos incomode que nuestro amigo haya escogido a esa pareja. “Si simplemente no nos gusta la persona, lo oportuno es no decir nada, porque cada uno tiene derecho a cometer sus errores y aciertos. Es más: si aunque no nos cae bien, vemos que hace feliz a nuestro amigo, hemos de celebrarlo”, asegura el terapeuta. “En cambio, sí hay que decir algo cuando nuestro amigo tiende a ponerse en riesgo o en ridículo cuando está su pareja”.

“Si no nos agrada cómo actúa cuando está su pareja”, detalla, “probablemente lo más útil sea no transmitirle nuestras impresiones personales, sino poner ejemplos de situaciones que nos parece que puedan estar haciéndole daño. Por ejemplo: ‘Me da la sensación de que cuando estás con tu pareja tiendes a hacer esta cosa que nunca haces con otras personas’. Así se pone neutralidad en el tema y se tantea sin ir a lo frontal ni al ataque personal, porque entonces, el amigo se cerrará en banda”, añade.

A favor de prevenir: creemos unas bases previas que favorezcan la honestidad

Pero teniendo en cuenta que es probable que tarde o temprano algún amigo salga con alguien que no sea de nuestro agrado, Borja Vilaseca, autor de Ama tu soledad (Vergara, 2024), cree que lo más importante es anticiparse. “Una amistad verdadera necesita unas bases y por ello, lo oportuno es poder hablarlo a priori y decirle a un amigo que si alguna vez siente que estamos saliendo con alguien y que esa relación nos está cambiando de forma negativa, nos gustaría que nos lo dijera. Eso denota un gran nivel de madurez para poder ser confrontado en algún momento, algo que en general no nos gusta, y menos cuando no lo hemos pedido. Al crear esas bases, si finalmente el supuesto ocurre, podrá ser algo a comentar y podrá ser dicho con asertividad, sin darlo como una verdad objetiva”, dice.

¿Por qué, por lo general, tenemos tanto miedo a hablar de este tema con amigos? “La razón es que tenemos una gran dificultad de ser autocríticos y cuestionados. Por eso, a veces estas conversaciones pueden hacer que la amistad se resienta y cosechemos el resultado opuesto al buscado. Se ha de decir con humildad y asertividad, pero dependiendo del nivel de consciencia de a quien se le hace el comentario, la reacción puede ser diferente, porque puede vivirlo egocéntricamente o como un ataque personal y por ello, no sabrá salir de su incomodidad para entender que el motivo de esa conversación es que nos preocupamos. En el fondo, hacer terapia es contarle nuestra narrativa subjetiva a alguien para tener un feedback objetivo y un buen amigo tendría que servir para dar un feedback objetivo al cuestionar nuestra narrativa”, asegura.

A favor de hablar: ¿es tu amigo un amigo de verdad?

Por más que hay expertos que aseguran que cuando creemos verdaderamente que un amigo no es su mejor versión cuando sale con alguien o cambia de forma negativa al estar con esa persona, es conveniente decirlo, la doctora Emma Ribas cree que solo tiene sentido en relaciones profundas en las que poder centrar la conversación en la amistad. “Podemos hablar de cómo nos sentimos y manifestar a la otra persona que hemos observado un cambio hacia nosotros, no porque su pareja sea mejor o peor, sino porque hemos notado que su comportamiento respecto a nosotros ha cambiado. Se trata de hablar sobre lo que nos afecta sin meternos en la relación de pareja, focalizando así en la relación de amistad. Una clave importante será preocuparnos por cómo está la otra persona, para que así explique cómo se siente en la relación. Por eso es importante hacerlo desde un espacio donde no haya juicio, adoptando una posición de escucha activa donde la otra persona se sienta libre y pueda expresar y por supuesto, desde la que evitar dar consejos si la persona no los ha pedido. Si validamos sus emociones, finalmente podremos expresar lo que observamos”, concluye.

Es decir: ante casos de abusos y toxicidad, es fundamental hablar del tema, y cuando se trata de una amistad verdaderamente profunda, si la pareja en cuestión realmente está cambiando la dinámica de la relación, puede ser un asunto a ser tratado desde la asertividad y huyendo del juicio. Óscar lleva las de perder en este caso. “Su novia no es ni abusiva ni tóxica, solo me cae mal”, se lamenta. “Y si desease que empezase a ser abusiva y tóxica para que mi colega la deje, entonces el tóxico pasaría a ser yo”. Eso también podría ser un buen episodio de Friends. Si fuese gracioso.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_